El reciclaje da trabajo.

El cumplimiento de la Ley de Envases y Residuos ha sentado las bases para que se creen numerosos negocios basados en el reciclaje

  Nunca antes la basura había tenido tanto valor. La realidad económica espolea el ingenio, y la conciencia ecológica domina ya cualquier estilo de vida. El encarecimiento de las materias primas y de la energía ha convertido la moda medioambiental en una actividad cada vez más rentable. Con la mejora de la gestión de residuos y la aplicación de tecnología eficiente, el abanico de negocios basados en el reciclaje de residuos parece no tener límites. Particulares y empresas ingenian fórmulas para reinvertir lo desechable y devolverle utilidad.

Por MARTA MOLINA

  • Fecha de publicación: 16 de junio de 2009
  • Por ley

    – Imagen: Daniel Lobo

    Los negocios basados en el reciclaje son casi infinitos: desde el trabajo artesanal del papel para la confección de papelería y obras de arte ecológicas, hasta la constitución de importantes y novedosas industrias que contemplan la posibilidad de reutilizar componentes desechados que pueden utilizarse para la fabricación de nuevos aparatos electrónicos. Tal es el entusiasmo económico que despierta la basura que la Federación Española de la Recuperación (FER) -patronal de las empresas de reciclaje de metales- ha puesto en marcha un registro de profesionales para evitar la aparición de intrusos animados por el alto precio que alcanzan en el mercado materiales reciclables como el cobre. Además de resultar un bien para el medio ambiente, la industria del reciclaje repercute generosamente en la creación de puestos de trabajo, promovidos tanto por el sector público como por el privado. Desde el primer eslabón de la recogida hasta el último de la cadena para transformarla, la basura da pie a multitud de actividades. De un coche puede sacarse una olla o una bici; de unas latas de refresco, un juego completo de bisutería…

    El cumplimiento de la Ley de Envases y Residuos, que obliga a todas las autonomías a reciclar entre el 25% y el 45% de los envases, ha sentado las bases para la aparición de numerosos negocios basados en el reciclaje. El sector público, obligado a aplicar la normativa, ha generado una importante red de pequeñas empresas; desde la iniciativa privada las posibilidades son infinitas, y depende de la imaginación y del capital de que disponga el emprendedor que, sin duda, no encontrará mejor momento para iniciar un negocio que el actual. El Ministerio de Medio Ambiente, además, alienta la constitución de empresas de reciclado a través de ayudas a la ecoinnovación.

    Industria en desarrollo

    En la actualidad ya es posible reutilizar electrodomésticos, vehículos, plomo, acero, vidrio, plásticos y una larga lista de materiales, incluyendo los teléfonos móviles. Sin embargo, todavía queda camino por andar en la investigación de métodos de reciclaje de determinados productos que, aún hoy, se consideran desechos imposibles de reconvertir. El sector económico que se erige alrededor de la basura está, pues, a la espera de nuevas tecnologías que contribuyan al desarrollo de la industria y permitan la reutilización de más materiales a menores costos. Algunas de estas novedades fueron presentadas en la última feria de reciclaje Entsorga-Enteco donde se dio a conocer un robot que clasifica la basura separando la reutilizable y clasificándola. El principal desafío con vistas al futuro es reciclar más y mejor con una reducción en los costos para obtener mayores beneficios económicos y ecológicos, ya que el reciclaje de una tonelada de residuos acarrea un coste de entre 36 y 40 euros.

    El alto precio que alcanzan algunos materiales favorece la aparición de intrusos en el mercado del reciclaje

    En el reciclaje de vidrio y papel es posible reconvertir cerca del 90% de los desechos; en el caso del plástico la cifra apenas se acerca al 54%, aunque su futuro es muy prometedor, y sólo se necesita tiempo para que los ciudadanos lo conciban como de reciclado ineludible, al igual que ya hicieron con el vidrio o el papel. España cuenta con más de cien empresas dedicadas al reciclaje de residuos plásticos ocupadas en la fabricación de bolsas (14%), láminas (19%), tuberías (20%), piezas industriales (13%), botellas y bidones (4%), y calzado, mobiliario y perchas entre otros (30%). Y aún queda mucho campo por explotar; los emprendedores que estén interesados en montar un negocio basado en el reciclaje sólo deben contar con gran capacidad de trabajo, mucha dedicación y alguna dosis de paciencia, según señala Jon Olaeta, presidente de la Federación Española de Recicladotes (FER).

    Sistemas integrados de gestión (SIG)

    En España, los residuos de envases y embalajes son gestionados en su mayor parte por Ecoembes, las bombillas y fluorescentes por Ambilamp, los teléfonos móviles por Tragamóvil y los electrodomésticos por Ecotic o ERP. Todos estos sistemas integrados de gestión (SIG) reciben, trimestralmente o cada año, el dinero pagado por los consumidores y lo emplean en el reciclaje. Un buen negocio. Signus Ecovalor, un sistema integrado de gestión de neumáticos usados que sólo lleva dos ejercicios en activo, tiene ya acumulado un excedente de ingresos de 11.836.969 euros, como consta en el informe de auditoría que SIG publica en su memoria 2007. Ecovidrio admite en su informe de auditoría que, a 31 de diciembre de 2007, llevaba acumulados casi 31 millones de euros en fondos procedentes de ejercicios anteriores.

    Un particular o empresa también pueden erigirse en un pequeño SIG. El depósito de determinados materiales reporta algunas ganancias, aunque no signifiquen grandes ingresos. Por ejemplo, aunque el precio del papel fluctúa bastante, con su venta podrá conseguir unas seis pesetas por kilo.

    FRANQUICIAS DE RECICLAJE

    España registró en 2008 la apertura de 438 franquicias de reciclaje nuevas, que movieron un volumen de 46.899.000 euros. La inversión por local alcanzó los 34.974 euros y una facturación de 107.075 euros. El negocio resulta goloso para unos y otros. Las empresas que adquieren cartuchos de tinta reciclados disfrutan de ventajas como el abaratamiento de los costes (1.200 euros anuales por máquina), un ahorro en el mantenimiento de la impresora (gozan de una limpieza periódica gratuita), mantienen una alta calidad en sus impresiones, conservan la garantía intacta y ayudan a conservar el medio ambiente. Aparte de las ventajas para los clientes, los franquiciados no suelen tener problemas para cubrir gastos.

    Desde la consultora especializada en franquicias Tormo&Asociados, calculan que la inversión inicial para poner en marcha un negocio de este tipo se sitúa en torno a los 500.000 euros. Recomiendan al franquiciado alquilar un local de unos 60 metros cuadrados para oficina y almacén, y una furgoneta que puede ser de segunda mano si no quiere realizar un gran desembolso. También sugieren hacerse una partida de unos 100 contenedores y un programa informático para llevar control de entregas y recogidas.

    En todos los sectores

    – Imagen: George Bosela

    Según un estudio del Instituto de Economía Alemana, la conversión de material de desecho de la economía nacional en materia prima supuso un ahorro de 3.700 millones de euros en 2008. Con estas cifras es imposible dejar de mirar la basura con visión de negocio. Envolturas de caramelos, paquetes de alimentos, latas de gaseosas o etiquetas de bebidas pueden esconder la gallina de los huevos de oro.

    Aparatos electrónicos

    Se estima que anualmente cada ciudadano genera en España 16 kilos de residuos tecnológicos, según el Registro de Aparatos Electrónicos y Eléctricos (REI-RAEE), del Ministerio de Industria. A simple vista, la cifra puede parecer menor y de poco impacto. Pero multiplicar ese número por los más de cuatro millones de personas residentes en nuestro país convierte el promedio anual en 752.000 toneladas de basura electrónica que, en caso de no recibir un tratamiento adecuado, son potenciales contaminantes del medio ambiente. España sólo recicla el 15% de los residuos tecnológicos; una parte corresponde a los cartuchos de impresión. Con el objetivo de reducir la contaminación ocasionada por estos productos se ha liberalizado y favorecido su reciclaje: ahora el consumidor no se ve obligado a comprar el cartucho al fabricante de impresoras ya que numerosos negocios se dedican a esta actividad bajo la fórmula de la franquicia.

    Los aparatos eléctricos y electrónicos no deben ser arrojados con la basura común, pues contienen plomo y mercurio que son altamente contaminantes y peligrosos para el medio ambiente; incluso algunos aparatos más antiguos, al ser quemados, liberan gases altamente venenosos, como el PVC, como informa Joan Riva, presidente de la Fundación Ecotic. Pero, además, estos aparatos son fuente de materias primas muy valiosas como la plata, acero y, el más popular, el cobre.

    Con la entrada en vigor del Real Decreto 2008/2005 que regula la recogida y el reciclado de los aparatos eléctricos y electrónicos al final de su vida útil, la Federación Gallega de Asistencia Técnica de Electrodomésticos (Fegate) cambió de razón económica y pasó a denominarse Xestión Galega Ambiental e Loxística (Xesgal). Xesgal aprovechó su red de cobertura en Galicia y la experiencia en manipulación de aparatos para constituir en 2006 una empresa que diera servicio al reciclaje de productos electrónicos; logró salir bien parada de los cambios legislativos y de consumo de la última década con un pie puesto en el reciclaje, y el cambio de modelo de la empresa gallega permitió mantener los puestos de trabajo de la antigua Fegate.

    Metales

    Los asaltos al ecoparque de Valencia han dejado al descubierto un negocio escondido entre la basura: el reciclaje. Durante décadas enteras la chatarra ha sido el medio de subsistencia de numerosas familias; sin embargo, de un tiempo a esta parte, la balanza de los quincalleros ha caído de parte de otros metales que ofrecen enormes beneficios, muy superiores a los del plomo y, sobre todo, el cobre. Los ladrones no sólo buscaban metales. Las baterías de vehículos son otro de sus botines preferidos. La razón es que contienen mucho plomo, ahora tan demandado porque cada vez hay menos, además de plástico de buena calidad que luego se reutiliza, según explica Ramón Díaz, gerente de la empresa de recuperación de residuos sólidos EcoAlum.

    Los nuevos chamarileros venden directamente las baterías enteras por el nada desdeñable precio de hasta 2,40 euros. Otra de las piezas estrella entre los amigos de lo ajeno reciclado son los ordenadores y electrodomésticos: quincalla doméstica como cocinas, lavadoras y microondas se paga entre 8 y 9 céntimos de euro el kilo.

    Automóviles

    España ha generado los últimos años más de un millón de toneladas de residuos procedentes de vehículos fuera de uso. En concreto, de las 1.134.815 toneladas que se obtuvieron en 2006, el 15,15% (171.870 toneladas) procedieron de Andalucía, la tercera comunidad que más residuos produjo tras Cataluña (187.613 toneladas) y Madrid (180.718 toneladas). Estos datos demuestran que el reciclaje ecológico de los vehículos fuera de uso es necesario. Desde que entran en un Centro Autorizado de Tratamiento (CAT), los coches -siempre turismos o vehículos comerciales de menos de 3.500 kilos- reciben diferentes tratamientos para aprovechar los componentes y las piezas de cada unidad.

    Una vez que los vehículos llegan al CAT se inicia una cadena de trabajo sobre los automóviles, al mismo tiempo que surgen diferentes oportunidades de negocio para cada uno de los intermediarios del proceso. Se recuperan piezas que pueden ser vendidas individualmente, como los neumáticos si están poco gastados, retrovisores o algunas piezas de motor que, según explica Olaeta, «son piezas que luego se venden en el mismo CAT. Los componentes del automóvil no son el único ingreso de los desguaces, ya que después, tras la descontaminación de los vehículos -eliminando los aceites y combustibles peligrosos junto a las baterías, el líquido de frenos y los airbags-se compactan los restos del coche para venderlos a una planta fragmentadora.

    Una vez separados los elementos, la planta vende el hierro a empresas siderúrgicas, mientras que los otros materiales son comprados por plantas de medios densos, donde se separan el resto de metales (aluminios y cobres sobre todo), que son enviados a su vez a las fundiciones y a la industria metalúrgica.

