SARKOZY PIDE A LA COMUNIDAD INTERNACIONAL EL DESARME EN PLENA PRESENTACIÓN DE UN SUBMARINO NUCLEAR.

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PÚBLICO.ES/AGENCIAS – 21/03/2008 12:36
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha anunciado hoy que Francia piensa reducir un tercio los misiles aéreos nucleares y ha pedido a la comunidad internacional que se inicie una época de desarme, que se abran unas negociaciones entre todos los países para prohibir, por ejemplo, los misiles tierra-tierra de corto y medio alcance dotados de ojivas atómicas. 

Todo esto lo propuso Sarkozy en plena presentación de un nuevo submarino nuclear. El aparato de guerra- lanza misiles, lleva un nombre muy explícito: ‘Terrible’.

Además, el presidente llamó a una moratoria «inmediata» sobre la producción de materiales fisiles militares, e instó a todos los países a ratificar el tratado de prohibición de las pruebas nucleares, y a las potencias atómicas a desmantelar todas sus instalaciones de ensayos nucleares.

Irán, la amenaza

Antes, el líder francés había puesto a Irán de nuevo como ejemplo de amenaza. Sarkozy opina que la seguridad de Europa «está en juego» mientras un país como Irán siga aumentando el alcance de sus misiles. «Cada cual debe ser consciente hoy en día de que los misiles nucleares de potencias incluso lejanas, pueden alcanzar Europa en menos de media hora. Hoy sólo las grandes potencias disponen de tales medios. Pero otros países en Asia y en Oriente Medio desarrollan a marchas forzadas capacidades balísticas», agregó.

«Pienso en particular en Irán», que «aumenta el alcance de sus misiles en momentos en que hay graves sospechas sobre su programa nuclear», dijo Sarkozy, considerando que es «la seguridad de Europa la que está en juego».

LA SECRETARIA DE ESTADO FRANCESA DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE, RAMA YADE, APUNTA UN BOICOT A LA APERTULA DE LA OLIMPIADA DE PEKIN SI SIGUE LA REPRESIÓN EN EL TIBET.

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FRANCIA NO DESCARTA UN BOICOT A LA CEREMONIA DE APERTURA DE LOS JUEGOS DE PEKÍN, SI CONTINÚA LA REPRESIÓN EN EL TIBET, SEGÚN LA SECRETARIA DE ESTADO DE LOS DERECHOS HUMANOS…

La secretaria de Estado francesa de los Derechos del Hombre, Rama Yade, se ha manifestado a favor de un boicot a la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Pekín si la represión china produce un baño de sangre en el Tíbet.

“Si hay un baño de sangre…”.Según informan las ediciones digitales de la prensa francesa, Rama Yade declaró que «si hay un baño de sangre en Tíbet, no veo qué voy a hacer yo en unas gradas observando una manifestación deportiva». La posición oficial francesa sigue siendo que no cabe ser más papista que el Papa en este asunto, puesto que el propio Dalai Lama no ha llamado formalmente a un boicot de las Olimpiadas.

Reporteros Sin Fronteras por el boicot. La posición expresada por Rama Yade coincide con una propuesta lanzada por Reporteros sin Fronteras, consistente en boicotear sólo la ceremonia de apertura del 8 de agosto. Sin embargo, el ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, a cuyas órdenes está Rama Yade, ya calificó esta idea de «no mala», pero «irrealista» porque «la hostilidad de cara a nuestros amigos chinos no compensaría. Inventemos otra cosa». Por contra, entre quienes se han pronunciado por un boicot total a los Juegos de Pekín figuran dirigentes socialistas como el ex ministro de Cultura Jack Lang, que ha denunciado la «cobardía internacional», y el filósofo Bernard Henri Lévy.

FRANCIA, LA IZQUIERDA HA VUELTO.

POLÍTICA

 

La mayoría de las grandes ciudades, incluida París, son socialistas

Francia: la izquierda ha vuelto

REYES MADRID

La izquierda – no meramente el Partido Socialista, sino el partido y su buena política de alianzas – ha ganado arrolladoramente las elecciones municipales y regionales francesas y su victoria altera por completo el panorama político creado por la victoria de la derecha en las presidenciales de mayo pasado.

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 Las cifras permiten ser categóricos: ocho de las once mayores ciudades del país son para la izquierda, incluyendo París, y casi dos tercios de las mayores de 100.000 habitantes y también 59 Consejos Regionales de los 101 y eso porque ha recibido un total de casi el 52 por ciento de los votos frente al 44,5 de la derecha.

