“Propondré un nuevo esquema de paz en Oriente Medio”, dijo Bush. Cinco años después la situación ha empeorado más y más

POLÍTICA

 

Antes de Irak, Aznar suplicó al amigo americano: “Ayudadnos con nuestra opinión pública”

El Trío de las Azores lanzaba sin rubor embustes para justificar la guerra de Irak. Por aquellas fechas de marzo de 2003, George W. Bush, Tony Blair, José María Aznar y sus trompetistas neocon repetían constantemente el guión de las supuestas razones destinadas a atemorizar a los ciudadanos y convencerles -mediante el pavor- de que la invasión militar de Irak iba a ser una especie de curalotodo. Mezclaban el miedo del presente con la promesa de un futuro radiante.

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Intentaban amedrentar a las buenas gentes advirtiéndoles del cuento chino de las armas de destrucción masiva que estaban convencidos que poseía el maléfico Hussein y también de las estrechísimas relaciones entre el dictador irakí y el terrorífico Ben Laden (otra farsa monumental). Añadían además otras consideraciones -en este caso, positivas- respecto a un horizonte de mejora sustancial para el sangriento e inacabable conflicto entre Israel y los palestinos.

Rostro amable
¿De qué modo surgió esta evocación a la posible paz en Oriente Medio? Hay pruebas documentales que confirman hasta qué punto los Nuevos Señores de la Guerra manipularon el asunto con el fin de mostrar a la ciudadanía su rostro humano o -si se prefiere- amable. Incluyeron en el referido guión aspectos humanitarios, vagamente humanitarios, como el de una posible paz entre israelíes y palestinos o qué buenas son las sociedades libres.

“Un nuevo esquema de paz”
En las actas de las conservaciones que mantuvieron Aznar y Bush en el rancho de éste, en Craword (Tejas), dos semanas antes de que comenzara la barbarie armada, aparecen textos como los siguientes: Aznar: “Necesitamos que nos ayudéis con nuestra opinión pública”. Bush: “Haremos todo lo que podamos. El miércoles voy a hablar sobre la situación en Oriente Medio, proponiendo un nuevo esquema de paz que conoces y sobre las armas de destrucción masiva, de los beneficios de una sociedad libre, y situaré la historia de Irak en un contexto más amplio. Quizá os sirva”.

Palabras huecas
Transcurridos cinco años largos desde el inicio de la guerra de Irak, la opresión de los palestinos por parte del opresor Estado de Israel no sólo no ha retrocedido o mejorado, sino que ha empeorado todavía más y más. Aquello fueron palabras huecas que se las llevó el viento. El Trío de las Azores utilizó como cebo –para pescar incautos o cínicos que se sumaran al cortejo de la guerra- a la situación de violencia sin freno que viene caracterizando la relación de Israel con los palestinos.

Y menos ahora
Ni Bush ha hecho nada a favor de la paz en la zona ni tampoco lo ha hecho Blair, ya retirado, ni tampoco lo hizo Aznar mientras fue presidente del Gobierno y menos ahora. Aznar y, en general, el PP se alinean con Israel. El 23 de enero de 2007, Aznar publicó en diversos diarios italianos –como Il Messagero o Il Gazzettino– un artículo titulado Perchè sto dalla parte di Israelí, según informaba Francisco Calderón en la Red Solidaria contra la Ocupación.

¿Democracia en Israel?
En junio de 2008, en el blog del ministro Moratinos el director José Antonio Saavedra –alto cargo de la Junta de Andalucía- envió un comentario muy lúcido sobre la cuestión concernida. Podía leerse lo siguiente: “(…) Oigo a menudo a gente (como el Sr. Aznar) sobre la importancia de defender una democracia como Israel. ¿Puede considerarse democrático un país que mantiene retenidos a presos que han cumplido su condena, o asesina a sus enemigos, o extiende asentamientos para colonizar países limítrofes, o arrollan con bulldozers a los pacifistas, o dejan morir en ambulancias a los enfermos en puestos de control, o apuntan con fusiles a niños que van al colegio, o matan a niños que tiran piedras (…) o lanzan decenas de miles de bombas racimo sobre Líbano (…)”?

