Adiós a la confianza: un fraude que paralizará al capitalismo americano

Por ANNE APPLEBAUM (SLATE)*
Actualizado 17-12-2008 16:02 CET

Escena primera: estamos comprando un apartamento en Varsovia, Polonia, en algún momento a principios de los 90. En cada fase de la transacción, los dos, mi marido y yo, tenemos que personarnos, hacer cola y presentar los carnés de identidad. Aparecemos en la oficina del notario más de una vez. Aparecemos en la oficina de impuestos en repetidas ocasiones. Finalmente, nos piden que entreguemos un maletín lleno de dólares. El vendedor no aceptará una transferencia bancaria y tampoco quiere que se le pague en moneda de su país.

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(EFE)

 

Escena segunda: estamos comprando un coche en Washington, D.C., en algún momento a principios de los años 2000. Probamos unos cuantos y le decimos al vendedor qué coche queremos. Le damos un cheque personal, que acepta sin pedir un carné de identidad. Mi marido pregunta si no le preocupa que devuelvan el cheque. El vendedor se ríe y salimos del concesionario conduciendo un coche nuevo.

Dos momentos diferentes, dos lugares diferentes, pero sobre todo, dos clases diferentes de capitalismo: si Francis Fukuyama, el autor de ‘Trust: Las Virtudes Sociales’ y la Creación de la Prosperidad’, estuviera escribiendo este artículo, describiría la Varsovia de la primera escena como una ‘cultura de baja confianza‘ y el Washington de la segunda como una ‘cultura de alta confianza‘. También se les podría llamar ‘un lugar donde las transacciones financieras son irritantes y hacen perder el tiempo’ y ‘un lugar donde las transacciones financieras son sencillas’, respectivamente. Sin embargo, etiquetas así no duran para siempre. En las casi dos décadas que han pasado desde principios de los 90, las transferencias bancarias, telefónicas y el uso de la moneda local se han convertido en la norma en Varsovia. La cuestión es ahora si el capitalismo americano cambiará también a lo largo de las próximas dos décadas (y a peor).

Hemos vivido en una cultura con niveles de confianza extraordinariamente altos, en la que se acepta la buena fe de un cliente sin cuestionarla y donde se piensa que la gente acaudalada ha ganado su dinero. Por eso todos creían en Madoff

Leyendo las crónicas del colapso de Inversiones en Valores Bernard L. Madoff, es imposible no concluir que lo hará. La escala de este fraude se extiende mucho más allá de lo que un vendedor de coches o incluso el comprador de un apartamento pueda cometer, por supuesto: entre las víctimas del extraordinario esquema piramidal de Madoff se encuentran bancos muy importantes (BNP Paribas, Valores Nombra), gente famosa (Mort Zuckerman) y los amigos de Madoff del Club de Campo de Palm Beach. A raíz del arresto de Madoff, las organizaciones benéficas van a cerrar, y gente que antes era rica se convertirá en pobre. Lo peor es que todo el que invierta donde sea se lo pensará mucho más, se tomará mucho más tiempo, exigirá mucha más documentación. Y lo harán no sólo a causa de Madoff, sino por los prestamistas de alto riesgo, los bancos de inversión de Wall Street y los defraudadores de Enron que han trabajado tanto para minar nuestra fe en la fiabilidad del sistema.

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(REUTERS)

Madoff en sus buenos tiempos, cuando iba a la tele como una estrella.

La ironía más aguda aquí es que todos esos planes sólo fueron posibles en primer lugar, precisamente porque, hasta ahora, hemos vivido en una cultura con unos niveles de confianza tan extraordinariamente altos, una cultura en la que se acepta la buena fe de un cliente sin cuestionarla y donde se piensa que la gente acaudalada ha ganado su dinero. En nuestra cultura, se confió en alguien como Madoff precisamente porque era rico: porque era miembro del Club de Campo de Palm Beach; porque su compañía poseía caras oficinas en Manhattan, la mayoría de las cuales estaban ocupadas por personas ejerciendo verdaderos trabajos. A nadie se le ocurrió pensar que un pequeño grupo de selectos empleados estaba desarrollando también un enorme plan de fraude en el piso 17.

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En otras culturas (quizá en la mayoría de las otras culturas) la gente muy rica es sospechosa por definición. Recientemente, conocí a un adinerado ruso y automáticamente asumí que era el beneficiario de algún oscuro plan: ¿cómo si no iba a hacerse rico alguien de esa parte del mundo? De hecho, resultó ser el director ejecutivo de una compañía occidental en Kiev, Ucrania, y tener todo en regla. Pero sé por qué cometí el error: aún recuerdo (y los rusos se acuerdan todavía) los fraudulentos negocios de ‘privatización’ y las complejas operaciones de blanqueo de dinero que generaron tantos milmillonarios rusos durante las últimas dos décadas. También recuerdo la extraordinaria saga de la compañía MMM, que en los 90 defraudó 1.500 millones de dólares a unos 2 millones de rusos, utilizando lo que ahora se conocerá seguramente como el segundo mayor esquema piramidal de todos los tiempos. Por aquel entonces, pensábamos que un fraude tan flagrante sólo podía tener lugar en el caos del mundo post soviético.

Estábamos equivocados. El esquema piramidal de Madoff, mucho más amplio que cualquier cosa que pudiera soñar MMM, fue posible por nuestra propia tradición de legalidad. Y ahora él ayudará a acabar con esa tradición. He aquí una predicción: en los próximos años, el capitalismo americano se ralentizará, se hará más precavido, menos productivo y menos emprendedor. Aún estamos muy lejos de la Europa del Este de los 90 o de la Latinoamérica o de la Rusia del presente. Pero quizá no tan lejos como pensamos.

 

* Este artículo se ha publicado originalmente en el medio digital estadounidense Slate.

El día en un vistazo: de los niños en la India al sufrimiento de los niños en El Congo

Actualizado 14-11-2008 20:34 CET

Aparte del Día Mundial de la Diabetes, hoy se celebra en la India el Día del Niño. ¿Por qué hoy y no en otra fecha? El primer Primer Ministro del país, Pandit Jawaharlal Nehru, nació un 14 de noviembre. Después de su muerte, en 1963, se eligió ese día como día de la infancia. Y se eligió porque Nehru era inmensamente cariñoso con los niños. Sus retratos más famosos y populares lo muestran siempre con menores.

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Y no salimos de la India. En Calcuta, al este del país, la pobreza sigue siendo, junto a la contaminación, uno de los problemas que más preocupa. Mucha gente vive en la calle, como esta mujer que cocina junto a la vía del tren.

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El rostro de este niño deja claro su sufrimiento. Lleva días sin comer. Como él, toda su familia. Una agencia de ayuda de Naciones Unidas dijo el jueves que se había quedado sin víveres para los 750.000 palestinos que viven en Franja de Gaza después de que Israel bloquease las entregas.