    Envolturas de caramelos, paquetes de alimentos, latas de gaseosas, o etiquetas de bebidas pueden esconder la gallina de los huevos de oro

    Aceites

    ‘Reciclabien’ es una micropyme ubicada en Torrejón de Ardoz (Madrid) que presta un servicio de recogida de aceite vegetal usado -procedente de sartenes, freidoras y latas de conserva- a domicilio. Luego, lo transportan a una planta recicladora, que se encarga de separar la parte útil del lodo que queda debajo como aguas, restos de aceite con pan y harina… En la planta recicladora se trata para su posterior transformación en jabón, cosméticos, pinturas o incluso carburante para automoción biodiesel, menos contaminante que el diesel.

    Además, se está desarrollando una tecnología que permita que los residuos no metálicos -textiles y espuma, con un alto poder calorífico- sean aprovechados como combustibles alternativos.

    Bioconstrucción

    Uno de los sectores más vapuleados por la crisis, y al que se acusa de haberla solidificado en España -la construcción- también ha empezado a utilizar materiales reciclados o con la menor elaboración posible. A este modo de edificar sin dañar al medio ambiente se lo conoce como bioconstrucción. Galicia acoge la primera planta de reciclaje de materiales de construcción. El material que llega a la planta es de muy distinto tipo, desde ladrillo, hormigón, materiales cerámicos o madera, hasta el vidrio, plástico y materiales mezclados (aluminio, piedras o tierra).

    Lonetas

    ‘Marca Reciclada’ son tres diseñadores gráficos que elaboran mochilas, bolsas, carteras y cojines con la lona que se retira de los anuncios de grandes dimensiones, como los de Telcel, que han sido retirados de las mamparas o edificios de distintos puntos de la Ciudad de México.

    ECOUNIVERSIDAD, ECODISEÑO

    El Ecodiseño lleva la carrera de convertirse en una de las disciplinas más demandas en las universidades españolas. Sin embargo y de momento, quien quiera dedicarse profesionalmente a concebir productos no contaminantes o basados en el reciclaje solo cuenta con algunos cursos de especialización dictados por las Escuelas de Arquitectura y Diseño Industrial. La oferta irá «in crescendo», según auguran desde la Ecouniversidad, una iniciativa adscrita a la Universidad Oberta de Catalunya (UOC).

    La cumbre del ‘enfriamiento’ climático

     

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    15-12-2008
     
    La Cumbre del Clima de Poznan acabó la madrugada del sábado con un acuerdo de mínimos y con la demostración de que la negociación en 2009 para conseguir un acuerdo que sustituya al Protoclo de Kioto será a cara de perro. Los 187 países reunidos en la ciudad polaca lo dejaron casi todo para 2009, para que sea la Administración de Obama la que negocie el texto que debe estar listo en diciembre próximo en Copenhague. En Bali, hace 12 meses, la cumbre se dio dos años para renovar Kioto. Ha pasado uno sin avances y ahora el plazo para alcanzar un acuerdo tan complejo parece insuficiente, según muchos delegados.
     

    Fuente: El Páís
    RAFAEL MÉNDEZ (ENVIADO ESPECIAL) – Poznan – 14/12/2008

     
    Los países ricos se negaron a aumentar las ayudas a un fondo de adaptación para los países pobres, que reaccionaron airados ante el plenario. La protesta alargó la cumbre hasta pasadas las tres de la madrugada.

    Una vez claro que no saldrían de Poznan cifras de reducción de emisiones, los países en desarrollo, de China a Gabón, insistieron en salir con un Fondo de Adaptación con el que pagar obras (desaladoras o diques, por ejemplo) contra los impactos del calentamiento. Los países ricos cedieron sólo a medias. Aceptaron poner en marcha ese fondo en 2009 (oficialmente ya existía pero no funcionaba).

    El fondo se nutre del 2% del dinero que supone el ahorro en emisiones mediante la inversión en energías limpias en países en desarrollo (entre 80 y 300 millones de dólares al año). La ministra española de Medio Ambiente, Elena Espinosa, calificó ayer de éxito la puesta en marcha de este fondo. Al alcabar, la sala rompió en aplausos. Duraron poco. Venía la bronca.

    Los países pobres pedían sacar otro 2% de otros mecanismos de reducción de emisiones, algo a lo que se negaron los ricos. «Llevo 12 conferencias y este es uno de los momentos más tristes que he vivido. Algunas partes se han negado a sufrir una mínima pérdida del mercado de carbono, mientras millones de personas pierden sus vidas y sus hogares debido al cambio climático», espetó el delegado de India, entre aplausos. El representante de Gabón criticó la responsabilidad histórica de «los golden boys del calentamiento». Siguió Pakistán: «No sé qué política es esa de negarse a pagar por lo que uno ha contaminado». Colombia, Suráfrica, Costa Rica, Brasil, India, Bolivia y Maldivas hablaron en el mismo sentido.

    Como explicó el secretario de la Convención Marco de Naciones Unidas contra el Cambio Climático, Yvo de Boer, la negativa a pagar más es, sobre todo, una táctica negociadora: «Para que haya un acuerdo en Copenhague hay que integrar a los países en desarrollo. Y muchos países desarrollados pensaron que no era el momento de aumentar el fondo». En Poznan, todos los países hablan de reducir o limitar las emisiones de gases de efecto invernadero. La clave está en cuánto paga cada uno, en cuánto va de los ricos a los pobres. «La cumbre ha ido bien porque no hemos acordado nada», resumió en los pasillos un delegado de un gran país asiático.

    De Boer opinó que resumir la cumbre en esa bronca final es «como ir al cine y sólo recordar un fotograma triste». Porque aparte de eso, se han cumplido los modestos objetivos que se esperaban. Hay un calendario concreto de negociación para 2009 y de todos los continentes se escucharon discursos parecidos. China, India, México y Brasil, que hasta hace años descargaban todo el esfuerzo en los ricos, presentaron planes voluntarios de limitación de emisiones. Pero el secretario de Medio Ambiente de México, Juan Rafael Elvira, explicó que no aceptarían imposiciones: «Queremos reducir emisiones, pero tenemos prioridades, como la pobreza, y no vamos a atarnos la soga al cuello. Sólo aceptaremos objetivos voluntarios».

    Además, la UE comunicó que pretende reducir las emisiones un 20% en 2020 respecto a 1990. Barack Obama, se ha comprometido a un esfuerzo similar.
    ¿Y en 2008?
    Las organizaciones ecologistas han visto la Cumbre de Poznan como la prueba de la parálisis. Heikki Willstedt, de WWF criticó: «Mientras los países más desfavorecidos han puesto sobre la mesa las víctimas y los impactos del cambio climático, para pedir ayuda a los industrializados, la UE se ha regalado 200.000 millones de euros en su paquete de energía y ha dejado sólo unas migajas para los países en desarrollo».

    Joaquín Nieto, de Sustain Labor y veterano de estas cumbres, señaló: «No ha habido avances pero tampoco retrocesos». Stephanie Turnmore, de Greenpeace, se mostró decepcionada: «Qué hemos hecho en 2008? Nada. Las ONG ambientalistas resaltaron el papel constructivo de China e India, Brasil o México. Todos ellos han llegado a Poznan con planes de limitación de emisiones pese a no tener ninguna obligación.

    Despues de la Cumbre de Poznan, el turno de Obama.

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    El turno de Obama

    • Lo mejor de esta COP14 han sido los compromisos de algunos países en desarrollo
    • La adopción de un plan concreto de reducción en la UE obliga a EEUU a mover ficha
    • España debe reducir el CO2 en transporte y residencia un 10% en 2020
    • Se abre ahora una cuenta atrás de un año para lograr un acuerdo en Copenhague
    Por CLEMENTE ÁLVAREZ (SOITU.ES)
    Actualizado 13-12-2008 03:03 CET
    Foto. REUTER

    POZNAN (POLONIA).-  Primero fue el mediático Al Gore el que utilizó las palabras preferidas de su presidente electo Obama para acabar, en un Plenario a rebosar, un discurso efectista: «Yes, we can». Y todo el auditorio aplaudió como no se había oído en esta cumbre del clima (COP14). Por la tarde, la UE le respondía en boca del ministro de Ecología de Francia, Jean-Louis Borloo, tras dar los detalles del acuerdo de los 27 Jefes de Estado de la UE en Bruselas. Acababan de aprobar el primer plan concreto de reducción de emisiones de CO2 para después de 2012. El francés enviaba entonces un mensaje «a los amigos americanos»: «Yes, we can». Los términos de ese acuerdo no gustan a los ecologistas, pero el guiño de Borloo resulta muy indicativo: Ahora es el turno de Obama.

    Era lo más significativo de una cumbre del clima de transición que terminaba a las 3 de la madrugada del sábado con un pobre balance: una agenda hasta Copenhague (cuatro precumbres en 2009, la primera en marzo en Bonn) y un avance en financiación (la activación del Fondo de Adaptación). Una cumbre donde para sonrojo de los más ricos lo mejor vino del lado de los países en desarrollo, algunos de los cuales (como México, Indonesia o Brasil) adoptaron incluso, sin estar obligados, compromisos para limitar el crecimiento de sus emisiones y donde se esboza cuál puede ser la participación de los países emergentes en el esfuerzo global (limitar su crecimiento de emisiones entre un 15 y un 30% en el año 2020).

    En realidad, tampoco se podía aprobar mucho más por la ausencia aquí del equipo del presidente electo de EEUU, Barack Obama, pues los europeos no se pueden arriesgar a dar pasos que les vuelvan a dejar solos como ocurrió en el Protocolo de Kioto al que se quiere dar ahora continuidad a partir de 2012. Lo que está en juego es lograr un acuerdo global en la próxima cumbre de Copenhague (COP15) que evite que suba más de 2 grados la temperatura media del planeta (como así se decidió en Bali).

    Lo aprobado de forma paralela en Bruselas era el paquete de medidas propuesto el pasado mes de enero por la Comisión Europea, el llamado 20-20-20: una reducción del 20% de las emisiones de CO2 (respecto a 1990), un aumento de las energías renovables para que supongan el 20% en el consumo de energía y todo ello en el año 2020. «Esto son ya objetivos evaluables sector por sector, año a año, y país a país», comentaba satisfecho el ministro francés, que recordaba que la UE quiere ampliar este mismo objetivo de reducción para 2020 hasta el 30% si le siguen los demás países desarrollados en el futuro acuerdo que se llegue el año que viene en Copenhague (lo que entraría en el rango 25-40% que se pide que asuman los países desarrollados). «La UE no sólo confirma sus objetivos, sino que no hay nadie que haya realizado algo equiparable», incidía el galo, que también reconocía las dificultades surgidas en el mes de octubre: «Después de haber dudado algunos días por la crisis, los europeos estamos convencidos de que la crisis económica pasará, pero la ecológica no«.

    «Esto ya no se puede llamar el plan 20-20-20», replicaba poco después la reponsable de Energía de Greenpeace Francia, Karine Gavand, «se ha quedado en 4-4-4: 4% de la reducción real de emisiones en Europa (sin el uso de mecanismos suplementarios a la reducción), 4% es la parte del sector industrial que sólo tendrá que ir a subasta y 4 los grados que se alcanzarían en el planeta si el resto de países siguen el mismo camino». Las rebajas realizadas en Bruselas en el texto para contentar a todos los países temerosos de la crisis económica, principalmente a Polonia, no han gustado en nada a los grupos ecologistas, que piden que los eurodiputados voten en contra cuando pase por Estrasburgo.