Desvergüenza
En estos días de consternación y de indignación por cuanto está aconteciendo en Gaza, como si los palestinos fueran peor que perros rabiosos y los israelíes, los salvadores de la democracia, conviene recordar esas otras mentiras del Trío de las Azores. Porque el infierno de Oriente Medio no es ciertamente una cuestión subjetiva de buenos y malos, sino de opresores y de oprimidos, que es peor y se puede objetivar. Y porque los tres máximos responsables políticos de la masacre irakí tuvieron la desvergüenza de mercadear con la sangre derramada en Oriente Medio para legitimar la sangre que se derramó y se sigue derramando en Irak.

Enric Sopena es director de El Plural

Más de 500.000 personas se dan cita en Facebook para celebrar el último día de Bush

 

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Dos estudiantes proponen a los usuarios de la red social apuntar en su agenda la fecha del 20 de enero de 2009, en la que el republicano cederá la presidencia a Obama

Anfitrión: Estados Unidos de América.

Tipo de evento: Fiesta – Fiesta de Despedida.

Fecha: Martes, 20 de enero de 2009, entre las 11.55 y las 12.05

Sitio: Mundo entero.

Ciudad: Washington.

Con esta peculiar tarjeta de invitación, dos estudiantes estadounidenses han convocado a los ciudadanos de todo el mundo a despedirse del 43º presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en Facebook, la plataforma digital que permite permanecer en contacto con decenas de amigos, centenares de conocidos y soñar con conocer a millones de famosos y desconocidos.

Como se puede comprobar en el muro del evento, en el que los usuarios pueden dejar sus comentarios, los huéspedes de la fiesta no serán precisamente los mejores amigos del actual inquilino de la Casa Blanca, que abandonará la presidencia con una de las peores tasas de popularidad de la historia de EEUU.

«El peor político de EEUU»

«El 19 de enero a las 23.59 será el último día del peor político que EEUU tuvo que aguantar», reza la presentación, que invita a «la celebración masiva y global de una nueva presidencia que, según esperamos todos, acabará con este error que ha sido ‘elegir’ a Bush, no sólo una vez, sino dos veces».

Los comentarios de los usuarios que se han apuntado al evento Último Día de Bush en la Presidencia («Porque todos hemos esperado este momento desde que salió ‘elegido’ por primera vez») tampoco demuestran mucha ternura hacia el republicano. En inglés, en español, en francés, en alemán y en otros muchos idiomas, el presidente todavía en funciones recibe los calificativos de «imbécil», «tonto», «incompetente», «maniaco depresivo», «payaso friki» y un largo etcétera.

Desde que Jeremy Krantz y Katie Chasins pusieron el evento en la agenda de Facebook a finales de mayo de 2008, más de 500.000 personas han contestado que participarían en la fiesta. Aunque hay que reconocer que cuando uno pincha en la opción «Asistiré», no se compromete a nada. Pero casi 35.000 también han dejado un comentario en el muro. Unos 80.000 se lo están pensando, y 350.000 aún no han respondido.

Finalmente, parece que los irreductibles seguidores de Bush tampoco le han abandonado en Facebook, ya que 360.000 han contestado que no tomarán parte en la fiesta

La devastación de la era Bush.

POLÍTICA

 

Obama, producto de los excesos de una administración arrogante cuyos mentores están en desbandada

ENRIQUE VÁZQUEZ*

El balance del gobierno Bush (ocho años) en política de seguridad e internacional, lo que más interesa a los ciudadanos no americanos, es un desastre que puede cuantificarse.

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A grandes rasgos es el siguiente:
Ha enviado a ultramar unos ciento ochenta mil soldados y una impresionante fuerza aeronaval para acabar con los regímenes de Iraq (Saddam Hussein) y afgano (talibán).

