En un acto público celebrado el pasado día 1 de diciembre, el alcalde de Getafe ha traducido, a su peculiar forma de expresarse, la conocida frase de “No hay cosa más tonta que un obrero de derechas”.
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La reacción de los afectados y del partido que los representa ha sido demoledora y, a pesar de que el alcalde haya pedido “sinceras disculpas”, las peticiones de dimisión no se apaciguan. Los tertulianos de Telemadrid en el programa “Alto y Claro” que dirige Curri Valenzuela se han sentido singularmente dolidos y han pedido que rueden sus cabezas, tanto la de la alcaldía como la de la presidencia del FEMP que también ostenta en la actualidad. Aprovecho esta ocasión para decirle a doña Esperanza Aguirre que, si bien su partido debe considerar a los votantes de la izquierda muy inteligentes, no los tiene en mucha consideración porque en la tertulia a la que hago referencia, a pesar de desarrollarse en un medio de comunicación público, no había nadie que los representase. A no ser que, alguno de sus participantes – Rodríguez Braun, Ignacio Camacho, Isabel San Sebastián o la propia moderadora – haya tenido una conversión repentina, al estilo de San Pablo, y haya visto milagrosamente la luz que le alumbraba desde la izquierda. Pero no creo que sea éste el caso.
Quisiera aclarar que las manifestaciones del regidor de Getafe han sido muy desafortunadas y, por tanto, censurables por el Partido Popular e, incluso, debieran serlo por la formación política a la que pertenece.. Pero de ahí, a llevar la crítica y exigencias de responsabilidad a los extremos que se están alcanzando es pura desmesura. Sobre todo, si se consideran declaraciones sobre el electorado de este país realizadas por dirigentes del, ahora, partido agraviado de mucha mayor gravedad que las efectuadas por Pedro Castro.
Cuando el pasado 14 de marzo, a los tres días del aciago acto terrorista de Madrid, los ciudadanos expresaron en las urnas su voluntad de cambio político la interpretación que, de sus resultados, hicieron destacados miembros del Partido Popular fue la que, a modo de botón de muestra, se reproduce a continuación:
Carlos Benet, el senador más antiguo de la Camara Alta: “Pavía entró a caballo en el Congreso, Tejero con una pistola y Zapatero con un tren de cercanías”.
José María Alvárez del Manzano, actual presidente de IFEMA y ex alcalde de Madrid: «Los que han votado y han cambiado su voto, si es que alguno lo ha hecho, como consecuencia del acto de terrorismo que sepan que han colaborado con el terrorismo. Que el terrorismo ha conseguido una victoria que no se esperaba».
Eduardo Zaplana, hoy alto ejecutivo de Telefónica pero en aquellos días portavoz del gobierno: “Hubo un atentado teledirigido para hacernos perder las elecciones del 14-M”
Pues a pesar de estas declaraciones – recuerdo, también, las de la inefable ex ministra de Educación, Pilar del Castillo, que atribuyó la derrota de su partido la gran participación ciudadana – ni uno sólo de los que las profirieron se disculpó, dimitió o fue cesado.
Sería deseable que los dirigentes del Partido Popular dejasen de transferir su particular mala conciencia a sus adversarios políticos y actuasen con más mesura y menos agresividad. Que la viga que tienen en su propio ojo no les impida ver lo que es sólo una paja en el ajeno.
Gerardo Rivas Rico es licenciado en Ciencias Económicas