    ¿Por qué? Esta nueva política europea divide las fuentes de emisiones de CO2 en dos bloques: el sector difuso (transporte, agricultura y sector residencial) y la industria. En el primer bloque existen una serie de objetivos de reducción concretos para cada país en función de su PIB (en el caso de España un 10% respecto a los niveles de 2005, un compromiso bastante moderado teniendo en cuenta los altos niveles de emisiones del país en ese año de referencia). Sin embargo, para el segundo no se distribuyen objetivos de reducción entre los países, sino que todas las empresas europeas deben repartirse unos derechos de emisión limitados.

    Y aquí viene el principal punto de conflicto, en principio se quería que los países no repartieran de forma gratuita esos derechos (como hasta ahora) sino acudir a subasta. Sin embargo, por la presión de Polonia, y otros países de la ampliación europea, al final sólo acudirán a la subasta el 100% de las empresas eléctricas de los Quince, pero las del resto de países se incorporarán gradualmente desde un 30% hasta llegar al 100% del sector en 2020.

    Con o sin rebajas, y a la espera de lo que pueda pasar en el Parlamento Europeo, sí era cierto que los países europeos daban nuevamente un paso que les ponía por delante del resto de países desarrollados. Además, el comisario europeo de Medio Ambiente insistía en Poznan en recordar que la verdadera propuesta de la UE es llegar al 30% de reducción en 2020. «30%, eso es lo que queremos, miramos al futuro, tenemos que reducir al 30%, eso es lo que los países europeos proponemos», reiteraba de forma machacona un comisario que pedía a la sociedad que no bajara la presión sobre los gobiernos.

    Fondo de Adaptación

    Entre los acuerdos alcanzados en Poznan ya de madrugada, destacaba la activación del Fondo de Adaptación para el reparto de las ayudas para la adaptación a los efectos del cambio climático (inundaciones, sequías…). Estas ayudas vienen del 2% de los intercambios de créditos de CO2 conseguidos por los proyectos de reducción de emisiones llevados a cabo por los países desarrollados en naciones en desarrollo (los llamados Proyectos de Desarrollo Limpio) y suponen entre 80 y 300 millones de dólares al año. Demasiado poco. Los países en desarrollo querían ampliar este fondo con otro 2% procedente del mercado de emisiones y se esperaba que la reunión de Bruselas lo facilitara, pero eso tendrá también que esperar para decepción de estas naciones, que no dejaron de expresar su descontento.

    «Esto no es un problema financiero, ni climático, esto es un problema ante todo humano», criticaba con dureza el representante de Gabón superadas las 2 de la madrugada en el Plenario, «cada vez es más grande la fractura entre los países ricos y pobres». «Hace falta más honestidad», que se dirigía así a los que calificaba como ‘»golden boys’ del cambio climático». Fueron muchas las intervenciones de decepción de los países en desarrollo por unas y otras causas. Pero ya no había tiempo para más en esta cumbre del clima. La conferencia se daba por cerrada y en las pantallas aparecía la cuenta atrás para Copenhague: 352 días, 6 horas y 59 minutos.

    Los otros artículos sobre esta cumbre:

    11 de diciembre, Día Contra el Cambio Climático.

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    En el Día contra el Cambio Climático

    En el día Contra el Cambio Climático, y mientras se celebra en Poznan la última cumbre del clima antes de la decisiva COP15 del año próximo en Copenhagen, lanzamos al Presidente del Gobierno las siguientes preguntas:

    ¿Qué va a hacer para reducir las emisiones de uno de los países que más se alejan de sus compromisos según el protocolo de Kioto?

    ¿Qué postura va a adoptar España ante la Unión Europea y ante el mundo en las trascendentales negociaciones internacionales sobre cambio climático del año 2009?

    ¿Cómo va a encajar todas estas piezas en la actual crisis económica y financiera?

    Nos encontramos en un momento crítico en el que a la urgencia por la acción para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero y así la magnitud del calentamiento global, se suma la dificultad de lograr un acuerdo internacional en un momento de crisis económica y financiera global. Incluso la Agencia Internacional de la Energía acaba de hacer un llamamiento por una revolución global en el modelo energético de los países de la OCDE.

    Pero pensamos que la crisis económica y la crisis climática van de la mano y que debemos buscar soluciones conjuntas, aprovechando la crisis económica para arreglar el clima, aprovechando la necesaria acción frente al cambio climático para reactivar la economía.

    Sabemos que esa revolución será difícil, pero ya podemos imaginar que es posible. Las principales medidas de reducción de emisiones, como el ahorro energético, conllevan directamente un ahorro económico. Por otra parte, las tecnologías limpias, lejos de ser un lujo que no podemos permitirnos en este momento, son necesarias para reducir las emisiones de carbono y mejorar la eficiencia energética, una medida a su vez imprescindible para recuperar la economía asumiendo las limitaciones que impone la fragilidad de la atmósfera de nuestro planeta. Un 70% de las tecnologías necesarias para esta revolución ya existen y además son rentables a medio plazo. A esto se sumarían los necesarios cambios de hábitos, no tecnológicos. Por tanto, no es cuestión sólo de economía, sino de liderazgo.

    Por ello,

    Pedimos a nuestro Gobierno que se adhiera a otros gobernantes internacionales que decidan asumir el liderazgo en la acción frente al cambio climático.

    Pedimos a nuestro Gobierno que haga lo posible por poner en marcha lo que Ban Ki-moon ha llamado el «Green New Deal«, un gran acuerdo mundial para llevar a cabo una revolución global hacia las energías limpias. Una reforma mundial que eliminaría algunas de las causas de la crisis y que a su vez reactivaría la economía en su conjunto.

    Y pedimos que en todos los paquetes de medidas anticrisis de nuestro Gobierno se prioricen las inversiones en energías limpias y la reducción de las emisiones de carbono.

    Rellena este breve formulario y te enviaremos a tu cuenta de correo electrónico un mensaje para que tú, directamente desde tu ordenador, puedas enviárselo al Presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Solo tendrás que «darle a responder».

    http://www.ecodes.org/pages/dia_contra_el_cambio_climatico/index.asp

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    Los supermercados no podrán regalar las bolsas en Catalunya a partir de 2009.

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    La medida pretende reducir su uso un 30% en 2009 y hasta el 50% en 2012

    Redacción
    27-11-2008

    Las cadenas de supermercados y comercios situados en Catalunya no podrán distribuir el próximo año bolsas de plástico de forma gratuita, ya que tendrán que cobrar por ellas o bien descontar su coste en la factura de la compra en caso de que el cliente renuncie a utilizarlas.

    Según publica La Vanguardia, el diputado de ICV-EUiA Daniel Pi ha explicado en rueda de prensa que el Parlament catalán aprobará en el último pleno del año una enmienda a la ley de acompañamiento de los Presupuestos propuesta por ICV y que cuenta con el apoyo de PSC y ERC. Esta enmienda tiene como objetivo «visualizar el coste» de las bolsas de plástico con asas distribuidas en los comercios y contribuir al objetivo de reducirlas hasta un 30% en 2009 y hasta el 50% en 2012.

    Actualmente, algunos cadenas de supermercados ya descuentan o hacen pagar el precio de las bolsas de plástico, después de acordarlo voluntariamente con la Agencia de Residuos de Catalunya. Según Daniel Pi, cada comercio establecerá sus propios mecanismos para adaptarse a la medida, que se prevé que entre en vigor a principios de 2009.

    Pi también ha añadido que con esta medida «no se cierra el proceso» para reducir las bolsas de plástico y que, en función de los resultados obtenidos, se estudiarán otras herramientas que permitan una «regulación específica».

    La importancia de reciclar papel y cartón.

    España recupera y recicla cada vez más papel, aunque la crisis pone en peligro este sector

    Un gesto tan sencillo como reciclar un residuo de papel o cartón supone importantes beneficios para el medio ambiente. Por ello, los consumidores son determinantes en la mejora de su entorno utilizando correctamente los contenedores azules. En este sentido, las cifras de recogida y reciclaje en España han aumentado en los últimos años, aunque los responsables de este sector aseguran que la actual crisis económica podría poner en peligro esta tendencia.

    • Autor: Por ALEX FERNÁNDEZ MUERZA

    Cómo se recicla y por qué beneficia al medio ambiente


    – Imagen: Tim Meijer

    Las ventajas medioambientales de reciclar papel y cartón son muy diversas. Por cada tonelada de papel que se recoge y se recicla se ahorran dos metros cúbicos de vertedero, 140 litros de petróleo, 50.000 litros de agua y la emisión de 900 kilos de dióxido de carbono (CO2), uno de los gases de efecto invernadero causante del cambio climático.

    Ahora bien, para lograr una correcta recuperación y reciclaje del papel y del cartón usado, el consumidor tiene que concienciarse del procedimiento adecuado a seguir. Para empezar, hay que conocer qué residuos se pueden depositar en el contenedor azul y cuáles no. Los restos de periódicos, revistas, cajas o embalajes de cartón y bolsas de papel son los indicados, mientras que el papel de cocina, las servilletas de papel manchadas, los tetra bricks, el papel de aluminio o sanitario, así como las etiquetas adhesivas no son válidos.

    Por cada tonelada de papel que se recoge y se recicla se ahorran dos metros cúbicos de vertedero, 140 litros de petróleo, 50.000 litros de agua y la emisión de 900 kilos de CO2

    En definitiva, el papel y el cartón usados no deben llevar restos de otros residuos, porque de lo contrario contaminarán el conjunto y dificultarán su reciclaje, ya que tienen que ser separados en las plantas de recuperación. En este sentido, se estima que entre un 3% y un 5% del material arrojado a los contenedores azules no es papel ni cartón.

    Por otra parte, no hay que olvidar que el reciclaje es la tercera opción en importancia de las famosas tres erres, más si cabe en el caso de este material: se cree que un 19% del papel consumido es irrecuperable, bien porque se almacena en forma de libros, revistas, documentos, etc., o bien porque su uso hace inviable su recuperación. Asimismo, la fibra de celulosa puede ser reutilizada sólo una media de seis veces, impidiendo así su posterior reciclaje.


    – Imagen: mia

    Por ello, hay que incidir en la reducción o el ahorro en el uso del papel y el cartón, así como en su reutilización. En primer lugar, hay que utilizar productos de papel sólo cuando sea necesario, aprovechándolos al máximo. Por ejemplo, se pueden evitar los embalajes innecesarios o recargados, los folios se pueden utilizar por ambas caras, y siempre que se pueda, evitar imprimir documentos que se puedan consultar en el ordenador.

    Asimismo, también se pueden reutilizar los papeles de regalo, y las bolsas de papel pueden servir para almacenar los restos de papel y cartón. Por su parte, se puede reducir e incluso eliminar el uso del papel de cocina al sustituirse por trapos de tela o bayetas. Los periódicos y revistas se pueden compartir, o consultar en las bibliotecas, y también se puede evitar coger publicidad innecesaria. Y como una manera de concienciar a los más pequeños, se puede fabricar artesanalmente en casa papel reciclado.

    Diferentes tipos de papel ecológico y reciclado

    El actual sistema de fabricación de papel reciclado ha mejorado su calidad con respecto a las primeras producciones, por lo que se puede utilizar con total normalidad para cualquier uso.

    Se estima que entre un 3% y un 5% del material arrojado a los contenedores azules no es papel ni cartón

    En cualquier caso, conviene reconocer los diferentes tipos de papel para utilizarlo en consecuencia. Para empezar, el papel de primer uso o convencional, elaborado con celulosa de madera, requiere un proceso productivo muy contaminante, si bien la industria asegura haber reducido su impacto en los últimos tiempos. Asimismo, su materia prima puede haber procedido de explotaciones forestales no sostenibles, lo que incide en el aumento de la deforestación.

    Por su parte, el papel reciclado, que utiliza papel usado, si ha sido blanqueado con cloro, resulta también contaminante. Por ello, conviene fijarse también en este aspecto, y en definitiva, decantarse por el papel ecológico y reciclado, es decir, que haya sido producido a partir de madera con certificación sostenible, y libre de cloro.