Disciplina y ganas de victoria
A destacar la disciplina y la eficacia de los acuerdos previos en este dato pequeño pero muy revelador: el número de sufragios obtenidos por el campo progresista es prácticamente idéntico en las municipales y las cantonales: 51,8 y 51,2. Esta conducta traduce el éxito de la flexible e inteligente política de arreglos pre-electorales o sobrevenidos tras la primera vuelta, que ya indicó una neta preferencia por la izquierda pero dejó abierta la cuenta final. 

El PS, sin volver formalmente a los días de la gauche plurielle, supo dar oportunidades y sitio a comunistas y Verdes. La elección de ayuntamientos o consejos (concejales y consejeros) lo permite.

La apuesta fallida de Bayrou
El célebre tercero en discordia, el MoDem (Movimiento Democrático, resultado de la reordenación de las viejas fuerzas del antiguo centro (Unión por la Democracia Francesa) de François Bayrou, es el gran perdedor de la jornada porque optó por una extravagante política de alianzas dependiente de las baronías locales y sus intereses y porque él mismo se empeñó en alcanzar por su cuenta y riesgo la alcaldía de Pau. Y fracasó.

Su fiasco confirmaría lo sabido: su excelente prestación en la primera vuelta de las presidenciales era resultado, sobre todo, de una conducta concreta del público que, sabedor de que lo definitivo estaba en la segunda, quiso mandar un mensaje a Nicolas Sarkozy y Segolène Royal… antes de votar a uno de los dos.

En algunas ciudades el PS no tuvo inconveniente en hacer arreglos con candidatos progresistas del MoDem, pero en la mayoría y en las áreas cruciales rehusó. Y atinó con esa línea.

Marsella y Burdeos
Varias grandes ciudades con decenios de ayuntamientos de derecha, como Toulouse por ejemplo, han caído del lado de la izquierda y el triunfo progresista no ha sido demoledor solo porque, por muy estrecho margen, la UMP de Sarkozy ha conservado la alcaldía de Marsella en la persona de Jean-Pierre Gaudin y, probablemente, por el voto en su favor de los votantes del Frente Nacional, allí numerosos, que decidieran concurrir.

En Burdeos el triunfo conservador era, en cambio, esperado y se evidenció ya en la primera vuelta: feudo de los gaullistas clásicos en los años incontables del prestigioso Chaban-Delmas, lo es ahora de quien entiende ser su sucesor, Alain Juppé.

Este antiguo primer ministro y verdadero creador de la UMP, es una criatura política de Jacques Chirac, y ha tenido que jurar a los vecinos que no hará nada en política fuera de ser regidor de la gran ciudad aquitana.

El PS y la señal al presidente
Ante la gran victoria, el PS, cauteloso y casi en vísperas de un crucial Congreso que debe reordenar y reforzar sus filas cancelando las divisiones internas, ha optado hábilmente por un perfil modesto, alabando a sus compañeros de estrategia electoral y probando que un cambio es posible y, por lo visto, deseado.

La señal enviada al Elíseo es un grito audible a miles de kilómetros de distancia y el prudente Le Monde titulaba ayer con la fórmula clásica de que el resultado es una sanción para el gobierno y su creador, el presidente Sarkozy. Y la señal traduce que la gauche est de retour (“la izquierda ha vuelto”).

En primera instancia, y se encargó de anunciarlo el primer ministro Fillon, nada cambiará y la agenda de reformas se mantiene y se esperará todo lo necesario a que ofrezcan resultados, según el discurso oficial. Pero ya está anunciado un cambio, formalmente menor, en el gobierno.

EL DIARIO «LIBERATION» PROPONE LA ESPAÑA DE ZAPATERO COMO MODELO PARA FRANCIA.

POLÍTICA

Es un «imán» para la juventud y un país «próspero y moderno»

‘Liberation’ propone la España de Zapatero como modelo para Francia

EFE

«¡Viva España!», proclama el diario francés de izquierdas ‘Liberation’ en su portada. Con motivo de las elecciones generales del domingo, el rotativo de izquierdas dedica la edición de hoy a nuestro país, al que describe en su editorial como un «imán» para la juventud europea y un país «próspero y moderno».

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‘Y si hubiera una verdad más allá de los Pirineos’, empieza el editorial: España aparece como ‘un espejo invertido de Francia’, con una izquierda moderada y de Gobierno ‘que ha sabido aliar modernidad económica y red social’.