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Y aunque las cosas cambien en el mundo, la situación en El Congo no varía. Miles de civiles siguen alejados de sus hogares y la mayoría son niños. Naciones Unidas ha calificado la situación de catástrofe humanitaria y temen que la guerra se agrave todavía más.

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Y mientras, el mundo presuntamente civilizado y ahíto de hipocresia y miedos a la inseguridad de una nadería, preocupados por salvar a los grandes bancos y garitos financieros, insaseguradoras e instituciones especulativas que generan una sima de desigualdad entre paises y entre personas; nosotros, cargados de cinismo al mantener de manera consciente en el umbral permenente de la pobreza y la muerte segura a millones de personas inocentes mientras retribuimos a los depredadores y, asemás los protegemos y «rescatamos» sin exigirles ningúna pena ni castigo por su codicia. ¿Reinventar el capitalismo?; una broma pesada esta boutade que se cae hecha añicos al ver solo de un vistazo, un día cualquiera en el planeta y continuamos mirando a otra parte para no ver la miseria humana que originamos y de la que somos activos corresponsables.

Es jodido levantarse un sabado -fin de semana, le llaman por aquí- tomarse una ducha, comprar el periódico, sentarse en el comodísomo sillón tomando un humente y estimulante café que han recogido niños que viven en la miseria mientras comprobamosimperterritosotro dia, y así miles de días,  en los que los valores de la igualdad y la justicia continúan siendo una utopía inalcanzable con este sistema perverso que solo atiende su propia panza y perpetua los atavicos concepctos de beneficiencia y caridad como anastesico de nuestras pobres y miserables conciencias de «accidentales civilizados».

Seguramente ante una imagen, pasamos las hojas del diario hasta las del horoscopo, sociedad y deportes; no sea que nos amargue el niño el día si queremos salir a comprar los regalos navideños un poco más baratos para vivir en familia esos días de paz y campanitas que, entonces si, nos cae la lágrima sensiblera e imbecil.

Vicent Vercher Garrigós.

Administrador del Blog.

¿Salvar a los bancos o salvar al sistema financiero?

ARTÍCULOS DE OPINIÓN

  • JUAN TORRES LÓPEZ

    14/11/2008

 

Desde que estalló la crisis en Estados Unidos y comenzaron a quebrar bancos o a presentar situaciones de gravísima descapitalización como resultado de sus inversiones especulativas arriesgadísimas, la solución que se ha antepuesto a todas las demás ha sido la de primar el rescate de los bancos en apuros.

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No era de extrañar que eso ocurriera en Estados Unidos en donde el secretario del tesoro era un ex directivo de uno de los bancos afectados. Ni siquiera en otros países, dado lo evidente que es el poder que la banca privada puede desplegar y despliega constantemente para salvaguardar sus intereses.

Rendidos a ese poder, primero los bancos centrales y luego los propios gobiernos han ido poniendo a disposición de los bancos sumas mil millonarias de dinero sin entrar en el fondo de la cuestión, en la naturaleza de las situaciones que han provocado la crisis bancaria ni, por supuesto, en la responsabilidad de sus propietarios y directivos. Seguramente, porque de haberlo hecho habrían tenido que analizar su propia culpa, puesto que unos y otros han sido los que han legislado en los últimos años para permitir que los bancos hicieran todo lo que han hecho.

Tal generosidad con quienes han puesto a la economía mundial al borde del desastre constituye un escándalo histórico de dimensiones difíciles de mesurar, sobre todo, cuando se vienen reclamando sin éxito cifras infinitamente más modestas para paliar el hambre y el sufrimiento de millones de seres humanos.

Pero la inmoralidad radical que refleja el contraste entre la generosidad con los más ricos del mundo y la mezquindad a la hora de ayudar a los más pobres no es la única perversidad que encierran los planes de rescate bancario.

Se puede estar de acuerdo o no en que el estado debe rescatar a las empresas que se descapitalizan como consecuencia de su gestión equivocada, como ahora le pasa a los bancos. Los bancos así lo demandan porque les interesa pero es evidente que no hay otra razón de más peso para hacer las cosas como se están haciendo. De hecho, se hace dando por hecho que salvando a los bancos se salva al sistema financiero y con él a la economía en su conjunto. Un craso error que pagaremos muy caro.

Se pasa por alto que los bancos son privados, tienen propietarios y directivos que los gobiernan con el fin de ganar dinero, cada vez más dinero, mientras que el sistema financiero es un bien público, no la suma de muchos intereses privados, sino algo cualitativamente distinto.

El pensamiento neoliberal de nuestros días ha conseguido que la sociedad identifique a la banca privada con el sistema financiero y gracias a ello ha logrado que éste último se rediseñara con el fin exclusivo de salvaguardar el interés bancario privado. Pero la realidad es que son dos cosas distintas, tal y como en estos momentos estamos comprobando con total claridad.

Por eso, cuando ahora se rescata a los bancos, cuando se salva a los bancos privados, no se está salvando al sistema financiero. Es más, muy probablemente lo que se está haciendo es sumirlo en una crisis mucho más grave y duradera.

La mejor prueba de ello es la propia inutilidad de las medidas de rescate bancario para mejorar la situación financiera de la economía. Se mejora la situación de los bancos, se van salvando poco a poco, pero no se consigue que se recobre el flujo de financiación a la economía, a las empresas y los consumidores. Se rescata a los bancos pero el sistema financiero sigue hundiéndose y con él la actividad productiva.

La razón de ello es sencilla. En los últimos decenios la actividad bancaria se ha desnaturalizado. Los bancos han pasado a ser auténticos «supermercados financieros polivalentes», en palabras de Robert Brenner, cuyo papel tradicional de intermediarios entre el ahorro y la inversión productiva ha pasado a un segundo plano al convertirse en los motores que mueven la circulación de los nuevos y sofisticados productos financieros en torno a los que gira la especulación financiera de nuestros días y que ha terminado por provocar la crisis actual.

Por eso, el objetivo no debería ser el de salvar a los bancos que se han convertido en la pieza sin la cual no puede sobrevivir la vorágine especulativa, sino el de salvar el sistema financiero como un instrumento imprescindible para que funcione la economía productiva.

¿Cómo se logra eso? Desde luego, no limitándose a recapitalizar a los bancos que conscientemente decidieron ir por el camino de la financierización y de la especulación, ni tratando inútilmente de aliviarlos de la inmensa carga de productos tóxicos que han acumulado porque eso es como querer vaciar el agua que sale de la arena de la playa (una tarea tan inútil que ya ha sido abandonada por Estados Unidos y otros países).

Obviamente, la solución tampoco puede ser la de dejar caer sin más a la banca por muy irresponsable y avariciosa que haya sido durante todos estos años porque eso sería hacer saltar por los aires el sistema económico sin alternativa alguna.