    Recogida y reciclaje de papel en España


    – Imagen: George Bosela

    En 2007 se recogieron en España 4,9 millones de toneladas de papel y cartón, de las que un 10,5% se destinaron a la exportación, principalmente a China. En este sentido, la tasa de recogida se situó en un 63,7% (similar a los 64% de la media europea), según la Asociación Española de Recuperadores de Papel y Cartón (Repacar). La recogida de esta cantidad evitó así su abandono en vertederos, que hubieran necesitado un espacio equivalente a 49 estadios de fútbol, y la emisión de 4,4 millones de toneladas de gases de efecto invernadero. Por su parte, la industria papelera recicló 5,68 millones de toneladas, de las que el 22,5% fueron importadas.

    Gracias a este volumen de recogida, España se sitúa en cabeza del reciclaje de papel usado en Europa: por cada diez kilos de papel que se elaboran, ocho kilos y medio son fabricados con papel recuperado como materia prima. Su destino principal es la producción de papel de periódico y envases de cartón industrial.

    En 2007 se recogieron en España 4,9 millones de toneladas de papel y cartón

    Ahora bien, las cifras son desiguales por provincias, según los datos de Repacar. Las comunidades autónomas que más reciclan son País Vasco, Baleares y Madrid, mientras que en el otro extremo se encuentran Extremadura, Cantabria y Asturias. En este sentido, algunas localidades apenas alcanzan una tasa de reciclaje del 10%.

    Por ello, el siguiente objetivo del sector es lograr que el 100% del papel que se consume proceda del reciclaje. Los responsables de Repacar, que agrupa a la gran mayoría de empresas de la recuperación de papel, aseguran que el crecimiento actual de la tasa de reciclaje de papel «permitiría en condiciones normales que España sea autosuficiente en dos años».


    – Imagen: Zelda Richardson

    No obstante, esta asociación ha reconocido recientemente que la crisis económica ha provocado en este último mes una reducción «drástica» de los pedidos de la industria papelera, «hasta niveles muy por debajo de los volúmenes que se están reciclando». Desde Repacar se afirma que los precios de venta de papel y cartón recuperado para su reciclaje «se han desplomado un 50%», los «más bajos de los últimos 15 años.» Por ello, sus responsables afirman que este sector «está condenado a su extinción si no se corrige esta situación en breve.»

    Campaña multimedia para reciclar papel

    Los precios de venta de papel y cartón recuperado para su reciclaje se han desplomado un 50%, según Repacar

    Repacar, con la ayuda del Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino (MARM) ha puesto en marcha la campaña «La Vida del Papel: un viaje en el que tú decides el destino final». Su objetivo es la sensibilización de los jóvenes de entre 9 y 29 años sobre los beneficios medioambientales de recuperar y reciclar papel y cartón.

    Para ello, la campaña cuenta con diversas herramientas multimedia, como una mini serie de dibujos animados y una web en las que se explica cómo separar, recuperar y reciclar el papel y cartón, así como sus ventajas para la naturaleza y la importancia de que sus familiares, amigos y profesores se involucren también en el proceso.

    Paginación dentro de este contenido

    Pautas de consumo en favor del medio ambiente.

    Los hábitos de los consumidores resultan esenciales en la lucha contra los problemas medioambientales

    Cada vez más expertos aseguran que los principales problemas del medio ambiente necesitan actuaciones inmediatas antes de que sea demasiado tarde. En este sentido, los consumidores pueden ser fundamentales, ya que pueden asumir una serie de acciones ecológicas en su vida cotidiana que mejoren su entorno y marquen las decisiones de las empresas e instituciones. Los consejos que pueden llevar a la práctica los ciudadanos son muy diversos y, además de contribuir a proteger su entorno, les permitirán importantes ahorros de dinero.

    • Autor: Por ALEX FERNÁNDEZ MUERZA
    • Fecha de publicación: 13 de noviembre de 2008

    Actuar por el medio natural


    – Imagen: particlem

    La Tierra es una fuente inmensa de recursos, pero no es inagotable. De hecho, basta con comprobar la «huella ecológica» para percatarse de que la humanidad está superando la capacidad de generación de recursos del planeta. Los consumidores pueden contribuir a evitar las fatales consecuencias de seguir incrementando esta huella con algunas decisiones desde su vida cotidiana:

    • Asumir las tres erres (reducir, reutilizar y reciclar, en este orden de prioridad), como se explica por ejemplo en la Escuela de reciclaje de CONSUMER EROSKI, ahorra ingentes cantidades de recursos no renovables y contaminación. Depositar los residuos en los puntos de reciclaje o en los puntos limpios facilita su correcto tratamiento. Esta acción es especialmente importante en el caso de productos peligrosos y tóxicos, ya que su abandonado incontrolado en el entorno natural puede causar graves consecuencias.
    • Llevar a cabo un consumo inteligente y responsable, lo que supone utilizar productos reciclados y reciclables, y productos y servicios eficientes en su uso de los recursos, aprovechándolos al máximo. Asimismo, interiorizar unos hábitos alimenticios más ecológicos también es de gran ayuda, como consumir productos locales y de temporada, no abusar de la carne, y en cualquier caso, que los alimentos sean elaborados de forma sostenible. Para ello, se pueden seguir unos consejos que permitirán elegir productos realmente ecológicos con un alto grado de certeza.
    • A la hora de viajar, se puede hacer de manera más respetuosa con el medio ambiente, eligiendo por ejemplo programas de turismo ecológico.

    Asumir las tres erres (reducir, reutilizar y reciclar) ahorra ingentes cantidades de recursos no renovables y contaminación

    En otras ocasiones, conceptos como la biodiversidad pueden parecer alejados de los consumidores. Sin embargo, la pérdida de especies significa otra forma de poner en peligro nuestro futuro, ya que también dependemos de ellas. De hecho, los expertos relacionan directamente la biodiversidad con otro concepto no menos importante, el desarrollo sostenible, que implica que el desarrollo económico sólo podrá continuar si se respeta el medio ambiente.

    Dentro de los problemas que ponen en peligro la biodiversidad, los expertos destacan la destrucción del hábitat, consecuencia en gran medida de la extracción de recursos naturales. Los consumidores pueden reclamar productos elaborados de forma sostenible, o efectuar una denuncia si creen presenciar un delito contra el medio ambiente ante la autoridad competente, ya sea de forma personal o a través de alguna asociación o grupo ecologista. Por ejemplo, los incendios forestales se podrían evitar, o combatir mucho más eficazmente, si los ciudadanos se concienciaran de una serie de medidas.


    – Imagen: Shubert Ciencia

    De la misma forma, el tráfico ilegal de especies (especialmente en España, por cuyas fronteras circula el 30% de todo el contrabando mundial) o el aumento de las especies invasoras suponen también graves peligros para la biodiversidad. Los consumidores también pueden actuar para contribuir a proteger a las especies naturales, sobre todo las consideradas en peligro. Por ejemplo, en caso de querer una especie exótica, conviene asegurarse de que se puede introducir legalmente, contactando con el Seprona o el Ministerio de Industria y Comercio, aunque lo mejor es que habiten en su medio natural. También se puede ayudar o formar parte de asociaciones especializadas en la conservación y recuperación de especies en peligro. Diversas ONG ecologistas, instituciones y hasta entidades bancarias proponen una variada oferta de programas de voluntariado medioambiental, y contribuyen a conservar y recuperar espacios naturales que no reciben a menudo suficientes recursos.

    Los consumidores pueden efectuar una denuncia si creen presenciar un delito contra el medio ambiente

    Por otra parte, los consumidores como ciudadanos también pueden exigir a las administraciones locales, autonómicas o estatales que se cumpla la legislación medioambiental, y que se facilite una mayor información, educación y participación social, como así lo indica por ejemplo el Convenio de Aarhus. En este sentido, los ciudadanos pueden acudir a centros de documentación ambiental o a centros de educación ambiental, y en caso de no tener cerca uno, exigirlos a las instituciones.

    Actuar desde el medio urbano


    – Imagen: Thomas Duesing

    Los ciudadanos, desde sus hogares o su entorno urbano, también pueden tomar importantes decisiones a favor no sólo del medio ambiente, sino de su propio bolsillo. Por ejemplo, en casa se pueden asumir una serie de fáciles consejos que permiten reducir el consumo de energía o de agua. Igualmente, se puede conseguir una importante reducción de recursos naturales mediante la recogida selectiva de la basura en casa y su depósito en sus contenedores correspondientes. Incluso la materia orgánica se puede recoger selectivamente, de manera que se pueda tanto compostar también en casa, como valorizar en las plantas de biogás.

    Por otra parte, los consumidores también pueden compartir bienes de consumo como determinados electrodomésticos, libros, películas o intercambiar bienes que pueden ser útiles a otros, adquirir ropa ecológica y hasta casarse de manera respetuosa con el medio ambiente.

    Diversas tecnologías permiten a los españoles a crear energía ecológica en su propia vivienda y, con ello, ahorrar dinero

    Las viviendas en sí también son importantes a la hora de actuar por el medio ambiente. Se puede optar por casas más ecológicas, que cuidan el medio ambiente y ahorran dinero. Del mismo modo, pueden exigir que las viviendas incorporen medidas para disminuir su impacto ambiental, como las apuntadas por ejemplo en el nuevo Código Técnico de la Edificación. Así, el aislante térmico de las viviendas o el uso de sistemas más eficientes de climatización, tanto en invierno como en verano, permite importantes ahorros energéticos. Además, diversas tecnologías permiten a los consumidores crear energía ecológica en su propia vivienda y, con ello, ahorrar dinero y reducir su dependencia de la red eléctrica.

    En la ciudad, el consumidor es una de las piezas esenciales para luchar contra los problemas medioambientales. Por ejemplo, los ciudadanos pueden implicarse activamente en combatir el cambio climático y hacer frente a sus posibles consecuencias.


    – Imagen: Daniel Lobo

    Por su parte, algunos expertos llaman la atención especialmente sobre la huella de carbono, que recuerda el aumento de las emisiones de los gases de efecto invernadero, y ofrecen consejos específicos para su reducción; los consumidores pueden contribuir a reducir el cambio climático compensando sus emisiones de CO2 mediante diversas iniciativas en Internet.

    La movilidad es uno de los caballos de batalla de las ciudades, y en la que los consumidores también tienen mucho que decir. Pueden apostar por el transporte público, exigiendo además que éste sea más ecológico. En caso de necesitar coche, se puede elegir un modelo lo menos contaminante posible, realizar una conducción eficiente o intentar compartir el vehículo privado y el parking. Y siempre que sea posible, podemos desplazarnos a pie o en bicicleta, ya sea privada o pública.

    En la ciudad, el consumidor es una de las piezas esenciales para luchar contra los problemas medioambientales

    Los consumidores, en cuanto ciudadanos, también pueden reclamar a los responsables institucionales mayores esfuerzos en la lucha contra la contaminación urbana, como así lo indican, por poner un caso, las nuevas leyes que tratan de mejorar la calidad del aire, la gestión de los residuos o el ruido en los centros urbanos.

    En el ámbito laboral, los consumidores también pueden ser más ecológicos en su trabajo, y las empresas pueden hacer gala de buenas prácticas de responsabilidad social corporativa, de manera que la asunción de criterios de calidad ambiental permita mejorar su cuenta de resultados a la vez que el medio ambiente.

    La Diputación de Lleida reparte bolsas de tela en las panaderías para reducir el uso del plástico

     

    Los panaderos cifran en nueve millones las bolsas de plástico que gastan cada año

    (EUROPA PRESS) –

       El Patronato de Promoción Económica de la Diputación de Lleida empezó hoy a repartir bolsas de tela en 100 panaderías para reducir el uso del plástico. Según el presidente del Gremio de Panaderos, Manel Llaràs, cada año se utilizan nueve millones de bolsas de plástico para vender pan en Lleida.

       El presidente del patronato, Josep Presseguer, y el director, Gerard Guiu, estuvieron hoy en uno de los establecimientos que participan en la campaña, la panadería Joan March de la calle Magdalena.