La antítesis de Sarkozy
Su líder, José Luis Rodríguez Zapatero, es quizás ‘apagado’ pero su carácter ‘serio’ y ‘resueltamente anti bling-bling’ (estética de ostentación) es sinónimo de una forma de gobernar ‘responsable y coherente’, agrega el editorialista de este diario, que, hace unas semanas, llamaba presidente ‘bling bling’ al jefe de Estado francés, Nicolas Sarkozy.

Lecciones de la sociedad española
Recalca que la ‘liberalización’ de la sociedad española, bien sea con el matrimonio gay o el papel de la mujer, llevada a cabo por el Gobierno con el apoyo de los españoles es otra ‘lección’, lejos de las órdenes ‘moralizantes’ de la ex candidata socialista a la Presidencia francesa Ségolene Royal o del ‘canónigo del Elíseo’. Otra lección es el lugar dado a los extranjeros considerados como ‘bazas’, ‘sin crispación identitaria ni test de ADN’, señala.

Crisis económica
Si bien puede parecer ‘frágil’ la prosperidad de España, basada ‘casi exclusivamente’ en el sector inmobiliario hoy en crisis, y ese país tiene todavía que encontrar una ‘solución perenne’ para hacer convivir a las naciones que la constituyen, estos ‘desafíos serios no deben recusar un cierto modelo de sociedad ‘made in España», concluye el editorialista.

Acusaciones de Rajoy
De la oposición de Mariano Rajoy destaca la utilización de la inmigración y las acusaciones a los socialistas de ‘querer desmantelar a España negociando con ETA y dando demasiado autonomía a los nacionalismos’ .

Entre otras cosas, el número especial recoge un retrato de Zapatero y un artículo de Fernando Savater titulado ‘Manifiesto por una España solidaria’ y otro de Alain Duhamel sobre los ‘socialistas españoles: la izquierda soñada’.

FÉLIX BORSTEIN: «LA GLOBALIZACIÓN FRENTE A LA POLÍTICA»

OPINIÓN
La globalización frente a la política
FÉLIX BORNSTEIN

/ AJUBEL

/ AJUBEL

Por qué un político aparentemente tan conservador como Nicolas Sarkozy ha cooptado para su nuevo Gobierno a destacados dirigentes de la izquierda? ¿Por qué el reaccionario debelador del espíritu del 68 ha encargado la «Política de la Ciudad» a Fadela Amara, fundadora del grupo feminista «Ni putas ni sumisas» y activa dirigente de los beurs, el grito de guerra de los inmigrantes magrebíes que claman por su inclusión en la sociedad francesa? ¿Por qué al mismo tiempo nombra ministra a Christine Boutin, contraria al aborto y del ala más derechista de la UMP, el partido de Sarkozy? Podríamos seguir con las preguntas añadiendo otros nombres, pero sólo citaré el de Christine Lagarde, nueva ministra de Economía, Finanzas y Empleo, una liberal formada en Estados Unidos que gestionará la próxima reforma fiscal y la del mercado de trabajo. El primer ministro François Fillon dirigirá, pues, un equipo explosivo: tecnócratas muy competentes, mezclados con políticos duros de líneas ideológicas teóricamente enfrentadas.

En el siglo XIX, el filósofo G. Jellinek acuñó el concepto del «poder normativo de lo fáctico». Y, a comienzos del siglo XXI, el poder lo impone una economía global que: 1º.- ha desbordado los límites físicos y políticos del Estado-nación; 2º.- apenas encuentra resistencia por parte de unas instancias trasnacionales que o no existen o, cuando deciden personarse (caso del FMI o la OMC), están atrapadas en el discurso del Estado-nación (naturalmente, el de los Estados más fuertes), por lo que carecen de legitimidad democrática para establecer unas reglas comunes que encaucen la globalización económica y por ello son ineficientes; 3º.- desplaza las inversiones por todo el planeta de manera instantánea y desterritorializada, sin las limitaciones que la vieja economía industrial, gracias al Estado, sufría por dos dimensiones que hoy casi han desaparecido: el tiempo y el espacio; 4º.- encarna esa actividad impersonal y sin autor conocido al que llamamos capitalismo, que dicta su ley -una contundente modalidad de positivismo económico sin motivaciones morales- alentando la competencia a la baja entre los diversos Estados, que pujan en la gran subasta del destino siguiente del capital productivo, única función real que legitima a los Estados frente a su opinión pública, por mucho que aún continúen conservando sus viejas instituciones representativas, como los parlamentos, limitadas ahora, por la fuga de su soberanía, a ejercer una actividad casi sacramental, una escenificación del supuesto mandato que les han conferido los ciudadanos, aunque sólo escuchan la voz de la economía trasnacional (nuevas leyes fiscales, regulación de los mercados de trabajo y de la inmigración, vallas de acero para las personas que superen la oferta laboral disponible…).