De ellos han muerto casi cinco mil y unos 20.000 han resultado heridos, de los que un cuarto mantendrán graves secuelas de por vida.

Ha gastado en esta aventura (según los cálculos moderados del acreditado dúo Stieglitz- Bilmes) unos tres billones (millones de millones) de dólares y a día de hoy el Pentágono devora unos diez mil millones de dólares mensuales.

Deja un déficit fiscal de unos 600.000 millones de dólares y agrava fuertemente la poco envidiable situación de quien depende de la financiación exterior, es decir de la compra de sus bonos por terceros Estados y/o sus fondos soberanos.

Todo esto ha contribuido a aumentar la desigualdad social y los ricos son una vez y media más ricos que antes y el número de pobres, ahora de unos 37 millones de personas, ha subido un 26 por ciento desde 2000 (Grupo de medios McClatchy en 2007).

Ha bajado a niveles sin precedentes la aceptabilidad internacional de los Estados Unidos, que registra muy altos porcentajes de hostilidad (los sondeos de Pew International) y no consigue estima en un ningún país, salvo Israel.

La aprobación de la gestión de Bush por el público ha caído sin cesar, está ahora en una media del 27 por ciento y tiende a agravarse por el estallido de la crisis financiera, que empezó en Nueva York en la atmósfera favorecida por los neocon de los medios de negocios. Su desaprobación cuando en enero sea sustituido en la Casa Blanca podría alcanzar una cifra nunca vista.

Hasta un 84 por ciento de la opinión cree ahora que “el país va en la dirección equivocada” (RealClearPolitics del lunes).

El fiasco del “Nuevo Siglo Americano”
El diseño de la política exterior y de seguridad de Bush es muy anterior al triunfo republicano y el acceso a la Casa Blanca en enero de 2000. Exasperados por el realismo constructivo de la administración Clinton, los nuevos conservadores (en el campo académico deudores de la obra de su maestro el filósofo Leo Strauss) prepararon el terreno y hay al menos tres documentos que tienen la ventaja de explicarlo a fondo y, al tiempo, hacer la nómina de lo que sería el desdichado equipo neocon.

Son el “Proyecto para el Nuevo Siglo Americano” de 1997; el llamado “Papel Netanyahu” (la plataforma de seguridad militar redactada en 1998 para el entonces jefe del Likud en Israel por sus amigos americanos); en 1997; el memorándum enviado a Clinton en enero de 1998. Los autores y abajofirmantes son prácticamente siempre los mismos o intercambiables. Todos ocuparían cargos de importancia, pública o entre bastidores tras el triunfo de Bush.

El pretexto del 11-S
La Administración republicana llevaba un año y dos meses en función cuando se produjeron los atentados del 11 de septiembre de 2001. Como escribió Bob Woodward, y la precisión es sustancial, cuando esto ocurrió hacía meses que el Pentágono y la Casa Blanca habían comenzado a examinar el plan llamado “The Greatest Middle East” (“El gran Oriente Medio”) cuyo pilar era el cambio en Iraq. Se puede creer que sin once de septiembre se habría ido también a la invasión y en el mismo escenario creado ad hoc: la pretendida disposición de un arsenal secreto de armas de destrucción masiva.

La tragedia, que conmovió y turbó al pueblo americano, fue una ocasión de oro para permitirse todos los excesos en un programa que se resume en una inquietante militarización de la política exterior, el paso conceptual, mientras se acuñaba el concepto de país en guerra, de garantizar la seguridad mudando el papel de superpotencia benigna al de la primacía imperial. El 11-S dio el móvil y la oportunidad.

La incompetencia y el fracaso
La invasión de Afganistán, el país que albergaba a Bin Laden, se produjo pronto (unas nueve semanas después del 11-S) y permitió hacer una exhibición de poder militar en una región convulsa que tuvo un terrible efecto indirecto: creer que hacer algo parecido en Iraq sería tan rápido y sencillo como resultó echar a los talibán de Kabul e instalar allí un gobierno amistoso.