La solución a corto plazo, para evitar una recesión continuada y brutal y un desorden financiero gigantesco debería basarse, por el contrario, en la reconducción de la actividad bancaria, en regenerar el sistema financiero en su conjunto. El régimen de creación prácticamente sin límites de dinero bancario se ha convertido en un lastre y debería limitarse mediante una elevación general y simultánea de los coeficientes, y, en segundo, disciplinarse para lograr que haya garantías de que la intermediación se dirige hacia la actividad productiva.

La idea principal que debería ponerse sobre la mesa es que la financiación de la economía es un interés general y el sistema financiero, como he dicho antes, un bien público. En consecuencia, los recursos financieros podrán proveerse por instituciones privadas, públicas o mixtas pero, en cualquier caso, en virtud de criterios preferenciales de interés general.

Esto puede parecer una osadía pero en realidad no es algo muy distinto de lo que viene sucediendo, solo que ahora las preferencias las fijan solamente los poderosos, con completa independencia de las necesidades sociales. La financiación general del sistema económico no se rige por las leyes de mercados libres, como se nos quiere hacer creer, sino en función del poder de emitir dinero y de decidir el destino de la financiación, un poder preferencial pero que hoy día está prácticamente privatizado.

La verdadera barbaridad que habría que evitar es justamente esa, que los intereses privados se antepongan a las preferencias públicas. La paradoja de la crisis actual es que, como decía recientemente el último Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, lo que es moralmente bueno hacer, ahora es imprescindible hacerlo para que la economía salga adelante.

Juan Torres López es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla. Su web personal: http://www.juantorreslopez.com  

Stop a los abusos del capitalismo.

 

L. G. / D. B. – Londres / Bruselas – 14/10/2008 23:14
La crisis ha dejado claro que ya no sirven las soluciones de antaño y que hay que crear nuevos cimientos para el sistema financiero mundial, porque los que había no eran suficientes y, además, han quedado muy dañados. Debatir sobre la refundación del sistema centrará la agenda de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que hoy y mañana se celebra en Bruselas.

Si el primer ministro británico, Gordon Brown, tomó la delantera la semana pasada con un programa de rescate de la banca, que el resto de la comunidad internacional ha replicado, ahora también quiere liderar este proceso de refundación del sistema financiero. Su receta pasa por “crear un mecanismo global de coordinación y supervisión” para salir “de la primera crisis financiera de la era global”, según anunció ayer en Londres.

Brown propone “una nueva arquitectura financiera para la era global”

Las operaciones de rescate de la industria bancaria y la reforma del sistema financiero han de producirse “simultáneamente”, defendió el jefe del Gobierno británico. “Debemos reconocer”, añadió, “que si los riesgos son globales, las responsabilidades también han de globalizarse”. Brown propone “una nueva arquitectura financiera para la era global” con sus cimientos apoyados en cinco principios: transparencia, integridad, responsabilidad, excelente gestión bancaria y cooperación a escala global. Esta nueva estructura debe incorporar fórmulas contables internacionales para evaluar los activos y asegurar la transparencia en todas las esferas financieras, incluidos los mercados de derivados de deuda que, según recordó el primer ministro, “mueven el riesgo por todo el sistema”.

Al mismo tiempo, el plan de Brown incluye la eliminación de los conflictos de interés en las agencias de evaluación de riesgo, una mayor responsabilidad en los planes de remuneración de las instituciones (es decir, de los elevados sueldos de los ejecutivos) y una supervisión efectiva de los consejos de administración de sus respectivos negocios.

Los nuevos cimientos deberían incluir una reforma del FMI porque, según Brown, “las instituciones internacionales fundadas en los años cuarenta deben ajustarse adecuadamente a la era moderna”.

El plan de Brown incluye la eliminación de los conflictos de interés en las agencias de evaluación de riesgo

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, también hizo su aportación sobre cómo deben ser las finanzas del futuro inmediato. A su juicio, sería necesaria una mayor supervisión de las actividades financieras transfronterizas, aunque no ve fácil su consecución porque, por ahora, ese objetivo genera una “oposición enorme”. Recordó que cuando propuso hace meses incrementar la supervisión, “varios líderes europeos me dijeron que no irían más allá de un código de conducta”. La resistencia de varios países a ceder competencias a la UE comienza por España, que ve necesaria una mayor coordinación, pero que teme perder competencias clave, según ha recalcado en varias ocasiones Pedro Solbes. Con todo, Barroso se mostró optimista por haber logrado unos niveles de coordinación “sin precedentes” en la reacción a la crisis. Tanto es así que aseguró que “ve la luz al final del túnel, pero todavía no estamos ahí”.

Desde el ámbito más concreto de las entidades, el presidente de Caixa Catalunya, Narcís Serra, propuso que la nueva regulación lleve hacia productos financieros más simples y transparentes, y modifique las normas contables, ya que ahora “nos castigan” porque son demasiado procíclicas, informa Glòria Ayuso.

Cita con Bush

Además de lo que se acuerde en la cumbre europea, el debate sobre el sistema financiero mundial también será protagonista el sábado. El presidente estadounidense, George Bush, ha convocado a Barroso y al presidente de turno de la Unión, Nicolas Sarkozy, para discutir la crisis. Se verán en Camp David, informa Efe.

Bomberos pirómanos.

JOSÉ VIDAL-BENEYTO 11/10/2008

Las múltiples intervenciones estatales para apuntalar a los bancos más averiados y envilecidos y a los sistemas bancarios que los albergan, pueden considerarse como premios a la trampa y al chanchullo. Pero además esas intervenciones no conseguirán detener la desbandada, si no van acompañadas de un conjunto de medidas rigurosas y radicales que impidan, más allá de la mano salvífica de los mercados que evidentemente no funciona, primero, el mantenimiento de las prácticas actuales y luego, una transformación total del orden capitalista actual.

 

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El remedio de inyectar más dinero en el circuito que lo ha malversado es un desatino

Y digo transformar y no sustituir, porque los que como yo estamos frontalmente contra la explotación capitalista y defendemos la igualdad en y desde la libertad, sabemos que, hoy por hoy, no tenemos una propuesta cabal, ni siquiera una hipótesis válida que poner en su lugar. Esa incapacidad es nuestra mayor frustración, nuestra más lacerante impotencia, que no nos obliga, sin embargo, a aceptar las prácticas generales de latrocinio en que ha derivado hoy. ¿Cómo ha sucedido esto?