       Una de las primeras personas en recoger la bolsa, Àngeles Portugués, valoró bien la iniciativa. «Me parece muy buena idea, ahora lo que hace falta es que tengamos memoria y pensemos en coger la bolsa», afirmó.

       Guiu y Llaràs señalaron que con el reparto de bolsas de tela se pretende sensibilizar a la sociedad sobre la reutilización de los recursos y volver a la costumbre de hace años, cuando en todas las casas había bolsas para ir a comprar el pan. Ambos apuntaron también que será dentro de unos días cuando puedan hacer una valoración de la campaña al comprobar si efectivamente los clientes de las panaderías que se llevaron hoy la bolsa la reutilizan.

       El presidente del gremio de panaderos agregó que hace falta legislación por parte de la administración para apoyar estas actuaciones con una normativa que pueda limitar el uso del plástico. «Mientras en los supermercados regalan bolsas de plástico es muy difícil que los consumidores dejen de pedirlas en las panaderías», afirmó. Durante la campaña, la Diputación repartirá cinco mil bolsas entre cien panaderías. En Lleida hay 250 establecimientos que venden pan.

       A la presentación de la campaña asistitió también Mónica Elías, técnica del Centro de Difusión Tecnológico del Sector Panadero (Innopan), con sede en Lleida, quien dijo que el reparto de las bolsas es una muestra de la sensibilidad del sector panadero por la sostenibilidad.

    Vertederos: La conciencia ecológica está en la basura.

    A pesar de que las normas europeas apuntan a su drástica reducción, los vertederos recogen la mitad de los residuos urbanos, en algunos casos de forma irregular y con problemas de saturación

    La imagen de Nápoles inundada de residuos puede parecer un caso extremo, pero da cuenta de un problema que crece y se amontona sin cesar, de manera especial en los vertederos. Y es que con un escaso 10% de reciclaje general , en ellos se tira hasta la conciencia ecológica de nuestra sociedad. La legislación europea establece que los vertederos deben ser la última opción para el tratamiento de los residuos sólidos urbanos (RSU) y apunta a 2009 para reducir a la mitad la basura orgánica respecto a 1995. Sin embargo, según los últimos datos oficiales disponibles, de 2005, cada español genera al día 1,4 kilos de RSU (en total, más de 25 millones de toneladas), una cantidad que ha crecido un 46% en la última década. La mitad acaba en el vertedero.

    Bien es verdad que estas instalaciones nada tienen que ver con aquellos lugares en los que se abandonaban los residuos sin ningún control, con los consecuentes riesgos para el medio ambiente y la salud. En la actualidad, son depósitos en la superficie o bajo tierra impermeabilizados y vigilados, con sofisticados sistemas de control para los lixiviados (líquidos nocivos generados en el propio vertedero) y gases tóxicos que emiten. En algunos casos incorporan incluso tecnologías que aprovechan estos gases para la generación de energía.

    Asimismo, la legislación especifica el tipo de residuos que pueden aceptar y rechazar, así como su ubicación, lejos de zonas habitadas o con riesgo de alto impacto ambiental. En este sentido, desde la Asociación de Empresas Gestoras de Residuos y Recursos Especiales (ASEGRE), se afirma que la eliminación controlada de residuos en vertedero es un procedimiento de gestión que cuenta con la suficiente normativa.

    Una vez que ya se tiene previsto el cierre de un vertedero, se regulan diversas actuaciones para evitar su impacto ambiental. En este caso, se suelen llevar a cabo planes de vigilancia post-sellado y clausura, medidas de revegetación y de recuperación para su uso agrícola e incluso lúdico (conversión en parques o instalaciones deportivas).

    Por su parte, el Ministerio de Medio Ambiente (hoy también del Medio Rural y Marino) (MMA) presentaba el año pasado el Plan Nacional Integrado de Residuos (PNIR), que se marca hasta 2015 unos objetivos para adaptarse a las directrices de la Unión Europea en esta materia.

    Problemas de los vertederos

    El Observatorio de la Asociación Técnica para la Gestión de Residuos y Medio Ambiente (ATEGRUS) sobre Vertederos Controlados de residuos no peligrosos, peligrosos e inertes (2005-2007) no deja en muy buen lugar el funcionamiento de estas instalaciones en España. Entre las diversas conclusiones, afirma que la valorización del gas de vertedero es aún muy insuficiente, aunque reconoce un «lento» avance; se realizan pocos controles ambientales; el drenaje de los lixiviados es aún inadecuado en muchos casos; el revestimiento de los vertederos puede resultar insuficiente; se necesitan más medidas para reducir la cantidad de materia orgánica depositada en vertedero y los vertederos de menor tamaño son los que más incumplimientos registran.

    Asimismo, los responsables de ATEGRUS aseveran que el vertido será la principal solución ante los residuos, ya que continúa la tendencia de construir vertederos provinciales o supra-comarcales más grandes y cerrar los vertederos más pequeños.

    Sin embargo, otros expertos también advierten de que algunos de estos vertederos se encuentran llenos, aunque siguen funcionando, y apuntan a la Comunidad Valenciana, Canarias y Galicia como los lugares donde se concentran la mayoría de los vertederos saturados. Asimismo, también se alerta de que la numerosa legislación europea, nacional y autonómica es compleja, e incluso, a menudo confusa, y no ha sido desarrollada de manera efectiva, lo que representa un obstáculo para poner en marcha su aplicación real.

    Vertederos ilegales y disparidad de datos

    La falta de información actualizada y contrastada es otro de los problemas que impide conocer con exactitud su situación real. Un ejemplo de ello es el número de vertederos que hay en nuestro país. Según datos del Ministerio, a finales de 2006 se contabilizaban 869 vertederos activos en España, de los que veinte se destinaron a residuos peligrosos, 248 a no peligrosos y 601 a inertes y otros. Por su parte, ATEGRUS afirma que en 2007 había en España 415 vertederos controlados, de los que catorce recogieron residuos peligrosos, 207 residuos no peligrosos y 194 residuos inertes.

    En cuanto a los vertederos incontrolados, salvajes o no autorizados, la disparidad de los datos también es evidente. Ecologistas en Acción alaba el esfuerzo que el MMA ha hecho desde el año 2000 para eliminarlos y reconoce que se han reducido mucho, pero sostiene que en 2005 había entre 4.000 y 90.000, «dependiendo de las fuentes consultadas».

    Este problema en la verificación de datos es un elemento más que pone en evidencia, como subrayan diversos expertos, la falta de coordinación entre las distintas administraciones responsables. Desde el propio ministerio admiten que las tarifas que se cobran por los residuos urbanos registran importantes diferencias de unas comunidades a otras e incluso en distintas instalaciones de una misma comunidad, con un rango que puede ir de los 10 a los 60 euros. En algunos casos, los precios incluso no cubren todos los costes de vertido.

    Qué pueden hacer los consumidores

    La jerarquía general en la gestión de los residuos establece cinco pasos, de más a menos importante: minimización, reutilización, recuperación, valorización y eliminación. Por lo tanto, los consumidores deben concienciarse para reducir en todo lo posible su generación de residuos (el único residuo que no impacta al medio ambiente es el que no se genera); reutilizar antes de tirar; y, en tal caso, asumir el objetivo del «vertido cero», es decir, que los vertederos reciban únicamente los residuos que no se puedan reciclar.

    Asimismo, los consumidores también pueden exigir a sus responsables institucionales, tanto locales, como autonómicos, nacionales y europeos, que asuman y apliquen sin ambigüedades las normativas sobre gestión de residuos. Para ello deben asumir las medidas necesarias y permitir un mayor acceso a la información sobre este campo.

    El Día Internacional para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en la Guerra y los Conflictos Armados

    Títulos adicionales sobre el medio ambiente en la guerra y los conflictos armados disponibles en UNBISnet
    ONU | General

    El Día Internacional para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en la Guerra y los Conflictos Armados

    6 de noviembre


    El 5 de noviembre de 2001, la Asamblea General declaró el Día Internacional para la prevención de la explotación del medio ambiente en la guerra y los conflictos armados, el cual se celebrará el 6 de noviembre de cada año (resolución 56/4). La Asamblea adoptó esta medida considerando que los daños causados al medio ambiente en tiempos de conflicto armado seguían afectando los ecosistemas y los recursos naturales mucho después de terminado el conflicto, extendiéndose a menudo más allá de los límites de los territorios nacionales y de una generación. Recordó asimismo la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas, en la que se había destacado la necesidad de proteger nuestro entorno común.

    Enlaces con sitios de las Naciones Unidas y del sistema de la ONU:

    Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente

    E-Mine Electronic Mine Information Network

    Comisión Económica y Social para Asia Occidental

    UN. Office of the Special Adviser on Africa

    Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación

    Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados

    Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

    El Programa de Hábitat

    Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo

    Recursos adicionales:

    Las conexiones de los recursos adicionales contenidas en esta página tienen un finalidad meramente informativa. Dicha información no implica responsabilidad alguna por parte de las Naciones Unidas, ni la reconocen oficialmente.

    Armed Conflict and the Environment Project – World Wildlife Fund Biodiversity Support Program

    Armed Conflict, Refugees and the Environment Conflict (Wendy Vannaselt) In: World Resources 2002-2004

    Effect of War on the Natural Environment (Jurgen Brauer)

    Green Cross International

    Inventory of Conflict and the Environment

    IUCN Statement on Armed Conflict and the Environment

    IUCN WESCANA Regional Office

    People and the Planet

    Residuos Explosivos de Guerra (Comité Internacional de la Cruz Roja)

    War and Kashmir’s Environment

    War and the Environment

    El desierto avanza sobre España.

    La sequía extrema acecha al 37% del territorio – El Gobierno tarda cinco años en aprobar el Programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación

    E. DE BENITO – Madrid – 20/08/2008

    España se seca. Un 18% del territorio corre un riesgo alto o muy alto de desertificación; otro 19%, un peligro medio. Ésa es la realidad y el punto de partida del Programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación (PAND) del Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino, que acaba de entrar en vigor tras su publicación ayer en el BOE. La iniciativa, sin nueva dotación presupuestaria, llevaba desde 2003 en manos del Gobierno, cuando la sequía acechaba a un 31% de la superficie, y ya entonces acumulaba un importante retraso. Ahora la amenaza de la desertificación alcanza el 37%.

     

    El Programa Nacional de Lucha contra la Desertificación

    DOCUMENTO (PDF – 8,33Mb) – 20-08-2008

     

    La noticia en otros webs

    Ya en 1996 la Administración se comprometió a tomar medidas

    España firmó junto con otros 70 países el Convenio de Naciones Unidas vigente desde 1996 que obligaba a diseñar planes nacionales para combatir lo que era obvio; que la sobreexplotación de los recursos, el cambio en la agricultura y lo que entonces se esbozaba como un inicio del calentamiento global estaba cambiando el paisaje. Once años después, en 2007, se presentó sin los deberes hechos en la cumbre mundial sobre desertificación que acogió Madrid. El documento que ahora presenta, de 262 páginas, parte de una radiografía clara de la situación. Las zonas más problemáticas son las cuatro Islas Canarias orientales (Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura), Murcia, Alicante, Almería y el este de Castilla-La Mancha (Albacete y Ciudad Real). Ninguna sorpresa. Todas coinciden con aquéllas, también recogidas en el informe, en las que se ha observado una mayor sobreexplotación y salinización de los acuíferos. Tanto que los científicos de la Unesco han debatido retirar la catalogación de Zona de Interés a las Tablas de Daimiel.