Como acaba de decir Stella Remington, la legendaria ex-jefa de los servicios británicos de Inteligencia (MI-6), la respuesta al 11-S fue excesiva, desproporcionada, una sobreactuación. Esta apreciación, tan digna de interés, no atiende a lo que la operación tenía como anticipación de lo que vendría después: el montaje falso y la preparación para invadir Iraq, acercarse a sus grandes reservas de petróleo y blindar a Israel, siempre presente en toda la aventura.

Adicionalmente los Estados Unidos buscaban – y aún buscan, vía “Status de Acuerdo sobre Fuerzas”, en negociación – bases militares permanentes en el país árabe y, si se puede, un gobierno amistoso con Israel.

El nuevo imperialismo democrático
El 19 de marzo de 2003 empezó la invasión del país sin respaldo de la ONU y con una gran fuerza expedicionaria americano-británica más una pretendida “Coalición de voluntades” en la que estuvo efímeramente España, la del segundo gobierno Aznar.

Todo muy sabido y devastador para la genuina cooperación euro-norteamericana que atendía sobre todo al nuevo diseño internacional inherente a la caída del Muro de Berlín, el fin de la Unión Soviética o los desafíos energéticos y de cambio climático.

Se cometía así el peor de los pecados estratégicos (fomentar la división en la OTAN, que se negó a estar en la operación y ni siquiera quiso ocuparse de funciones militares en Iraq a posteriori) y de abrir un foso sin precedentes con Francia, Alemania y otros aliados arruinó la credibilidad americana, como se evidenció en manifestaciones sin precedentes en medio mundo.

La increíble reelección
El descrédito de Bush, su incompencia su amateurismo como mentor de un pretendido imperialismo democrático alcanzaron su cenit. Pero, aunque el desastre era ya visible (aún se recuerda al Bush del portaviones en mayo de 2003 dando por prácticamente concluida la guerra bajo la pancarta inolvidable de misión cumplida)en noviembre de 2004 el pueblo americano reeligió al dúo Bush-Cheney.

Visto desde Europa el hecho pareció incomprensible: permitió seguir cuesta abajo, empeoró la situación en Iraq hasta finales de 2007 y, la gran sorpresa, mucho más en Afganistán, donde la insurgencia talibán ha ganado terreno y plantea ahora un problema militar que empieza a ser considerado como susceptible de ser abordado también, si no principalmente, con medios políticos: Washington anda en busca de talibanes moderados que, al parecer, existen…

Fin de partida
Ha tardado en llegar la derrota, pero ha tomado, al fin, la forma de un desdén y un descrédito que ha impuesto, por ejemplo, la necesidad de que Bush se abstuviera por completo de aparecer junto al candidato de su partido, John McCain o ha obligado casi al silencio total al vicepresidente Cheney, uno de los arquitectos en la sombra de la política de seguridad y sombrío agente político de gabinete.

Tras el solar político, económico y moral que deja Bush hay, en cambio, algo que contrapesa los inolvidables ocho años: el público ha optado por quien parece ser exactamente lo contrario, ha abonado el terreno para un cambio de visión, lo que habría sido imposible si la aventura insensata de los neocon hubiera terminado medio bien.

Sorpresas que da la vida: el desastre y el burdo ultraismo de Bush, adobado con su hostilidad a combatir a fondo el cambio climático o a adherirse al Tribunal Penal Internacional, han hecho posible a Obama, producto directo de los excesos de una administración arrogante cuyos viejos mentores están casi en desbandada en los días de lo que algunos observadores benévolos llaman el último Bush, el que no ha podido impedir ni siquiera atenuar la victoria del senador por Illinois.

*Enrique Vázquez es periodista y analista político.