Decir capitalismo es constituir al capital en piedra angular del edificio económico, cuyo propósito esencial es obviamente generar beneficios, pero respetando una serie de reglas y cumpliendo la función social de satisfacer las necesidades, expresadas técnicamente en demandas, de los miembros de la comunidad. Satisfacción que comporta la producción de las mercancías y servicios que estas necesitan para su subsistencia y desarrollo y que se inscriben en la esfera que se califica como economía real. Esta a su vez reclama la cooperación auxiliar de una estructura que la dote de los mecanismos de financiación que reclama su ejercicio. Ahora bien, esta economía financiera, en posición subordinada ha abandonado su función instrumental y se ha erigido en matriz privilegiada de la riqueza, autonomizándose de los riesgos y servidumbres de los procesos de producción y consumo y suplantando, mediante la manipulación de las cifras y las finanzas, la rigidez fáctica de lo real por la flexibilidad de lo virtual y abstracto.

Entre los obreros y las máquinas por un lado y los apuntes contables por otro, no cabe duda de que la búsqueda del beneficio se inclinará siempre por lo segundo. Pero el triunfo de lo financiero ha sido tan total, que ha perdido el sentido de los límites y ha provocado, por sus excesos y abusos, su propia hecatombe. Intentar salir de ella mediante una apelación al sentido de responsabilidad de los actores económicos, en una situación de desmoralización tan completa de nuestras sociedades, no tiene sentido alguno, cuando han desaparecido principios y valores y hoy sólo priman el enriquecimiento y el éxito, el disfrute. De ahí que el remedio que se ha puesto en marcha, que pretende apagar la hoguera echándole más leña al fuego, digo, inyectando más dinero en el circuito que lo ha malversado y entregándolo además a los propios malversadores confiando en su súbita conversión a la decencia, es un desatino. Más cuando cabría venir directamente en ayuda de los depositarios y cuentacorrentistas a quienes se priva de sus ahorros, mediante un dispositivo general de garantías personalizadas.

De igual manera es insensato pretender que, sin un marco rígido de disposiciones compulsivas, el mundo de las finanzas renunciara a sus tan rentables prácticas. Pues como apuntaba el sábado pasado si los mecanismos de titrización, mercados a término, técnicas del LBD se ponen difíciles, pronto surgirán otras. O mejor ya han surgido, dado que las Credit-Default Swap o seguros de impago, mediante los cuales uno se asegura por los riesgos de un tercero, permiten una desmultiplicación casi ilimitada de dichos riesgos y de su operatividad, y representan ya un volumen de 62. 000 millardos de dólares.

Si los Estados quieren de verdad adecentar el mundo financiero en vez de recapitalizar a las entidades fulleras, ¿por qué no crean un Servicio financiero público y se dejan de nacionalizaciones parciales e interesadas? ¿Por qué no acaban con las cuentas número y ponen fin definitivamente al secreto bancario que cubre tantas ignominias y hace posibles tantas impunidades? ¿Por qué no se establece una Autoridad Mundial de Control que asegure el cumplimiento de las normas y, entre otras cosas, designe unos expertos públicos responsables del rating de los mercados financieros? Y sobre todo ¿por qué no se clausuran los 37 paraísos fiscales más conocidos, lugares para el confortable acomodo del botín de la criminalidad organizada sin los cuales las mafias de la droga y las armas y las bandas especializadas en la evasión fiscal y el blanqueo tendrían la vida mucho más difícil? Esa clausura sólo depende de los Estados. ¿Por qué no lo hacen? Y para terminar, ¿por qué no volvemos a la propuesta del Premio Nobel de Economía James Tobin en 1983, de crear una tasa del 0,5% sobre todas las transacciones financieras para limitar la atractividad de lo financiero y con su producto alimentamos un Fondo para el logro de los Objetivos del Milenio?

Esto ya es un ‘crash’.

El pánico en las Bolsas mundiales reclama una acción drástica del G-7 para afrontar la depresión

11/10/2008

Los mercados vivieron ayer un crash bursátil de considerable magnitud, más dañino si cabe después de una semana de descensos en picado. El Ibex 35 se hundió más del 9%, la mayor caída de su historia; Londres y Francfort perdieron en torno al 8% y Tokio se desplomó el 9,6%. El pánico mundial, muy intenso en las plazas asiáticas, obedece a varias razones de fondo. Una de ellas es que los inversores no se creen los planes de rescate financiero, ni las reducciones concertadas de tipos de interés, ni las desesperadas inyecciones de liquidez en el sistema. Consideran que han llegado tarde y que no evitarán algunas quiebras financieras latentes. Los inversores sólo confían hoy en intervenciones públicas directas en los bancos privados y en el control, lejano o próximo, de los poderes públicos. Por eso las medidas británicas son las que hasta el momento han sido mejor recibidas.

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La comparecencia ayer de George Bush para insuflar confianza en los inversores es una buena muestra de la magnitud del desastre que está viviendo el sistema financiero mundial. El presidente estadounidense aseguró que «podemos resolver esta crisis y la resolveremos». Pero es más que dudoso que Wall Street haya creído sus palabras; de hecho, perdía más del 3% después del discurso. Resulta significativo que Bush incluyera en su mensaje una mención a que el Plan Paulson «permite al Gobierno adquirir participaciones en las entidades financieras». El secretario del Tesoro y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, saben bien que la entrada de dinero público en el capital de los bancos es una de las pocas recetas que pueden amortiguar el pánico actual.

Para variar, el Gobierno español ha intentado reaccionar con agilidad y ayer mismo aprobó la puesta en marcha, antes de que acabe el año, del anunciado fondo para cambiar activos por liquidez a través de un crédito extraordinario de 10.000 millones. La rapidez con que intervendrá el fondo -que no es garantía total de eficacia- se completa con otra decisión igualmente razonable: el Parlamento controlará cada cuatro meses el buen desarrollo de su operativa. Sin una gestión transparente de los fondos extraordinarios no se recuperará la confianza en las normas del mercado, dañada para mucho tiempo por las quiebras bancarias, la persistente incertidumbre sobre la extensión de la crisis y el estrangulamiento del crédito hasta límites agónicos.

Además, los inversores están descontando ya que la economía mundial se encamina hacia un periodo recesivo prolongado, similar al de la depresión que afloró en 1929 y que se prolongó durante casi diez años. La histeria de los mercados no se puede aplacar ya con la enunciación de medidas correctas pero insuficientes. Los inversores esperan, y con razón, que la reunión del G-7 que comienza hoy se aproveche para decidir quién va a tomar el mando en las operaciones anticrisis. El Grupo debería establecer al menos un protocolo de actuación conjunta entre los Gobiernos y los bancos centrales. Sólo la concertación de las autoridades monetarias no basta; es necesaria una coordinación política mundial para hacer frente a la amenaza de depresión.

El plan de rescate de Bush podría acabar con la pobreza mundial diez veces

POLÍTICA

Según el director de la Fundación «la Caixa»

ELPLURAL.COM/EFE

El director general de la Fundación «la Caixa», Jaime Lanaspa, dijo hoy que el fondo que el gobierno de EEUU quiere destinar a reflotar el sistema financiero, unos 700.000 millones de euros, es diez veces más de lo que se calcula que es necesario para erradicar la pobreza. Lanaspa consideró que es mucho más rentable, en términos humanos, destinar esos fondos a combatir el hambre en el mundo, que a rescatar operaciones de entidades que no han sido «suficientemente responsables, transparentes y probablemente legítimas en su trabajo».