Los consorcios transnacionales sitúan al Estado frente a un dilema nada retórico: acomodarse fiscal y laboralmente y regular un marco jurídico eficiente para recibir inversiones o, por el contrario, ejercer su soberanía arriesgándose a una huelga inversora (exit-option, en terminología de Hirschman). Como ésta destruye la legitimidad real del Estado posmoderno -la de su funcionalidad económica-, Francia optará por la primera alternativa. Pero como el crecimiento genera inmigración ilegal, impacto sobre el medio ambiente y desorden urbanístico, Sarkozy necesitará un gran consenso social para ganar las guerras mediáticas en las que hoy se decide una política nacional cada vez más vacía de contenido y, en la medida que pueda, mitigar los desbarajustes humanos de la globalización.

Creo que a esto responde la ambigüedad del nuevo Gobierno francés. Sarkozy no ha inventado la pólvora y, en su ámbito, no hace más que importar el modelo trasnacional de George Soros, el banquero que se dedica a la filantropía por las mañanas y, de noche, especula con su dinero contra las economías inestables, o el del cantante Bono, que los días pares de la semana intenta convencer al presidente Bush para que remedie la hambruna de Africa, y los impares transfiere su fortuna a su nueva residencia holandesa para burlar al fisco británico.

Félix Bornstein es abogado.

Fuente: EL MUNDO (Suplemento Economía)

NOCOLAS SARKOZY, EN EL DIVÁN.

Nicolas Sarkozy, en el diván

Aude Lancelin


Versión original en
francés

 

Con el caso Sarkozy, la actividad del especialista es inagotable. El candidato de la UMP parece una bomba “edipiana” que algunos casi estarían dispuestos a pagar para extenderlo en su diván. Un padre-rival deshonrado durante mucho tiempo. Una febrilidad manifiesta que ha hecho de la seguridad de los franceses su “gimmick” (truco publicitario). Una obsesión por la fractura, hasta el punto de que dirá que sacrificó su vida durante la de sus padres. Incluso existe la somatización, con sus proverbiales migrañas. “Es el signo de conflictos inconscientes no verbalizados», recuerdan Ali Magoudi y Anne Débarède, coautores de “Cómo elegir su presidente”. No le demos más vueltas. Está claro que para la mayor parte de los psicoanalistas, Nicolas Sarkozy es la llave de la caja de los truenos.
 
En el otoño de 2006, cuando todavía era ministro del Interior, confesaba no haber oído nunca nada tan absurdo como la exhortación socrática “conócete a ti mismo”. Algo que el pequeño Nicolás aprendió muy pronto fue que él sería candidato a la presidencia, como otros nacen pedófilos, o suicidas, o sisadores compulsivos.

“No ha cambiado, se ha convertido en lo que ya era”. Habla Catherine Nay, y no se sospechará que la biógrafa oficial de Nicolas Sarkozy sea severa. “Fue un niño melancólico, travieso, insatisfecho, que quería ser una lumbrera y nada le atemorizaba”. Al principio, la marcha del padre, play-boy veleta que se hará famoso en los pubs, y la humillación social que genera un divorcio en la burguesía de los años 1960. “Mi raíz es mi madre”. El impaciente militante gaullista será, de hecho, abogado, “como mamá”, y vivirá en casa de ella hasta ser elegido para dirigir el Ayuntamiento de Neuilly, a los 28 años, momento en que pronuncia la famosa agudeza sarkozyana llamada a entrar en la Larousse de la historia: “Me he burlado de todos”. “Un poco como Rose Kennedy, la madre de los Sarkozy ha hecho de sus hijos su falo…”, comenta flemáticamente el psicoanalista Jean-Claude Liaudet, autor de “Complejo de Ubu”.