El plan de rescate de Bush podría acabar con la pobreza mundial diez veces

POLÍTICA

Según el director de la Fundación «la Caixa»

ELPLURAL.COM/EFE

El director general de la Fundación «la Caixa», Jaime Lanaspa, dijo hoy que el fondo que el gobierno de EEUU quiere destinar a reflotar el sistema financiero, unos 700.000 millones de euros, es diez veces más de lo que se calcula que es necesario para erradicar la pobreza. Lanaspa consideró que es mucho más rentable, en términos humanos, destinar esos fondos a combatir el hambre en el mundo, que a rescatar operaciones de entidades que no han sido «suficientemente responsables, transparentes y probablemente legítimas en su trabajo».

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El responsable de la Fundación presentó en la Casa de África a empresarios canarios el proyecto que desarrolla la Alianza Global para las Vacunas y la Inmunización (GAVI), que ha evitado desde el año 2000 la muerte de 2,9 millones de niños, según datos de la OMS.

Problemas baratos de abordar
La directora de Área Social de «la Caixa», la infanta Cristina, consideró que estas cifras son reconfortantes y calificó «encomiable» la labor que desarrolla la Alianza, pero dijo que queda mucho camino por recorrer, pues más de 9 millones de niños fallecen al año en los países más desfavorecidos del planeta antes de cumplir los cinco años. La causa de la mayoría de estas muertes obedece a una enfermedad o combinación de ellas que se podrían prevenir con tratamientos no demasiado costosos, afirmó la infanta, quien dijo que las vacunas son el medio más eficaz contra la mayoría de las patologías que afectan a la población infantil de los países pobres.

Patologías «olvidadas»
El facultativo Manuel Corachán abundó que entre los médicos, que en poco se ponen de acuerdo, existe el consenso de que la mejor arma para combatir la mortalidad infantil en los países pobres en términos de «coste beneficio» es la vacunación, por proteger a los menores de las infecciones bacterianas, parasitarias y virales, a las que están expuestos. Corachán reclamó mayor esfuerzo económico para que se avance en la investigación y se puedan conseguir vacunas eficaces contra las enfermedades como el sida, la malaria y la tuberculosis, que matan al año a más de cinco millones de personas, así como contra las numerosas patologías «olvidadas» que también causan la muerte de muchas personas. 

Más de cuatro millones en 2009
La fundación destinará  4 millones en 2008 a su proyecto de vacunación y Lanaspa anunció que para el próximo año la dotación a este proyecto será igual o mayor. Reclamó asimismo el apoyo de los empresarios canarios al proyecto por la responsabilidad social que tienen las empresas, que es «una exigencia creciente para su legitimidad». GAVI cuenta con el respaldo de gobiernos de países desarrollados, entre ellos España, como en vías de desarrollo, así como de la OMS, Unicef, el Banco Mundial, industrias fabricantes de vacunas, ONGs, y la Fundación Bill y Milanda Gates, informó Corachán.

Joaquin Estefanía: «Socialismo para ricos»

 

La impaciencia por saber si sería aprobado y conocer la letra pequeña del plan de rescate financiero de la Administración Bush, ha impedido detenerse con la atención debida en la quiebra de la principal caja de ahorros de EE UU, Washington Mutual (WaMu). Esa quiebra -la mayor de una entidad financiera en la historia americana- supone otro salto cualitativo en la naturaleza de la crisis. ¿Por qué? Porque esta vez ya no se trata de una institución mayorista, como por ejemplo Lehman Brothers, sino que su caída tiene consecuencias sobre los ahorros de decenas, o acaso, centenares de miles de ciudadanos: Main Street, no Wall Street.

 

Estados Unidos

A FONDO

Capital:
Washington.
Gobierno:
República Federal.
Población:
290.000.000 (2004)

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Enlace Ver cobertura completa

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La noticia en otros webs

WaMu no es un caso más de bancos que desconfían de bancos en el interbancario, sino de ciudadanos afectados en su confianza hacia el funcionamiento del sistema financiero minorista (como el británico Northerm Rock, que hubo de ser nacionalizado). Desde el principio de la semana pasada, casi 18.000 millones de dólares fueron retirados de las oficinas de WaMu, generando una espiral de pánico. La intervención de la Administración Bush facilitando la compra de WaMu por JP Morgan Chase -evitando cualquier tipo de subasta a la que hubieran podido acceder otros bancos, porque no había tiempo para la misma- ha logrado detener por el momento ese pánico de las ventanillas.