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El responsable de la Fundación presentó en la Casa de África a empresarios canarios el proyecto que desarrolla la Alianza Global para las Vacunas y la Inmunización (GAVI), que ha evitado desde el año 2000 la muerte de 2,9 millones de niños, según datos de la OMS.

Problemas baratos de abordar
La directora de Área Social de «la Caixa», la infanta Cristina, consideró que estas cifras son reconfortantes y calificó «encomiable» la labor que desarrolla la Alianza, pero dijo que queda mucho camino por recorrer, pues más de 9 millones de niños fallecen al año en los países más desfavorecidos del planeta antes de cumplir los cinco años. La causa de la mayoría de estas muertes obedece a una enfermedad o combinación de ellas que se podrían prevenir con tratamientos no demasiado costosos, afirmó la infanta, quien dijo que las vacunas son el medio más eficaz contra la mayoría de las patologías que afectan a la población infantil de los países pobres.

Patologías «olvidadas»
El facultativo Manuel Corachán abundó que entre los médicos, que en poco se ponen de acuerdo, existe el consenso de que la mejor arma para combatir la mortalidad infantil en los países pobres en términos de «coste beneficio» es la vacunación, por proteger a los menores de las infecciones bacterianas, parasitarias y virales, a las que están expuestos. Corachán reclamó mayor esfuerzo económico para que se avance en la investigación y se puedan conseguir vacunas eficaces contra las enfermedades como el sida, la malaria y la tuberculosis, que matan al año a más de cinco millones de personas, así como contra las numerosas patologías «olvidadas» que también causan la muerte de muchas personas. 

Más de cuatro millones en 2009
La fundación destinará  4 millones en 2008 a su proyecto de vacunación y Lanaspa anunció que para el próximo año la dotación a este proyecto será igual o mayor. Reclamó asimismo el apoyo de los empresarios canarios al proyecto por la responsabilidad social que tienen las empresas, que es «una exigencia creciente para su legitimidad». GAVI cuenta con el respaldo de gobiernos de países desarrollados, entre ellos España, como en vías de desarrollo, así como de la OMS, Unicef, el Banco Mundial, industrias fabricantes de vacunas, ONGs, y la Fundación Bill y Milanda Gates, informó Corachán.

Joaquin Estefanía: «Socialismo para ricos»

 

La impaciencia por saber si sería aprobado y conocer la letra pequeña del plan de rescate financiero de la Administración Bush, ha impedido detenerse con la atención debida en la quiebra de la principal caja de ahorros de EE UU, Washington Mutual (WaMu). Esa quiebra -la mayor de una entidad financiera en la historia americana- supone otro salto cualitativo en la naturaleza de la crisis. ¿Por qué? Porque esta vez ya no se trata de una institución mayorista, como por ejemplo Lehman Brothers, sino que su caída tiene consecuencias sobre los ahorros de decenas, o acaso, centenares de miles de ciudadanos: Main Street, no Wall Street.

 

Estados Unidos

A FONDO

Capital:
Washington.
Gobierno:
República Federal.
Población:
290.000.000 (2004)

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WaMu no es un caso más de bancos que desconfían de bancos en el interbancario, sino de ciudadanos afectados en su confianza hacia el funcionamiento del sistema financiero minorista (como el británico Northerm Rock, que hubo de ser nacionalizado). Desde el principio de la semana pasada, casi 18.000 millones de dólares fueron retirados de las oficinas de WaMu, generando una espiral de pánico. La intervención de la Administración Bush facilitando la compra de WaMu por JP Morgan Chase -evitando cualquier tipo de subasta a la que hubieran podido acceder otros bancos, porque no había tiempo para la misma- ha logrado detener por el momento ese pánico de las ventanillas.

Que la crisis financiera ha traspasado directamente, por primera vez de modo tan nítido, el ámbito de la aristocracia bancaria y ha llegado al conjunto de los ciudadanos, lo demuestran las primeras reacciones en la calle contra el plan de rescate de Bush. En las manifestaciones a las puertas de la Bolsa de Nueva York se ha calificado a esta solución de ayuda al sector financiero como «socialismo para los ricos, liberalismo para los demás», tan familiar a los neoliberales, como enseña la historia, en todas las mutaciones de idéntica índole. Los ciudadanos se encuentran inmersos en el clásico dilema del prisionero de la teoría de juegos (William Poundstone, editorial Alianza, 1992), un modelo de conflictos muy frecuente en la sociedad: cada jugador, de modo independiente, trata de aumentar al máximo su ventaja sin importarle el resultado del otro jugador, y sin embargo ambos jugadores obtendrían un resultado mejor si colaborasen; desafortunadamente para los prisioneros, cada jugador está incentivado por sus propios intereses (en este caso económicos) para defraudar al otro, incluso tras prometerle colaborar. Los ciudadanos se han encontrado en el dilema de apoyar la intervención o la barbarie. Por hacer unas comparaciones cercanas: si el rescate se elevase finalmente hasta un monto total de 700.000 millones de dólares, equivaldrá a vez y medio el coste de la guerra de Irak (sin tener en cuenta los gastos colaterales de la última, estudiados por Stiglitz); la ayuda a África, comprometida en la ONU pero no desembolsada por las potencias donantes, será tan sólo una décima parte del monto de esas ayudas al mundo de las finanzas.

Sorprende por ello el endoso de oficio de las mismas que hizo el presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero, en Nueva York, alegando que se trata de una «circunstancia excepcional» y que su objetivo es «romper la dinámica de restricción de crédito». Entonces, ¿por qué se ha negado a instrumentar aquí algo similar? Ya sabemos que las particularidades son otras, pero la restricción de crédito a las empresas es real. No hay que más que hablar con los titulares de las últimas, que consideran que el estrangulamiento del crédito es la dificultad central de nuestra coyuntura.

Pendientes de conocer las tripas de los Presupuestos Generales del Estado -de los que se han avanzado las líneas maestras- se pueden reproducir los versos que en 1959 escribió Jaime Gil de Biedma a su amigo Juan Marsé (Noche triste de octubre), que parecen elaborados para hoy mismo: «Definitivamente / parece confirmarse que este invierno / que viene, será duro. / Adelantaron / las lluvias, y el Gobierno / reunido en consejo de ministros, / no se sabe si estudia a estas horas / el subsidio de paro / o el derecho al despido, / o si sencillamente, aislado en un océano, / se limita esperar que la tormenta pase / y llegue el día, el día en que, por fin/ las cosas dejen de venir mal dadas» (por la transcripción, Rodolfo Serrano, periodista y poeta).