    Tampoco sorprenden las medidas propuestas. La parte más concreta del texto trata de la recuperación de la cubierta vegetal y de los cauces de los ríos, primeras medidas para combatir el avance del desierto. Para ello se sugiere lo siguiente: «Repoblación forestal con especies autóctonas» para «contribuir a la reconstrucción de una vegetación estable y madura con respecto a las condiciones del lugar» y «tratamientos selvícolas de las masas forestales protectoras existentes» para «mejorar el tamaño, la densidad y la cobertura del suelo que proporciona la vegetación, garantizando su estabilidad, calidad y diversidad». Se propone además la «gestión del matorral mediterráneo», la «ordenación del pastoreo», la protección de los «buenos suelos productivos» o los «suelos en cultivos de áreas de montaña mantenidos por razones sociales», y la construcción de «diques y otras obras de estabilización de cauces torrenciales».

    Las explotaciones deberán presentar planes de sostenibilidad. El programa estipula condiciones para el manejo de pastos y rastrojos, matorrales, qué superficies se pueden arar y cuáles no. También se estipula un número de animales para cada superficie, con el objetivo de evitar la sobreexplotación.

    El objetivo no es sólo estético (si se puede considerar así la predilección de un paisaje más verde frente a otro más seco). La falta de una vegetación estable, que nunca podrá ser demasiado frondosa por el régimen de lluvias del sureste español, tiene consecuencias directas en el aprovechamiento del terreno.

    El informe recoge los datos, aún incompletos, de la pérdida de suelo según el tipo de vegetación o cultivo. La erosión es un problema asociado a la desertificación: la agrava y acelera. En este caso, el mapa correspondiente muestra las mayores tasas en el valle del Guadalquivir, aunque toda España se ve moteada por los puntos rojos que indican pérdidas de más de 25 toneladas de suelo por hectárea al año, siendo las más afectadas las zonas con cultivos arbóreos y viñedos de secano, y las que menos, las que tienen un arbolado más frondoso.

    En el documento se recogen partidas ya invertidas en el Plan Hidrológico Nacional y el de Desarrollo Rural, pero no se da una cifra de lo que costará. Sólo en esos dos campos la inversión llegará a los 26.000 millones de euros, aunque no toda tendrá que ser una nueva aportación, porque parte ya estaba presupuestada en esos planes.

    Theo Oberhuber, de Ecologistas en Acción, destacó «el retraso en la aprobación pese a ser uno de los países más afectados por la desertificación». «El plan no aborda la pérdida de suelo fértil por la urbanización masiva. Se está infravalorando el impacto del urbanismo en la desertificación», dijo. Y concluyó: «Llega tarde y es insuficiente pero es mejor que nada, ya que sí aborda algunas prácticas agrarias que provocan desertificación».

    Iniciativas nuevas y antiguas

    La lucha contra la desertificación no se puede abordar sólo desde el Gobierno central. El nuevo programa incluye iniciativas que ya estaban en marcha y otras de nueva creación. Éstas son algunas.

    – Plan Hidrológico Nacional. La gestión del agua es clave. Sus actuaciones se centran en dos aspectos: modernización de regadíos, para consumir menos y mejor, y la restauración hidrológico-forestal (repoblaciones, limpieza de cauces). Las partidas para 2008-2010 suman 6.533 millones de euros.

    – Observatorio de la desertificación. De nueva creación, será el encargado de vigilar, alertar y diseñar actuaciones para corregir las situaciones que se vayan detectando. Estará compuesto por «miembros de las administraciones públicas, estatales y autonómicas, grupos sociales, profesionales, técnicos y científicos».

    – Plan de Gestión Agroambiental. Todas las explotaciones deberán presentar a las comunidades este plan. En él, se indicará la explotación de los rastrojos, se incluye la prohibición de roturar en zonas con más del 10% de pendiente, o limitar el número de animales por hectárea.

    Qué significan los símbolos de reciclaje.

    Identificarlos permite saber más sobre los productos y envases, cómo reciclarlos y concienciarse de la importancia de este hábito

    No son jeroglíficos ni signos al azar, sino símbolos de reciclaje. Los envases o productos que los llevan nos recuerdan que pueden ser o que han sido reciclados, y nos ofrecen información tan diversa como el tipo de material con que están fabricados, o el lugar concreto donde deben depositarse para su conveniente reciclaje. Gracias a ello, los consumidores pueden concienciarse de la importancia de reciclar, un hábito que ayuda a ahorrar energía, materias primas y en el proceso de recogida y eliminación de basuras.

    • Autor: Por ALEX FERNÁNDEZ MUERZA
    • Fecha de publicación: 4 de agosto de 2008


    – Imagen: CNICE

    Un envase con el Punto Verde significa que su empresa responsable cumple con la Ley 11/97 de Envases y Residuos de Envases. Es decir, se garantiza que al convertirse en residuo este envase se reciclará y valorizará, normalmente mediante el Sistema Integrado de Gestión de Residuos de Envases (SIG), gestionado por Ecoembes. En concreto, los envases que pueden llevar este distintivo son de plástico, envases metálicos y envases tipo Brik; de cartón y papel; y de vidrio.


    – Imagen: Luzzie

    Por su parte, el anillo o círculo de Möbius se ha convertido en el símbolo internacional del reciclaje, si bien ha dado lugar a diversos identificadores. Cuando el anillo aparece sin más, significa que el producto o envase está hecho con materiales que pueden ser reciclables. Si el anillo va dentro de un círculo quiere decir que parte de los materiales del producto o envase han sido reciclados. El símbolo puede especificar el porcentaje de producto reciclado que lleva (en este caso, un 20%). Normalmente este dato suele aparecer en envases y cajas de cartón.

    El símbolo «Tidyman», una figura humana depositando un residuo en una papelera, indica al consumidor que se responsabilice de deshacerse del mismo en un lugar adecuado.


    – Imagen: Luzzie

    De manera similar, las botellas de vidrio pueden llevar también un símbolo que combine un anillo de Möbius, y un muñeco que deposita uno de estos envases en un contenedor, recalcando al consumidor la importancia de utilizar los contenedores o iglúes verdes.

    Los siete símbolos del plástico

    La gran diversidad de materiales plásticos ha llevado a crear una variada tipología para identificarles. En este caso, las flechas del anillo – señal de que puede reciclarse de alguna forma – son más estrechas, y contienen un número y unas letras que señalan el tipo de material. Así, un consumidor puede encontrarse en el mercado los siguientes símbolos:


    – Imagen: Luzzie
    • 1- PET o PETE (Polietileno tereftalato): Es el plástico típico de envases de alimentos y bebidas, gracias a que es ligero, no es caro y es reciclable. En este sentido, una vez reciclado, el PET se puede utilizar en muebles, alfombras, fibras textiles, piezas de automóvil y ocasionalmente en nuevos envases de alimentos.
    • 2- HDPE (Polietileno de alta densidad): Gracias a su versatilidad y resistencia química se utiliza sobre todo en envases, en productos de limpieza de hogar o químicos industriales, como por ejemplo botellas de champú, detergente, cloro, etc. Asimismo, también se le puede ver en envases de leche, zumos, yogurt, agua, y bolsas de basura y de supermercados. Se recicla de muy diversas formas, como en tubos, botellas de detergentes y limpiadores, muebles de jardín, botes de aceite, etc.
    • 3- V o PVC (Vinílicos o Cloruro de Polivinilo): También es muy resistente, por lo que es muy utilizado en limpiadores de ventanas, botellas de detergente, champú, aceites, y también en mangueras, equipamientos médicos, ventanas, tubos de drenaje, materiales para construcción, forro para cables, etc. Aunque no se recicla muy habitualmente, en tal caso se utiliza en paneles, tarimas, canalones de carretera, tapetes, etc. El PVC puede soltar diversas toxinas (no hay que quemarlo ni dejar que toque alimentos) por lo que es preferible utilizar otro tipo de sustancias naturales.
    • 4- LDPE (Polietileno de baja densidad): Este plástico fuerte, flexible y transparente se puede encontrar en algunas botellas y bolsas muy diversas (de la compra o para comida congelada, pan, etc.) algunos muebles, y alfombras, por ejemplo. Tras su reciclado se puede utilizar de nuevo en contenedores y papeleras, sobres, paneles, tuberías o baldosas, por ejemplo.
    • 5- PP (Polipropileno): Su alto punto de fusión permite envases capaces de contener líquidos y alimentos calientes. Se suele utilizar en la fabricación de envases médicos, yogures, pajitas, botes de ketchup, tapas, algunos contenedores de cocina, etc. Al reciclarse se pueden obtener señales luminosas, cables de batería, escobas, cepillos, raspadores de hielo, bastidores de bicicleta, rastrillos, cubos, paletas, bandejas, etc.
    • 6- PS (Poliestireno): Utilizado en platos y vasos de usar y tirar, hueveras, bandejas de carne, envases de aspirina, cajas de CD, etc. Su bajo punto de fusión hace posible que pueda derretirse en contacto con el calor. Algunas organizaciones ecologistas subrayan que se trata de un material difícil de reciclar (aunque en tal caso se pueden obtener diversos productos) y que puede emitir toxinas.
    • 7- Otros: En este cajón de sastre se incluyen una gran diversidad de plásticos muy difíciles de reciclar. Por ejemplo, con estos materiales están hechas algunas clases de botellas de agua, materiales a prueba de balas, DVD, gafas de sol, MP3 y PC, ciertos envases de alimentos, etc.

    Como variantes de estos símbolos de materiales plásticos se pueden encontrar sólo con los números, sin los acrónimos, o con el anillo más grueso de Möbius, incluyendo en su interior el número que corresponda. Asimismo, si el acrónimo lleva una «R» delante, significa que el producto lleva materiales plásticos reciclados. Por su parte, si el símbolo lleva el acrónimo ABS, se trata del acrilonitrilo butadieno estireno, un plástico muy duro utilizado en automoción y en usos tanto industriales como domésticos.


    – Imagen: Luzzie

    Además del vidrio, el papel o algunos plásticos, otros materiales también se pueden reciclar, y llevan sus símbolos característicos. Tal es el caso por ejemplo de metales como el aluminio o el acero.

    Origen y significado de los símbolos de reciclaje

    El símbolo original del reciclaje se crea en 1970 dentro de un concurso de diseño entre estudiantes estadounidenses, organizado por la Container Corporation of America como parte del primer Día de la Tierra. El ganador fue Gary Anderson, un estudiante de último curso de la Universidad de California del Sur en Los Ángeles.

    El símbolo es un círculo de Möbius, y cada una de sus tres flechas representa uno de los pasos del proceso de reciclaje: recogida de materiales para reciclar, el proceso mismo del reciclaje y la compra de estos productos reciclados, de manera que el sistema continúa una y otra vez. Anderson se basó en su diseño en la banda descubierta en 1858 por el matemático y astrónomo alemán August Ferdinand Möbius (1790-1868).

    Por su parte, el símbolo del Punto Verde fue creado en 1991 por la empresa privada alemana sin ánimo de lucro Duales System Deutschland AG. Posteriormente fue adoptado por otros países de la Unión Europea (UE), y en 1994 los Estados Miembros decidieron que fuera la marca para la Directiva Europea de Envases y Residuos de Envases. En Estados Unidos también se utiliza, aunque en este caso las empresas que lo colocan en sus envases no sólo se comprometen a reciclar, sino también a reducir el uso de material de envasado y que éste sea más fácil de reciclar.

    Nuevos modelos sociales ante la crisis económica.

    PATRICIA HORRILLO – 09/08/2008 12:57

    Si a uno le preguntan si está de acuerdo en reducir su estatus económico, la respuesta será contundente y lógica, según los parámetros que se manejan en nuestra sociedad: “No”. Sin embargo, si se nos explica que cambiando los principios de exceso en los que se basa el sistema de consumo que conocemos encontraremos la manera de no acabar con el planeta y de potenciar un equilibrio entre el norte y el sur, puede que empecemos a escuchar.