Que la crisis financiera ha traspasado directamente, por primera vez de modo tan nítido, el ámbito de la aristocracia bancaria y ha llegado al conjunto de los ciudadanos, lo demuestran las primeras reacciones en la calle contra el plan de rescate de Bush. En las manifestaciones a las puertas de la Bolsa de Nueva York se ha calificado a esta solución de ayuda al sector financiero como «socialismo para los ricos, liberalismo para los demás», tan familiar a los neoliberales, como enseña la historia, en todas las mutaciones de idéntica índole. Los ciudadanos se encuentran inmersos en el clásico dilema del prisionero de la teoría de juegos (William Poundstone, editorial Alianza, 1992), un modelo de conflictos muy frecuente en la sociedad: cada jugador, de modo independiente, trata de aumentar al máximo su ventaja sin importarle el resultado del otro jugador, y sin embargo ambos jugadores obtendrían un resultado mejor si colaborasen; desafortunadamente para los prisioneros, cada jugador está incentivado por sus propios intereses (en este caso económicos) para defraudar al otro, incluso tras prometerle colaborar. Los ciudadanos se han encontrado en el dilema de apoyar la intervención o la barbarie. Por hacer unas comparaciones cercanas: si el rescate se elevase finalmente hasta un monto total de 700.000 millones de dólares, equivaldrá a vez y medio el coste de la guerra de Irak (sin tener en cuenta los gastos colaterales de la última, estudiados por Stiglitz); la ayuda a África, comprometida en la ONU pero no desembolsada por las potencias donantes, será tan sólo una décima parte del monto de esas ayudas al mundo de las finanzas.

Sorprende por ello el endoso de oficio de las mismas que hizo el presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero, en Nueva York, alegando que se trata de una «circunstancia excepcional» y que su objetivo es «romper la dinámica de restricción de crédito». Entonces, ¿por qué se ha negado a instrumentar aquí algo similar? Ya sabemos que las particularidades son otras, pero la restricción de crédito a las empresas es real. No hay que más que hablar con los titulares de las últimas, que consideran que el estrangulamiento del crédito es la dificultad central de nuestra coyuntura.

Pendientes de conocer las tripas de los Presupuestos Generales del Estado -de los que se han avanzado las líneas maestras- se pueden reproducir los versos que en 1959 escribió Jaime Gil de Biedma a su amigo Juan Marsé (Noche triste de octubre), que parecen elaborados para hoy mismo: «Definitivamente / parece confirmarse que este invierno / que viene, será duro. / Adelantaron / las lluvias, y el Gobierno / reunido en consejo de ministros, / no se sabe si estudia a estas horas / el subsidio de paro / o el derecho al despido, / o si sencillamente, aislado en un océano, / se limita esperar que la tormenta pase / y llegue el día, el día en que, por fin/ las cosas dejen de venir mal dadas» (por la transcripción, Rodolfo Serrano, periodista y poeta).

POLÍTICA: ¿Por qué Bush y los directivos del Lehman Brothers no hicieron caso de las pócimas anticrisis del doctor Rajoy?