Fiesta a costa del contribuyente.

A. TUDELA/F. SAIZ/ A. ESTRADA – Madrid – 19/09/2008 10:02
Las bolsas mundiales celebraron este viernes una fiesta histórica. El Gobierno de Estados Unidos, si así lo aprueba el Congreso, va a forjar un cuchillo de oro para cortar y comerse el trozo podrido de su economía que está enfermando al mundo entero: las pérdidas de las entidades financieras derivadas de la crisis de las hipotecas basura.

“Cientos de miles de millones de dólares” va a emplear la Administración Bush en la herramienta para acabar con la crisis, dijo ayer el secretario de Estado del Tesoro, Henry Paulson, hablando de un capital que sale directo del bolsillo del contribuyente de su país.

Para mantener la liquidez necesaria mientras se aprueban las nuevas medidas, la Reserva Federal estadounidense (Fed) inyectó ayer otros 20.000 millones de dólares al sistema. Su homólogo europeo, el BCE, efectuó una inyección de 40.000 millones de dólares. Además, para completar el paquete, el regulador bursátil de EEUU (la SEC) prohibió operaciones especulativas a corto plazo.

Inyección pública 

Las noticias sacaron de debajo del colchón buena parte del dinero que se había esfumado de los parqués junto con la confianza en el sistema.

Los índices europeos iniciaron ya desde por la mañana la orgía de compras sin freno. Por la tarde, cuando Wall Street se sumó a la fiesta con nuevas subidas que sumar a las del jueves (totalizando subidas desconocidas desde la crisis de 1929), se encontró a los europeos tan embriagados que la fiesta terminó en catarsis. Ni el índice RTS ruso se lo quiso perder y, tras dos sesiones teniendo que ser suspendido, subió un 22,39% en el día.

Entusiasmados como becarios, los bancos llevaron la voz cantante. Cómo no, si el alud de millones cae directo sobre sus arriesgados balances. Especialmente alegre se mostró UBS, una de las más castigadas por las hipotecas basura, que subió un 32%.

Morgan Stanley, que gana tiempo para buscar un aliado con quien fusionarse, subió un 20%, lo mismo que Goldman Sachs. Washington Mutual, por su parte, alentado por las noticias sobre candidatos a comprarlo, entre los que podría encontrarse el español Santander, subió un 42%.

El Ibex 35 español cerró con una subida del 8,71%, la mayor de su historia. No se vivía nada igual en la Bolsa de Madrid desde noviembre de 1987, cuando los valores rebotaron después de estrellarse contra otro duro suelo, el crash iniciado con el lunes negro.

EEUU, una vez más, ha decidido cuándo es viernes y empieza la fiesta. Coincidió que era viernes y la alegría logró borrar las pérdidas de la semana. Esa semana ya histórica en que dejó quebrar Lehman Brothers antes de nacionalizar las pérdidas de todos los demás bancos.

 

La semana en la que el capitalismo tampoco cambiará.

En estos días extraños en los que la patronal pide un paréntesis en el libre mercado, George Bush nacionaliza las pérdidas de la banca y el Gobierno comunista chino puja por comprar el único gran banco de inversión que aún no ha quebrado, ¿alguien sabe en qué cueva se esconde el Fondo Monetario Internacional (FMI)? En Corea del Sur se acuerdan mucho de él. Hace una década, durante la crisis de los tigres asiáticos, a finales de los 90, el FMI puso una condición innegociable para rescatar al país del terremoto financiero: que el gobierno no ayudase a los bancos y demás empresas al borde de la bancarrota. Decían los apóstoles del FMI que era mejor para la economía que esas compañías quebrasen porque así el ‘ajuste’ –ese eufemismo– sería mucho más rápido. Medicina neoliberal: la mejor manera de sanar al enfermo es matarlo para que su hijo ocupe pronto su lugar en la fábrica.

Ahora que el enfermo es Estados Unidos la receta es muy distinta. No es país para corralitos. “Está muy bien decir ‘dejen que el sistema financiero siga, que consiga su equilibrio’ (…) pero cuando se enfrentan ataques especulativos, los precios se pulverizan y parece que las grandes corporaciones van a colapsar, es natural que el gobierno intervenga y diga ‘no podemos dejar que esto suceda”, argumenta ahora Raghuram Rajan, ex economista jefe del FMI. Y así, como lo más natural del mundo, el país donde supuestamente mejor funciona el mercado descubre que la mano incorrupta y milagrosa de Adam Smith, de tan invisible, ni está ni se la espera. “La intervención del Gobierno era esencial, dado el precario estado de los mercados”, explica George Bush, presidente de los Estados Socialistas de América.

Entre los 700.000 millones de dólares de este último empujón y lo que ya llevan gastado en los demás ‘rescates’, la factura ya ronda los dos billones de dólares; cerca del 15% del PIB anual estadounidense. Es probable que esta losa –un nuevo éxito para los libros de historia de la era neocon de Bush– agudice aún más otro proceso que ya está en marcha: la decadencia del imperio americano, el fin de la hegemonía unilateral de la que disfruta EEUU desde la caída del muro de Berlín. ¿Será también el fin del capitalismo tal y como lo conocemos? ¿Aprenderá el mundo de sus errores? ¿Nacerá de estas cenizas un nuevo modelo económico donde el libre mercado sea un método y no un fin? Por desgracia, la respuesta es no.

Hay una viñeta de Tintín que describe muy bien qué ha sucedido en los mercados financieros durante los últimos años. Es uno de los gags de “Aterrizaje en la Luna”. Tintín avisa a la tripulación, que flota ingrávida, de que en pocos segundos el cohete entrará dentro del campo de gravedad de la Tierra. “Sujetaos a algo”, grita Tintín. Y los inefables detectives Hernández y Fernández obedecen. Hernández se agarra a Fernández. Fernández se aferra a Hernández. Y, cuando la gravedad regresa, ambos se van al suelo.

La explosión de la burbuja inmobiliaria ha recordado al mercado la manzana de Newton: que lo que sube tiene que bajar. “Hemos llevado al capitalismo a su perfección, hemos acabado con el riesgo”, presumía hace unos años un bróker de la City londinense. El invento, sobre el papel, parecía bueno. El riesgo también se puede vender, y sobre eso se desarrolló el capitalismo abstracto sobre el que se levantaba el castillo de naipes que ahora se ha desmoronado. Doy hipotecas a los que no las pueden pagar, al tiempo que emito un bono (con una rentabilidad menor que el tipo de interés que cobro al hipotecado) que me permita recuperar el dinero lo antes posible y así volverlo a prestar otra vez. Esos bonos de cobro dudoso, los de las hipotecas de los pobres, quedan en teoría compensados por otros más seguros, los de las hipotecas de la clase media. Se mezcla el chóped con el jamón y así el riesgo desaparece; la banca siempre gana y los pisos nunca bajan de precio. Con esa misma fórmula, repetida mil veces, el riesgo se coló en la máquina y ascendió más y más hasta el corazón de las finanzas. Por el camino, una serie de vigilantes privados a sueldo del vigilado (que alguien pruebe ese mismo método en las cárceles, a ver qué tal) certifican que el enfermo goza de buena salud. Todo va bien mientras gira el carrusel. Todo va bien hasta que vuelve la ley de la gravedad –los hipotecados dejan de pagar, primero los pobres pero después también la clase media– y la banca se estrella contra el suelo mientras se pregunta qué paso, si no había riesgo posible. Si AIG Hernández sujetaba a Lehman Brothers Fernández. Y viceversa.