“Sarkozy realiza la voluntad de poder de su madre. De ahí su incorporación al universo de la perversión”. Por supuesto, en el sentido analítico del “bebé todopoderoso” que quiere que su deseo sea ley. De ahí la parte proteiforme de su discurso, capaz de pasar de la defensa de la alfombra para rezar de la  Unión de las Organizaciones Islámicas de Francia (OUIF) a un republicanismo inflamado. O del acoso conjurado de “los que no pagan su billete” a un elogio sorprendente de la transgresión cuando debate con Michel Onfray para Philosophie Magazine. “Como el “perverso” no se ha comprometido jamás afectivamente con el prójimo, le sirve exactamente el plato que espera. Con una capacidad total”, advierte Liaudet.

 

El juicio del prójimo

De aquí también su “fantasma de ubicuidad”, añade su colega Jean-Pierre Winter. “De Gaulle era un hombre de convicción. Sarkozy es un hombre que quiere convencer; es decir, que busca constantemente el juicio del prójimo, y eso no tiene ninguna semejanza”. El espectro del “traidor ontológico” resurge entonces: el Brutus que conseguirá evaporar a Pasqua, patrón de las redes corsas y fundador del Servicio de Acción Cívica (SAC), u optará por el gran funcionario desdeñoso Édouard Balladur contra su mentor Chirac, en 1995.

“Un ser capaz de todas las traiciones es forzosamente heroico respecto del inconsciente”, asegura Jean-Pierre Winter. “De ahí la seducción irreflexiva que ejerce Sarkozy”. Esta “muerte del padre”, que le supondrá siete años de destierro por el clan Chirac, Sarkozy, además, la minimiza. “Como no le he considerado nunca mi padre, no le he tratado como uno hace habitualmente con su padre”, declaraba Sarkozy poco después de la tibia adhesión a la candidatura de quien había comparado sugerentemente con el rey decapitado Luis XVI, el 14 de julio de 2005.

Es una frase que hace casi estremecerse de satisfacción a Ali Magoudi. “Como uno trata habitualmente a su padre… ¿No es hermoso? Sin embargo, hace cinco años que el parricidio es su proyecto político”. Lo que más sorprende a los psicoanalistas es, sin embargo, “la identificación de Sarkozy con lo que combate”. Él, el hijo no querido de un Pál Sarközy pasado por la Legión Extranjera e inventor de la publicidad del detergente Bonux, manifiesta en efecto una voluntad más bien sospechosa de lavar el cuerpo social de sus impurezas, y una relación con la “identidad nacional” por lo menos puntillosa. De ahí a pensar que el Ministerio del Interior sea el único lugar donde él se siente seguro, no hay más que un paso, según Magoudi. Sarkozy lo franqueará, además, a su vuelta a la Place Beauvau en 2005. “Con frecuencia, me he sentido ilegítimo por razones que no me explico, pero que están unidas a mi historia”, declaró recientemente. No hay mejor forma de evitar la expulsión fantasmática y de restaurar “ad aeternam” una percepción de sí mismo rebelde, que investirse en el santuario elíseo.

“Exseguidor de Mao y yo mismo descendiente de inmigrantes polacos”, se divierte Jacques-Alain Miller, pilar del psicoanálisis francés, “comprendo bastante bien al personaje”. “Naturalmente, hay en Sarkozy una especie de “culto de la energía” stendhaliano, por decirlo a la manera de Barrès… Pero hay, sobre todo, un estilo “can do”, un activismo no totalmente francés”. Sus repetidos llamamientos a “romper los tabúes” tampoco habrían escapado al yerno de Lacan. Su borla en el tema, a los ojos de los sondeadores del inconsciente, reside indudablemente en el matrimonio por las intensas atenciones de su futura esposa Cecilia con otro, en agosto de 1984, en el Ayuntamiento de Neuilly. “El sacramento laico y su negación en un mismo gesto… Hay algo en él de Vidocq, bandido y jefe de la Seguridad”, se aventura uno de ellos.

“Su aparente proximidad a la muerte, su postura constantemente “ordálica”… Esto es lo que, inconscientemente, atemoriza a las personas de su entorno”, sugiere Anne Débarède. “Que ello ocurra a través del episodio Human Bomb cuando la toma de rehenes de Neuilly o a través de su cara a cara voluntario con los camorristas, hay en él una especie de coqueteo permanente con la muerte violenta”. Es un deseo ansiogénico para el elector, y que debería, lógicamente, interceptar a Nicolas Sarkozy este acceso al Elíseo al que todo parece conducirle.

Aude Lancelin.
Publicado en la revista “Le Nouvel Observateur” del 19-25 de abril de 2007.