POLÍTICA

 

Receta marianista: que los inmigrantes no cobren el desempleo

Es una verdadera lástima, doctor Rajoy, que las recetas del Partido Popular contra la crisis económica no sólo no las hayan leído José Luis Rodríguez Zapatero, Pedro Solbes y Miguel Sebastián, sino que tampoco lo hayan hecho ni George W. Bush, presidente de los Estados Unidos de América del Norte, ni los principales directivos del difunto Lehman Brothers, ya sabe el cuarto banco de inversión de Wall Street, un banco legendario que nació en 1850 y que había resistido la crisis del ferrocarril, la guerra civil americana, la histórica y estremecedora caída de las bolsas en 1929, las convulsiones petrolíferas de los años setenta, la recesión de los noventa y el sunsum corda. No hicieron caso los directivos de ese banco de las medidas propuestas por el doctor Rajoy para acabar con la crisis, y en el pecado han pagado la penitencia. Lehman Brothers falleció súbitamente

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Tras el batacazo de tan sólida empresa financiera han empezado a temblar compañías y bancos como Washington Mutual, Wachovia y AIG, que por cierto es la mayor aseguradora del mundo, arrastradas tales empresas por el vendaval Brothers. Las bolsas han bajado en casi todos los países y el fantasma del llanto y el crujir de dientes se pasea por todo el orbe cristiano occidental conocido. Es ciertamente una desgracia, doctor Rajoy, que Alan Greenspan, el ex presidente de la Reserva Federal -al que se le ha soltado la lengua estos días- parece que tampoco haya ojeado siquiera la especie de manual marianista para curar con éxito las enojosas dolencias que sufre el mundo del dinero.

Fuerzas corrosivas
El citado Greenspan ha declarado que “habrá fuerzas corrosivas hasta que el mercado inmobiliario no se estabilice”. Por su parte los directivos del cuarto banco comercial de EE.UU, el Wachovia, reconocen que se encuentran entre los más castigados por la caída del mercado inmobiliario que viene produciéndose en Norteamérica desde hace dos años. Fíjese, doctor Rajoy. Llevaban dos años de deterioro creciente de la burbuja inmobiliaria en EE.UU y el Gobierno de Bush no había previsto la gravísima enfermedad del ladrillo.

Ataque de ceguera
Es como si Bush y Zapatero hubieran sido afectados los dos por un ataque de ceguera que les impedía contemplar el crecimiento sin límites del mercado inmobiliario. Si en lugar de ser amigo de José María Aznar, Bush hubiera sido amigo suyo –amigo, amigo como Aznar, no únicamente correligionario-, seguro que no se habría equivocado y que alertado por la terapia de usted, del doctor Rajoy, habría cercenado el disparate maligno de la construcción enloquecida. Usted además es experto en booms inmobiliarios. Estaba en el Gobierno Aznar –en uno de los diversos cargos que tuvo entonces- cuando fue liberalizada la construcción de todo tipo de viviendas en casi todas partes. ¡Viva la libertad del mercado del urbanismo!

Galeno excepcional
El doctor Rajoy sabe mucho. Es un galeno excepcional. Tiene un gran ojo clínico. Conviene en esta etapa de febril crisis que el virus de la inmigración sea adecuadamente aislado y que la población indígena sea advertida sin tapujos de los riesgos que comportan los inmigrantes. “Hay 180.000 extranjeros cobrando el seguro del desempleo y ya volvemos a tiempos pasados; hay 20.000 andaluces que piden trabajo en la vendimia francés”, ha diagnosticado. La medicina: que no cobren el seguro de desempleo y que estos mangantes se vayan a sus países de origen. Y si han cotizado en la Seguridad Social, pues mire, mala suerte, la próxima vez que no lo hagan, que no coticen y no tendrán este problema.

¡Ánimo y suerte!
Bueno, doctor Rajoy, trate por todos los medios de que sus pócimas curativas sean aplicadas -y pronto- en Estados Unidos, Francia, Italia, Gran Bretaña y, entre otras naciones, Alemania, Bélgica y los países nórdicos. Hágalo por el bien de la humanidad y por el bien de España. En el momento en que todos los Estados atacados por la crisis internacional se recuperen gracias a sus maravillosas recetas, a Zapatero se le habrá acabado la coartada de que la crisis es internacional y tendrá que dimitir sin excusa alguna. Le falta poco para llegar a la Moncloa, doctor Rajoy. ¡Ánimo y suerte!

