Cuando Calatrava vuelve, los medicos se van.

LEVANTE-EMV, GREGORIO MARTÍN Viernes, 24 de Octubre de 2008.

Entre otras muchas cosas, Santiago Calatrava, valenciano con estudio central en la solidaria Suiza, tiene mucho de paradigma de lo que ha ocurrido en estos últimos años en esta tierra. Desgraciadamente, además de su indiscutible valía como ingeniero/arquitecto, parece demostrada su incapacidad para acertar en las estimaciones presupuestarias de sus diseños; unas obras tan destinadas a asombrar a parte del mundo, como a ser objeto de millonarias minutas tanto para el propio genio de Paterna, como para las empresas que materializan sus diseños. En este contexto, contrasta la cólera expresada por la ciudad de Venecia con motivo del presupuesto final por el que le ha salido su puente de Calatrava, con el silencio complaciente de Valencia -cuyo catálogo local se habría incrementado el 9 de octubre con el Pont de l´Aussut de l´Or, de no ser por errores técnicos que le mantienen en estado de «no servicio»- siendo como es, esta ciudad, toda una referencia de incumplimientos presupuestarios muchísimo mayores que los del puente veneciano.
Por otro lado, se hace muy duro constatar, tanto como paciente, como ciudadano, la veracidad de los comentarios de los profesionales de la sanidad pública valenciana que se quejan de la marcha a destinos alejados de la Comunitat de muchos nuevos médicos y enfermeros en busca de puestos de trabajo mejor remunerados y reconocidos. Mas allá de la escandalera que el PP ha montado por no recibir unos adelantos que, en mi modesta opinión, no le corresponden, y de la incapacidad del ministro de Sanidad de explicar lo que realmente pasa, el resumen de la situación la dio hace pocos días Pedro Solbes en una entrevista radiofónica: «Dentro del sistema de financiación no existe una partida de dinero específica para la sanidad, sino un monto global para cada comunidad autónoma, quien debe decidir a qué áreas lo destina». La respuesta del vicepresidente es desgraciadamente impecable y adelanta una dura realidad para todos los pacientes de la sanidad pública, ante la respuesta que el Ministerio de Hacienda va a dar (porque no puede dar otra) al ingenuo documento del Ministerio de Sanidad junto a las 17 administraciones sanitarias de las comunidades autónomas, reunidas en el inútil Consejo Interterritorial de Salud, solicitando que se garantice la sostenibilidad del actual Sistema Nacional de Salud. Dejémonos de juegos florales, para que la sanidad pública se pueda sostener. Las comunidades autónomas, unas más que otras, tienen que renunciar a otros gastos públicos y ésta es una circunstancia en la que la Generalitat Valenciana no ha sabido estar a la altura que sus obligaciones le demandaban en una sociedad democrática. Por si hubiera alguna duda, Solbes considera lógico y «esperable» que los consejeros de Sanidad, junto a Bernat Soria, reclamen más dinero para su área, pero ha insistido en que son las autonomías las que deben repartir los recursos financieros y destinarlos a las áreas que crean convenientes. En otras palabras, si se pagan genios como Calatrava, se corre el riesgo de que los médicos y otros profesionales no puedan ser retribuidos con la misma intensidad.Cualquiera que sea la opción política del lector, creo que sentirá un cierto alivio cuando el vicepresidente segundo del Gobierno, micrófono en mano, se muestra convencido de que se llegará a un acuerdo para el nuevo sistema de financiación autonómica, en el que «habrá algo más de dinero», aunque tenga que ser él mismo, quien mucho mejor informado que su colega Soria y asumiendo el papel de vigilante de los dineros públicos porel que le pagamos, diga con una claridad que todos debemos interiorizar: «Si los ingresos del Estado van a peor, los ingresos de las comunidades autónomas también irán por esta senda». Y como político ya no puede ser más claro: «Quien piense que la crisis es sólo del Gobierno central y a las comunidades autónomas no les toca, se equivoca».En estos días en que el equipo de Camps ya no sabe qué decir para justificar la deuda sanitaria y con la angustia personal que tiene uno de ver los sesenta años ya cercanos, como homenaje a tanto buen profesional médico que sigue trabajando en esta tierra, hoy se puede entender mejor porqué Calatrava vuelve tanto a Valencia y porqué tantos médicos se nos van.*Catedrático en Ciencias de la Computación. Universitat de València

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