FRANCIA, LA IZQUIERDA HA VUELTO.

POLÍTICA

 

La mayoría de las grandes ciudades, incluida París, son socialistas

Francia: la izquierda ha vuelto

REYES MADRID

La izquierda – no meramente el Partido Socialista, sino el partido y su buena política de alianzas – ha ganado arrolladoramente las elecciones municipales y regionales francesas y su victoria altera por completo el panorama político creado por la victoria de la derecha en las presidenciales de mayo pasado.

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 Las cifras permiten ser categóricos: ocho de las once mayores ciudades del país son para la izquierda, incluyendo París, y casi dos tercios de las mayores de 100.000 habitantes y también 59 Consejos Regionales de los 101 y eso porque ha recibido un total de casi el 52 por ciento de los votos frente al 44,5 de la derecha.

Disciplina y ganas de victoria
A destacar la disciplina y la eficacia de los acuerdos previos en este dato pequeño pero muy revelador: el número de sufragios obtenidos por el campo progresista es prácticamente idéntico en las municipales y las cantonales: 51,8 y 51,2. Esta conducta traduce el éxito de la flexible e inteligente política de arreglos pre-electorales o sobrevenidos tras la primera vuelta, que ya indicó una neta preferencia por la izquierda pero dejó abierta la cuenta final. 

El PS, sin volver formalmente a los días de la gauche plurielle, supo dar oportunidades y sitio a comunistas y Verdes. La elección de ayuntamientos o consejos (concejales y consejeros) lo permite.

La apuesta fallida de Bayrou
El célebre tercero en discordia, el MoDem (Movimiento Democrático, resultado de la reordenación de las viejas fuerzas del antiguo centro (Unión por la Democracia Francesa) de François Bayrou, es el gran perdedor de la jornada porque optó por una extravagante política de alianzas dependiente de las baronías locales y sus intereses y porque él mismo se empeñó en alcanzar por su cuenta y riesgo la alcaldía de Pau. Y fracasó.

Su fiasco confirmaría lo sabido: su excelente prestación en la primera vuelta de las presidenciales era resultado, sobre todo, de una conducta concreta del público que, sabedor de que lo definitivo estaba en la segunda, quiso mandar un mensaje a Nicolas Sarkozy y Segolène Royal… antes de votar a uno de los dos.

En algunas ciudades el PS no tuvo inconveniente en hacer arreglos con candidatos progresistas del MoDem, pero en la mayoría y en las áreas cruciales rehusó. Y atinó con esa línea.

Marsella y Burdeos
Varias grandes ciudades con decenios de ayuntamientos de derecha, como Toulouse por ejemplo, han caído del lado de la izquierda y el triunfo progresista no ha sido demoledor solo porque, por muy estrecho margen, la UMP de Sarkozy ha conservado la alcaldía de Marsella en la persona de Jean-Pierre Gaudin y, probablemente, por el voto en su favor de los votantes del Frente Nacional, allí numerosos, que decidieran concurrir.

En Burdeos el triunfo conservador era, en cambio, esperado y se evidenció ya en la primera vuelta: feudo de los gaullistas clásicos en los años incontables del prestigioso Chaban-Delmas, lo es ahora de quien entiende ser su sucesor, Alain Juppé.

Este antiguo primer ministro y verdadero creador de la UMP, es una criatura política de Jacques Chirac, y ha tenido que jurar a los vecinos que no hará nada en política fuera de ser regidor de la gran ciudad aquitana.

El PS y la señal al presidente
Ante la gran victoria, el PS, cauteloso y casi en vísperas de un crucial Congreso que debe reordenar y reforzar sus filas cancelando las divisiones internas, ha optado hábilmente por un perfil modesto, alabando a sus compañeros de estrategia electoral y probando que un cambio es posible y, por lo visto, deseado.

La señal enviada al Elíseo es un grito audible a miles de kilómetros de distancia y el prudente Le Monde titulaba ayer con la fórmula clásica de que el resultado es una sanción para el gobierno y su creador, el presidente Sarkozy. Y la señal traduce que la gauche est de retour (“la izquierda ha vuelto”).

En primera instancia, y se encargó de anunciarlo el primer ministro Fillon, nada cambiará y la agenda de reformas se mantiene y se esperará todo lo necesario a que ofrezcan resultados, según el discurso oficial. Pero ya está anunciado un cambio, formalmente menor, en el gobierno.