En realidad, ni siquiera es un invento nuevo. Ya pasó otra vez hace poco más de 20 años, en el crash de 1987. En aquella ocasión, los bonos basura –que era como se llamaba a esos bonos de alto riesgo- fueron también una de las causas que llevaron a Wall Street a su lunes negro, el 19 de octubre de 1987: la mayor caída de la bolsa desde 1929. En aquel momento, igual que ahora, se habló de nuevos controles más estrictos para evitar los excesos del capitalismo abstracto. Entonces, igual que ahora, se decía que el mercado había aprendido la lección, que el crash serviría de vacuna para la siguiente fiebre. Es obvio decir que de poco valió.

El capitalismo no es malo, lo han dibujado así. Es el peor sistema económico posible, a excepción de todos los demás. Sí, el mercado libre es la fuerza más poderosa de la galaxia, la búsqueda egoísta de la rentabilidad mueve el mundo, para lo bueno y para lo malo. Pero su voracidad es tan grande que siempre encuentra el camino para sortear –o desmantelar, a través de esa subespecie del poder económico llamada poder político– las regulaciones con las que sus víctimas intentan defenderse de sus excesos. Cada dos o tres décadas, más o menos, el mercado se olvida de que también es mortal, el cielo financiero se desploma sobre nuestras cabezas y hay que ceder al chantaje y pagar con los impuestos los errores de los bancos porque la alternativa es aún peor. Cada dos o tres décadas, la intervención del Estado demuestra ser la única vacuna para salvar al capitalismo de su avaricia caníbal. Cada dos o tres décadas, el libre mercado recuerda, por las malas, que hasta los deportes más agresivos necesitan un árbitro. Y entonces todo cambia para que todo siga igual.

La derecha ultraliberal tilda de «ignorantes» a quienes achacan la crisis a la burbuja neocon.

 POLÍTICA

Libertad Digital evita valorar las intervenciones masivas en entidades de EEUU

ANDRÉS VILLENA OLIVER

Cuando vienen mal dadas, evasivas y descalificaciones. Esto es lo que se puede deducir de la lectura del último editorial de Libertad Digital, «El culpable de la crisis es el intervencionismo», previsible respuesta a las no menos esperadas críticas que la crisis financiera está deparando, con reflexiones sobre la manifiesta falibilidad de la economía de mercado, tan venerada desde el denominado «fin de la Historia». A los pensadores del «liberalismo» más extremo parecen haberles molestado las opiniones de políticos como el ex presidente Felipe González, periodistas como Iñaki Gabilondo, a las que se han sumado el director de El Plural, Enric Sopena, así como colaboradores de este diario como Carlos Carnicero o el profesor Juan Torres.

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Las últimas fechas vienen estando plagadas de reflexiones de influyentes políticos, periodistas y economistas, no precisamente todos relacionados con la izquierda. Las alertas por la situación actual han venido decretadas por brillantes economistas como Paul Krugman, pero también por otros más conservadores como los premios Nobel Joseph Stiglitz y Paul Samuelson, así como por parte del multimillonario especulador mundial George Soros. La mayoría de ellos viene a sugerir que el caos financiero creado es una consecuencia clara de lo que podríamos denominar una ahora decadente burbuja neocon.

Felipe González
Pero más influencia sobre la opinión pública española ha tenido la reflexión de Felipe González en el diario El País del pasado miércoles, en la que llegaba a una ilustrativa y dramática conclusión: «El capitalismo se mira en su espejo y se ve feo y fuera de control». González subrayó que había sido precisamente en la cuna del neoconservadurismo donde se estaban produciendo las primeras intervenciones y que los inquietantes fenómenos actuales bien podrían interpretarse como la consecuencia de la deriva de un capitalismo preocupantemente hegemónico tras la caída del Muro de Berlín.

Más contundentes, aún
Más contundente aún se ha mostrado el periodista Iñaki Gabilondo, que esta semana afirmaba que «el modelo económico vigente se está desplomando como se desplomó el comunismo en 1989». Los fenómenos actuales serían algo así como «los pedruscos derribados del muro de Berlín liberal». Por su parte, el director de El Plural, Enric Sopena, expresaba la inquietud que provoca un sistema aparentemente sin control: en «¿Quién controla el capitalismo?», Sopena definía los actuales fenómenos como «delirios neoliberales», en parte, consecuencias del «fin de la historia» decretado unilateralmente y aprovechado por muchos tras el hundimiento del bloque soviético.

Reflexionar, una «ignorancia económica»
Por su parte, la intervención y nacionalización poco encubierta de bancos e inmobiliarias llevadas a cabo por el Gobierno estadounidense, en teoría, el más liberal del mundo, y, frente a la petición del presidente de la patronal de los empresarios, Gerardo Díaz Ferrán, de hacer «un paréntesis en la economía de mercado», la web presidida por Federico Jiménez Losantos ha salido a defenderse de lo que considera poco menos que una crítica «progre». Reflexionar sobre la falibilidad del mercado -un hecho estudiado por conocidísimos hacendistas cuyos libros de texto se pueden encontrar en cualquier facultad de Economía- sería una muestra de «ignorancia económica», «sectarismo» y, en definitiva «una mentira».

«Anteojeras ideológicas»
Frente a esta descalificación, el digital expone su explicación alternativa: más nos valdría plantearnos si la parte de la economía que ha provocado la actual crisis es la intervenida por los Estados: «Cualquier persona que no mire la realidad con anteojeras ideológicas debería preguntarse si los actuales problemas son debidos a la parte libre que queda en el sector o a la intervenida». Y precisamente serían los Bancos Centrales los que, con su control sobre el precio del dinero, estarían teniendo una influencia decisiva sobre el desenlace de la crisis financiera, reflexionan estos expertos.

Los empresarios son empresarios
Nada o poco que decir ante la petición de intervención pública por la falta de liquidez de entidades privadas. Para Libertad Digital, «a ningún liberal» le puede «extrañar» esto: «Un empresario como Díaz Ferrán no tiene mayor interés en el liberalismo que en el socialismo. Lo que quiere es ganar dinero, y si la intervención del Estado se lo va a poner en bandeja, ¿para qué va a defender el libre mercado?».