    Ésta fue la principal conclusión a la que se llegó en la XII edición de los Cursos de Verano de la Universitat de la Pau, que este año ha centrado su temática en las crisis energéticas y sus soluciones. Una de esas salidas posibles es el decrecimiento, una corriente de pensamiento que choca con el capitalismo. Contrariamente a lo que se pueda pensar, no se basa sólo en un modelo filosófico, sino que tiene sus antecedentes en críticos ecológicos y sociales de los últimos 30 años. Uno de los principales referentes de este movimiento es Nicholas Georgescu-Roegen (1906-1994), un economista, estadístico y matemático rumano que puso en cuestión el paradigma de la ciencia económica y acuñó el concepto de bioeconomía en los 70.

    Un cambio de dirección

    Su planteamiento, crítico con la economía ortodoxa, presenta un cambio de dirección: “En lugar de investigar métodos más eficientes en términos económicos para capturar la energía mineral (finita y llena de contaminantes pesados), debemos dirigir nuestros esfuerzos a mejorar los usos directos de la energía solar (la única limpia y, en esencia, ilimitada)”, explica en su libro La Ley de la Entropía y el proceso económico (1971).

    Pese a todo, consciente de lo difícil que resultaría proponer que la sociedad occidental renunciara por completo a la comodidad industrial, este economista elaboró un programa bioeconómico mínimo para desarrollar un cambio estructural de fondo.

    Según ese programa, con el final de la guerra y de la producción de armas se terminarían las matanzas, y un importante capital humano se dedicaría a ayudar a los países subdesarrollados. También se debería reducir gradualmente la población de la Tierra, hasta un nivel en el que la humanidad se pudiera alimentar exclusivamente con productos agrícolas orgánicos. Y lo deseable es que, para obtenerlos, “no se dependa en ningún grado del petróleo (ni fertilización, ni plaguicidas, ni distribución de los alimentos), sino del flujo solar”, añade Giorgio Mosangini, representante del movimiento de decrecimiento que enlaza las directrices de Georgescu-Roegen con la agroecología, que aplica los principios de la ecología al desarrollo y la gestión de sistemas agrícolas sostenibles.

    Siguiendo con las directrices de Georgescu-Roegen, se debe evitar cualquier gasto energético causado por sobrecalentamiento, sobreenfriamiento, velocidad o iluminación excesivas hasta que el sol sea la única fuente de energía. Además, “la mitad de la energía que se extrae no se consume, se pierde”, argumenta Mosangini.

    El siguiente punto del programa alude a la adquisición de productos de lujo y a la existencia de la moda. Georgescu-Roegen considera “una enfermedad de la mente tirar un abrigo o un mueble cuando aún pueden desempeñar su propósito específico”, y sentencia que “obtener un auto nuevo cada año y remodelar la casa cada dos es un crimen bioeconómico”. Es por ello que cree necesario “ampliar la vida útil de los bienes duraderos con diseños que permitan repararlos”.

    Objetivos vitales

    Georgescu-Roegen redujo el sistema capitalista a un concepto que él denominó el “circúndrome de la máquina de afeitar”: afeitarse más rápido para tener más tiempo para trabajar en una máquina que afeite con mayor rapidez para tener más tiempo para trabajar en una máquina que sea aún más rápida y así ad infinitum.

    “Debemos llegar a comprender que un requisito previo importante para una vida buena es disponer de una cantidad considerable de ocio empleado de manera inteligente”, concluye.

    EL OBSERVATORIO
    El decrecimiento aboga por reducir el consumo y utilizar el sol como única fuente de energía

    LA RED ESPAÑOLA DE CIUDADES POR EL CLIMA SE REUNE HOY EN SU III ASAMBLEA PARA RATIFICAR EL MANIFIESTO DE KURSSAAL EN DEFENSA DEL MEDIO AMBIENTE

    La ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Elena Espinosa, inaugura hoy, en San Sebastián, la tercera Asamblea de la red española de ciudades por el clima, que concluirá mañana. Con anterioridad, está previsto que la ministra visite la exposición «La pasarela ecológica de Monpás» en el Victoria Eugenia y asista a la firma del manifiesto de ciudades por el clima en el Kursaal. De este modo, Odón Elorza logra otro respaldo a su apuesta por la pasarela de Monpás, que tiene el apoyo del Gobierno central y sufre las reticencias del departamento vasco de Medio Ambiente.

    Conflicto Ambiental. Curiosamente, este acto coincidirá con la presencia de la consejera vasca de Medio Ambiente, Esther Larrañaga, en San Sebastián, donde inaugurará la segunda edición del Seminario del Conflicto Ambiental. La III Asamblea de Ciudades es el foro ideal para conocer y debatir el Pacto de los Alcaldes y otras iniciativas de lucha contra el cambio climático a nivel local que ha puesto en marcha la Unión Europa en el campo de la energía, así como para convocar los II Premios a las Buenas Prácticas Locales por el Clima.

    Energía y movilidad sostenibles. La jornada matinal de la asamblea de la red española de ciudades por el clima cuenta con la participación de su presidente, el ex ministro Abel Caballero, además de Pedro Castro, máximo responsable de la Federación Española de Municipios y Provincias. Por la tarde, se verán varias ponencias, entre ellas la del propio alcalde donsotiarra, Odón Elorza, que hablará sobre el «Plan de lucha contra el cambio climático de San Sebastián» presentado a principios de este año. La jornada técnica de mañana, abierta al público, permitirá conocer las experiencias para alcanzar un modelo de gestión de energía y movilidad sostenibles.

    Nanotecnología medioambiental: oportunidades y riesgos

    Permitirá mejores sistemas para limpiar el entorno, detectar contaminación o mejorar la eficiencia energética, pero traerá también nuevos peligros

    El medio ambiente puede beneficiarse de la nanotecnología, pero también corre ciertos peligros, algunos de ellos desconocidos. Por ello, se debería trabajar más para contestar a muchas incógnitas antes de que su uso se generalice. Así lo subrayaron diversos expertos internacionales en la materia en una jornada organizada por Tecnalia y el Cluster de Industrias del Medio Ambiente del País Vasco (Aclima), en colaboración con el Ministerio de Medio Ambiente.

    • Autor: Por ALEX FERNÁNDEZ MUERZA
    • Fecha de publicación: 9 de julio de 2008

    La nanotecnología, al trabajar a una escala igual o menor a 0,1 milésimas de milímetro, permite el desarrollo de nuevos materiales y aplicaciones que se utilizan en múltiples sectores industriales. Algunos expertos hablan de una revolución tecnológica que se ampliará en los próximos años.


    – Imagen: Mstroeck

    En el área medioambiental, las oportunidades son también enormes, tanto para las actividades tradicionales como para nuevos ámbitos de negocio, como la caracterización de partículas, la identificación de impactos medioambientales o el ecodiseño de nanomateriales.

    En este sentido, un estudio de BBC Research asegura que el mercado mundial para aplicaciones nanotecnológicas medioambientales podría llegar en 2010 a los 3.900 millones de euros. Estados Unidos, Europa y, cada vez más, Asia aumentan cada año sus inversiones en I+D para posicionarse en este mercado.

    El mercado mundial para aplicaciones nanotecnológicas medioambientales podría llegar en 2010 a los 3.900 millones de euros

    Entre estos sectores, la remediación experimenta el crecimiento más rápido. En este caso, se habla ya de descontaminación de suelos y tratamiento de aguas, tratamiento de residuos y reciclaje de materiales, control de sustancias a lo largo de su ciclo de vida, «nanofiltración» o «degradación fotocatalítica». No obstante, los expertos recuerdan que quedan aún por definir y diseñar los materiales más apropiados para ello.

    Por ejemplo, un sector a punto de sufrir una gran transformación es la analítica, que podrá disponer de técnicas de detección y monitorización mucho más sensibles que las actuales. Por ejemplo, se piensa en nanosensores para la detección de gases o sustancias químicas y en el análisis in situ y las aplicaciones portátiles. Asimismo, la protección, el mantenimiento y la mejora medioambiental son otros de los sectores con más posibilidades de crecimiento para los próximos años.

    La ecoeficiencia es también otro sector con grandes expectativas. Las propiedades de los materiales mejorarán, para ser por ejemplo más ligeros; se podrán conseguir lámparas LED muy eficientes, o sistemas de conversión directa calor-electricidad.

    Por su parte, los ámbitos de investigación a los que menos recursos se destinan son la comprensión de los procesos naturales y el desarrollo de nanomateriales para aplicaciones que imiten procesos naturales.

    Riesgos para el medio ambiente

    Los expertos recuerdan que los potenciales efectos medioambientales de las nanopartículas manufacturadas son bastante desconocidos. En laboratorio, los científicos las controlan bastante bien, pero en el medio ambiente las posibles interacciones son mucho mayores, por lo que se recomienda más investigación al respecto. En este sentido, la «nanoecotoxicología» es todavía una disciplina naciente.

    Por ejemplo, las nanopartículas podrían reaccionar con sustancias presentes en el medio o catalizar reacciones presentes el medio. Incluso podrían llegar a ser tóxicas para los microorganismos del entorno, lo que podría daría a pie a una bioacumulación de la toxicidad en la cadena trófica que llegaría magnificada a los seres humanos.

    En cuanto a los productos de consumo, el Instituto Gubernamental para la Salud y el Medio Ambiente de Holanda (RIVM) asegura que el mayor riesgo lo encierran las nanopartículas libres utilizadas en productos de limpieza, cosméticos y productos de cuidado personal, mientras los nanomateriales incorporados en aplicaciones, como en electrónica, equipos deportivos o recubrimientos presentan un menor riesgo.

    En cualquier caso, la mayoría de expertos coincide en que aunque algunos nanomateriales puedan tener efectos negativos para el medio ambiente, ese mismo conocimiento puede servir para superar el problema. Por ejemplo, la propia nanotecnología podría servir para nuevos sistemas que analicen los efectos de estas nanopartículas, tanto las naturales como las artificiales.

    Europa trata de regular las nanotecnologías

    La Comisión Europea señalaba recientemente en su comunicación «Hacia una estrategia europea para las nanotecnologías» que su progreso debe complementarse con la evaluación de sus posibles riesgos para la salud o el medio ambiente.

    Por su parte, el Parlamento Europeo, a través del STOA (Scientific and Technological Options Assessment) ha elaborado el informe más completo sobre la nanotecnología y su papel en la sustitución de sustancias químicas contaminantes.

    Asimismo, la UE dispone de varios instrumentos legales para su regulación: el inventario EINECS, la directiva europea 67/548 para nuevas sustancias, la directiva IPPC para instalaciones de producción o la directiva REACH para sustancias químicas.

    No obstante, los expertos reunidos por Tecnalia y Aclima afirman que la actual legislación cuenta con varias limitaciones de aplicabilidad. En concreto, destacan que las concentraciones mínimas, porcentajes o peso mínimo exigidos en muchos reglamentos hacen que los nanomateriales no formen parte de los tipos que hay que regular. Por otro lado, el desconocimiento sobre sus posibles efectos tóxicos impide que requieran una autorización previa a su introducción en el mercado.

    Stop a las bolsas de plástico

     

    Su alto impacto ambiental induce a algunos países a reducir su uso, reutilizarlas, sustituirlas por otras biodegradables, cobrarlas o incluso prohibirlas

    La bolsa de plástico tradicional podría tener los días contados. Sus negativos efectos en el medio ambiente hacen necesarias nuevas medidas que asuman tanto las instituciones como las empresas, y por supuesto, los consumidores. Reducir su uso y reutilizarlas siempre que se pueda, sustituirlas por bolsas de varios usos o de materiales biodegradables son algunas de las soluciones que ya se están desarrollando en algunos países, incluido España.

    • Autor: Por ALEX

    El impacto medioambiental de las bolsas de plástico es enorme. Además de las grandes cantidades de energía que se precisan para su fabricación, están compuestas de sustancias derivadas del petróleo, que pueden tardar en degradarse más de medio siglo. La gran mayoría acaba siendo desechada sin control, contaminando tanto las ciudades como los ecosistemas naturales. En el mar su impacto puede ser letal para animales como tortugas, ballenas o delfines, que mueren tras ingerirlas. Asimismo, las bolsas serigrafiadas pueden contener residuos metálicos tóxicos.