¿Anarquistas de derechas?
Estos nuevos liberales, por tanto, no estarían abogando -según siempre parecía haber quedado en evidencia- «por la bondad de los empresarios ni por su infalibilidad, sino por un sistema en el que existan las condiciones para que los esfuerzos de los emprendedores reviertan en el interés general». Todo un manifiesto utópico ante las actuales dificultades: ¿un anarquismo de derechas? Los extremos son siempre desaconsejables.

avillena@elplural.com

 

El BCE vuelve al rescate con una nueva inyección de dinero

Crisis financiera mundial


Las bolsas europeas abren con retrocesos, aunque m ás moderados que los de ayer.- El Ibex se deja más de un 1% en la apertura. -El BCE anuncia su segunda inyección de capital en 24 horas

AGENCIAS – Tokio – 16/09/2008

El terremoto que ayer asoló Wall Street y las principales bolsas europeas después de que el cuarto banco de inversión del mundo, el estadounidense Lehman Brothers, presentase la mayor quiebra de la historia ha provocado hoy nuevas réplicas en los parqués de todo el globo, donde los inversores miran ahora con temor a la aseguradora AIG como la próxima víctima de la crisis crediticia. Ante este panorama, el mercado español ha vuelto a abrir a la baja en consonancia con el resto de plazas del Viejo Continente, aunque ha moderado los números rojos del 4,5% registrados en el nuevo lunes negro hasta el 1,3% de hoy.

 

Japón

A FONDO

Capital:
Tokio.
Gobierno:
Monarquía Constitucional.
Población:
127,288,419 (2008)

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Además, para minimizar los efectos del pánico y el desconcierto que está provocando entre los inversores europeos la falta de certezas sobre el final de la crisis financiera, tal y como pone de evidencia el constante goteo de nuevas víctimas de las hipotecas locas o subprime estadounidenses, el Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado a primera hora de la jornada una nueva inyección de capital de 70.000 millones de euros que se suma a los 30.000 millones que la institución puso ayer a disposición de los bancos de la zona euro. Según ha informado el instituto emisor en un comunicado, el BCE realizará una subasta rápida, llamada de ajuste fino, para inyectar liquidez a un día, aunque no ha informado del volumen máximo de adjudicación, a un tipo de interés mínimo del 4,25%.

A las pérdidas en el parqué español le siguen las registradas en el resto de Europa. Los principales indicadores también muestran a primera hora de la mañana un comportamiento negativo. Así, Londres (FTSE) pierde en torno al 1,6%, Francfort (Dax) se deja un 1,53% y París (Cac), un 1,51%. El mayor descenso del día en España era para Grifols (3,33%), seguido de Iberdrola Renovables (2,39%), Sacyr Vallehermoso (2,22%), Acciona (2,11%) y Técnicas Reunidas (2%). Telefónica, por su parte, se dejaba un 1,36%. A continuación, se situaba la banca, con Santander al frente de los descensos (2,08%), seguido de Banco Popular (1,96%), Banco Sabadell y Banesto (1,32%) y BBVA (0,83%), que ayer fueron las entidades más castigadas por la avalancha de ventas.

Los mercados asíaticos sucumben a las caídas

Antes de la apertura en Europa, al otro lado del globo, las bolsas asiáticas han sucumbido también con fuerza al anuncio de Lehman Brothers tras permanecer cerradas ayer por ser día festivo. Así, el índice Nikkei de la Bolsa de Tokio ha caído un 5% hasta su nivel más bajo de los últimos tres años.

Además, en línea con sus homólogos europeos, británico y estadounidense, el Banco de Japón (BOJ) también inyectará en los mercados financieros 2,5 billones de yenes (16.8752 millones de euros) para paliar la inestabilidad creada tras el anuncio de quiebra de Lehman Brothers, según ha anunciado este martes la agencia Kyodo. Según informa la agencia local Kyodo, se espera que el instituto emisor mantenga los tipos de interés en el 0,50% forzado por la creciente inflación y a pesar del lento crecimiento económico.

Por lo que respecta al resto de plazas asiáticas importantes, el índice Kospi del mercado surcoreano ha caído algo más, un 6,10%, mientras el parqué de Shanghai, que lleva más de un mes con mínimos anuales casi a diario, ha caído por debajo del límite de los 2.000 puntos con una caída superior al 3%.

La UE insta a mantener el pacto de estabilidad

La Unión Europea ha querido insistir, en medio de la crisis, en la necesidad de mantener el pacto de estabilidad entre los países miembros. Su comisario de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, ha pedido esta mañana que ante la lluvia de datos negativos llegados de Washington la UE debe «respetar» las reglas presupuestarias del pacto de estabilidad pese a la crisis financiera que aún «no ha finalizado».

En rueda de prensa desde París en el seno del Banco Europeo de Inversiones, Almunia ha manifestado que «sabemos que la turbulencias financieras no han terminado. Estamos en la mitad de la crisis». El comisario económico ha hecho especial hincapié en que los países de la zona euro «asuman un cuadro fiscal» que comprenda «un margen de flexibilidad» que, no obstante, respete el pacto de estabilidad comunitario (3% de déficit público).

Este lunes, Wall Street se desplomó precipitadamente con una bajada del Dow Jones de más de 504 puntos, situándose en 10.917, la sexta mayor caída de la historia y la peor desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, por la bancarrota de Lehman ante la imposibilidad de encontrar comprador. Precisamente hoy, uno de las entidades que habían acudido a la puja, el británico Barclays ha confirmado que está negociando hacerse con parte de los activos del cuarto banco inversor, cuya quiebra no afecta a sus divisiones de correduría de bolsa.

El petróleo baja a 91 dólares y registra su mayor descenso en cuatro años

El barril del crudo Brent, de referencia en Europa, ha empezado la jornada de hoy con una fuerte tendencia a la baja que le ha situado sobre los 91 dólares, su nivel más bajo desde febrero. Concretamente, el barril del Brent para entrega en octubre cotizaba a las 08.08 hora peninsular a 90,68 dólares, un descenso de 3,56 dólares frente al cierre del lunes con lo que, por segundo día consecutivo, el crudo del mar del Norte ha registrado su descenso más importante en casi cuatro años y se aleja del máximo de 147,27 dólares alcanzado el 14 de julio. Hoy, la asociación de países productores agrupados en la OPEP publica su informe mensual sobre el mercado mundial de crudo, que se verá afectado por la crisis internacional ya que, según los analistas, repercutirá a la baja de la demanda de petróleo.

El euro pierde posiciones frente al dólar

En el mercado de divisas, el euro ha perdido ligeramente posiciones frente al dólar y al inicio de la sesión bursátil de hoy el cambio entre las dos monedas quedaba fijado en 1,4241 unidades.