    – Imagen: londonista

    Estados Unidos y la Unión Europea consumen el 80% de la producción mundial, aunque su generalización en los países en vías de desarrollo está agravando el problema. En España, según Cicloplast, que agrupa a fabricantes y distribuidores de bolsas, cada ciudadano consume de media al año 238 bolsas de plástico (más de 97.000 toneladas), de las que apenas se recicla el 10%.

    Por ello, cada vez son más los países que plantean diversas medidas. Además de reducir su uso, reutilizarlas, sustituirlas por otras de varios usos o fabricarlas con materiales biodegradables se presentan como soluciones posibles.

    Cada español consume de media al año 238 bolsas de plástico (más de 97.000 toneladas), de las que apenas se recicla el 10%

    En este sentido, la producción de bolsas de bioplástico comienza a estar en auge. En España, las principales empresas de distribución han empezado a adoptar este tipo de materiales más ecológicos, como el plástico reutilizable, la rafia, el TNT, o el almidón de patata. Asimismo, el Ministerio de Medio Ambiente pretende para 2015 que el 70% de las bolsas sean biodegradables.

    En Francia, una Ley de 2005 sobre Política Agraria dispone que en 2010 todas las bolsas de plástico habrán de tener esta propiedad. Asimismo, las campañas de sensibilización en este país han conseguido que se reduzca en un 20% la utilización de las bolsas convencionales.

    Por su parte, diversas empresas trabajan para desarrollar y mejorar este tipo de materiales. En España, la filial del grupo Sphere, primer productor europeo y cuarto mundial de bolsas de plástico, produce desde hace un año y medio bolsas de fécula de patata con un sistema desarrollado por dos compañías del grupo.

    En Italia, las empresas Novamont y Coldiretti han llegado a un acuerdo para implantar un sistema de fabricación de plásticos biodegradables a partir del maíz y del girasol que cubra todo el proceso productivo. Sus responsables asumen que una de bolsas cuesta entre ocho y nueve céntimos de euro, frente a los cinco céntimos de la bolsa tradicional. No obstante, destacan que su precio bajará al generalizarse su uso, y recuerdan sus ventajas ecológicas.

    En Canadá, la compañía EPI (Environmental Plastic Additives) ha desarrollado un aditivo, denominado TDPA (Totally Degradable Plastic Additives), que permite a los plásticos convencionales volverse biodegradables. En este caso, el coste de fabricación de las bolsas es un 10% mayor. En Francia, la denominada bolsa «Néosac» utiliza una tecnología similar, desarrollada por varios industriales franceses, que ya se distribuye en varios locales y supermercados galos. Su coste es también algo mayor que las clásicas: entre un 25 y un 30% más.

    Cobrarlas y prohibirlas

    En otros países se plantean medidas más drásticas para frenar su uso. Por ejemplo, en Suecia o Alemania el cobro de las bolsas está generalizado, si bien los consumidores están más concienciados y suelen reutilizarlas o emplean bolsas de tela.

    En otros lugares han optado por la vía de los impuestos. Irlanda ha implantado el «plustax», que obliga al pago de quince céntimos de euro por cada bolsa que utilicen los consumidores. En Hong Kong, una tasa medioambiental similar a la irlandesa, obliga a pagar por cada bolsa unos 50 céntimos.


    – Imagen: sanja gjenero

    La prohibición de su uso es también otra medida que está empezando a ganar adeptos. China, que consume unos 3.000 millones de bolsas de plástico al día, ha prohibido las ultrafinas, siguiendo el ejemplo de países como Irlanda, Ruanda o Bangladesh. Italia aprobaba en 2007 una ley que prohibirá las bolsas de plástico no biodegradables a partir de 2010, aunque la Comisión Europea ha argumentado que contraviene la Directiva sobre Envases y Residuos de Envases.

    En Estados Unidos, San Francisco es la primera ciudad de este país en prohibirlas, de manera progresiva, una idea que se están planteando en otras ciudades como Boston o Berkeley. En Los Ángeles se ha optado por sustituirlas por otras recicladas y biodegradables. Por su parte, en la localidad inglesa de Devon las han eliminado de los establecimientos comerciales y ofrecen en su lugar bolsas de papel o de tela.

    En definitiva, los consumidores son claves en este proceso, por lo que resulta fundamental adoptar costumbres como reducir en lo posible su uso, reutilizar las bolsas llevándolas plegadas para compras inesperadas, y mejor si son de tela, papel o materiales biodegradables. Asimismo, hay otras formas de transportar las compras, como cajas de cartón, cestas o carros.

    Bolsas reutilizables muy ‘fashion’

    Algunos diseñadores europeos creen que moda y ecologismo son compatibles. Por ello, han lanzado varias bolsas de mercado reutilizables para estar a la última, con precios que no defraudarán a los más elitistas. Por ejemplo, el modelo «Silky Pop» de Hermes, fabricado en piel de becerro, cuesta unos 711 euros; una bolsa de nylon de Consuelo Castiglioni cuesta unos 625 euros, mientras que para comprar una de lona orgánica de Stella McCartney hay que desembolsar unos 367 euros.

    No obstante, también hay bolsas reutilizables aptas para todos los públicos. La cadena de mercados Trader Joe’s vende una por un euro y medio aproximadamente. Un poco más cara -vale unos once euros – pero mucho más creativa, es la de la diseñadora británica Anya Hindmarch. Su modelo «I’m Not a Plastic Bag» («No soy una bolsa de plástico») se ha popularizado en la web de subastas eBay, donde ha conseguido facturar diez veces más que de forma convencional.

    Centros de Educación Ambiental.

    Más de 700 centros ofrecen en España la oportunidad de conocer mejor la naturaleza y ofrecen consejos para protegerla en la vida diaria

    Granjas-Escuela, Aulas de la Naturaleza, Centros de Interpretación… España cuenta con más de 700 Centros de Educación Ambiental (CEA), y aunque asuman diversas denominaciones, todos representan una buena oportunidad de aprender más sobre la naturaleza, y sobre cómo se pueden combatir sus problemas mediante buenas prácticas en la vida cotidiana.

    • Autor: Por ALEX FERNÁNDEZ MUERZA
    • Fecha de publicación: 5 de junio de 2008

    Rutas por la naturaleza, escuelas de verano, talleres para reciclar bien los residuos, préstamo de bicis, cursos para cultivar plantas, verduras o cuidar animales, campos de trabajo para recuperar y conservar espacios naturales, exposiciones, conferencias, etc. son algunos de los servicios que ofrecen los CEA.


    – Imagen: Per Ola Wiberg

    Los proyectos educativos fundamentalmente están dirigidos a escolares, niños y jóvenes, como complemento a la formación escolar, aunque en algunos casos pueden dirigirse a adultos, explican desde el Área de Información del Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM). En cualquier caso, como destaca Federico Velázquez de Castro desde la Asociación Española de Educación Ambiental (AEEA), un CEA siempre es una buena forma de entrar en contacto con la naturaleza y de aprender de ella.

    Ahora bien, el ciudadano puede no tener claro a qué tipo de centro está acudiendo, dada la diversidad de clases de centros y que cada comunidad autónoma las puede denominar de formas distintas. Por ejemplo, en Castilla y León los Centros de Interpretación o centros de visitantes han pasado a llamarse «Casas del Parque».

    En este sentido, los expertos del seminario permanente de equipamientos para la educación ambiental, promovido por el CENEAM, definen cinco clases principales de CEA:

    • Granja-Escuela: utiliza el medio rural para que los ciudadanos interioricen las interrelaciones entre las personas y su entorno, así como su aprovechamiento, a través del trabajo en la huerta, con animales domésticos y en talleres de transformación de los alimentos, siempre con prácticas agropecuarias sostenibles.
    • Aula/Centro Ambiental: su interés principal es el entorno (natural, rural, urbano), sus recursos o las consecuencias de su uso. A través de actividades de interpretación, talleres, itinerarios, etc., se favorece el desarrollo de comportamientos sostenibles. En este caso, los nombres son también muy diversos: Aula de la Naturaleza, Aula del mar, Aulas urbanas, Aulas de energía, Centros de reciclaje, Albergue de la Naturaleza, Campos de aprendizaje, CEA, Escuela de Educación Ambiental, Aulas Activas, etc.
    • Centro de Interpretación: sus equipamientos se asocian a espacios o recursos patrimoniales o protegidos, y ofrecen exposiciones, maquetas, audiovisuales, recursos interactivos, publicaciones, aunque sólo unos pocos tienen verdaderos programas de educación ambiental. También se pueden llamar Centros de Visitantes, Centros de Interpretación del Patrimonio, Casas del Parque, Centros de Información, Museos-Casas de Ciencias, etc.
    • Centro de referencia: genera y coordina acciones de Educación Ambiental a través de la formación de formadores y personas que se encuentran en órganos de decisión, la divulgación de experiencias y buenas prácticas, el asesoramiento pedagógico de proyectos, el apoyo de grupos de trabajo, documentación ambiental, etc. Como centros de referencia están los siguientes: CENEAM, Ingurugela (Euskadi), CEIDA (Galicia), CEA valenciano, Centro de Recursos (Barcelona), CRAN (Navarra), PRAE-CRA (Castilla y León), CDRA (Extremadura) CEMACAM (Murcia), etc.
    • Museos «para la Educación Ambiental»: toda una serie de ecomuseos, museos etnográficos, parques temáticos, zoológicos, jardines botánicos, acuarios, aviarios… añaden proyectos de educación ambiental a la función habitual de conservación de colecciones, investigación y divulgación.

    Un CEA siempre es una buena forma de entrar en contacto con la naturaleza y de aprender de ella

    No obstante, la proliferación de este tipo de centros ha supuesto que en algunos casos no se hayan garantizado los criterios de calidad de un auténtico CEA. Los expertos en equipamientos de educación ambiental explican que deben contar con unas instalaciones estables con finalidad educativa, y su actividad principal debe ser la de desarrollar programas con proyectos específicos de educación ambiental y un equipo cualificado de educadores ambientales para tal efecto.

    Velázquez de Castro asegura que a veces han jugado el papel de «oficinas de turismo», o se han quedado «en el folclore de ordeñar cabras o plantar lechugas y no han profundizado en las cuestiones ambientales», aunque reconoce que hoy día la mentalidad es distinta.

    Dónde localizar estos centros


    – Imagen: Rob Stinnett

    Según datos de la responsable del CENEAM, en España hay 712 CEA en todas las comunidades autónomas, incluso en la ciudades de Ceuta y Melilla (en esta última está a punto de inaugurarse). Cataluña, con 113, Andalucía, con 94, Castilla y León, con 68, y Comunidad Valenciana, con 59, son las que más CEA tienen.

    Un gran número de estos centros dispone de webs con más información sobre ellas: Andalucía, Consejería de Medio Ambiente y asociación ONDAS; Aragón, Aula La Calle Indiscreta y Guía de Recursos de Educación Ambiental; Canarias, Albergue de Bolico y Aula de Naturaleza La Rosa; Cantabria, Centro de Caja Cantabria y Guía de Recursos de Cantabria; Castilla La Mancha, guía de equipamiento; Castilla y León, casas del parque de la Fundación Patrimonio Natural y granjas escuelas como la de Arlanzón o Las Cortas de Blas; Cataluña, Consejo de CEA; Navarra, Centro de Recursos Ambientales; Comunidad Valenciana, guía de recursos; Extremadura, red de equipamientos de la Junta y CEA La Dehesa; Galicia, asociación de educadores ambientales SGEA; Baleares, centros de educación formal; Madrid, Red de Centros de Educación Ambiental y Consejería de Educación, y como iniciativa privada la Granja Escuela La Esgaravita; País Vasco, asociación HABEA; Asturias, CEAM; Murcia, guía de recursos.