Enric Sopena es director de El Plural

Berlusconi veta la película de Oliver Stone sobre Bush

POLÍTICA

El Festival de Roma no estrenará W porque a Il cavaliere «no le gustaría»

MARCOS PARADINAS

Oliver Stone no podrá exponer su película sobre George W. Bush en el festival de cine de Roma. Y no lo hará porque a Berlusconi, declarado amigo del presidente norteamericano, no le gusta, dado que refleja como Bush pasó de ser un joven alcohólico a presidente del país más poderoso del mundo. La que sí estará es Il sangue dei vinti, la película de Michele Soavi que relata “los delitos cometidos por los partisanos tras el fin del fascismo y la ocupación nazi”.

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Según publicaba ayer el diario La Repubblica, el film de Stone, titulado W no abrirá el certamen cinematográfico que tendrá lugar en Roma entre el 22 y el 31 de octubre. El encargado de justificar la ausencia, y desvelar el veto de Berlusconi ha sido Cristelle Dupont, miembro de la agencia británica Dda, que se ocupa de la promoción de la película.

“No le hubiese gustado”
“Estábamos realizando los trámites con el certamen, pero la cosa se ha puesto un poco extraña”, explicaba al diario Dupont. “Los organizadores nos dijeron que el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, es un gran partidario del presidente Bush, y que por lo tanto, no le hubiera gustado que una película como esa apareciese en el festival”. La película se exhibirá finalmente en Londres el 23 de este mes, pero en Roma deben haber cambiado de opinión. “Nos han pedido de nuevo la película, pero ya es demasiado tarde”, añade Dupont.

Negativa de la organización
Por su parte, Gianluigi Rondi, presidente de la fundación que organiza el festival y colocado a dedo por el alcalde posfascista Gianni Alemanno, niega la versión de Dupont: “La productora ha contestado amablemente que no podía aceptar nuestra invitación, sin dar ninguna explicación. Como se ha podido comprobar, ‘W’ ha preferido participar en el Festival de Londres”.

Il sangue dei vinti
La polémica viene aumentada por la decisión del Festival de incluir la película Il sangue dei vinti, del director Michele Soavi y basada en un libro de Giampaolo Pansa. La película cuenta los crímenes perpetrados por los partisanos al finalizar el fascismo. El encargado de echar más leña al fuego ha sido el concejal de Cultura de Roma, Umberto Croppi, que ha justificado la elección alegando que “se debe tener bien claro cuál es la mayoría política que gobierna en Roma”. Esto es, el partido posfascista Alleanza Nazionale.

Enfado provincial
Estas declaraciones han obtenido la respuesta inmediata del consejero de Cultura de la región de Lazio, así como de los presidentes regionales y provinciales, Piero Marazzo y Nicola Zingaretti, que han elaborado una nota conjunta de respuesta. Según los dirigentes, aludir a “una sumisión política del Festival” es gravísimo y la cultura no debe “responder nunca a una mayoría política”. La nota concluye que, en ausencia de una rectificación, la región y la provincia abandonarán su colaboración con el festival.

Estados Unidos y la crisis económica: ¿Relación causa-efecto?

POLÍTICA

 

 

 

El Nobel de Economía, Stiglitz, encuentra en las políticas de Bush el origen

¿Son los neocon americanos los causantes de la crisis económica mundial?

VENTURA HABA

Don Mariano, farruco y campanudo, se dirige a Rodríguez Zapatero para que “explique el origen de la crisis”. Reclama muy legítimamente razones y argumentos sobre cómo salir del bache, pero sorprende esta insistencia en conocer del origen del frenazo económico cuyos síntomas son cada vez más preocupantes.

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El origen parece claro. Tiene mucho que ver, si no todo, con la nefasta política practicada en los últimos años por EE.UU bajo la dirección de George W. Bush, el tipo en cuyo rancho tejano Aznar ponía los pies sobre la mesas, antes de que nuestro mostachudo nos situase en el mapa de la historia retratándose en la foto de las Azores.

De aquellos polvos…
Pues aquellos polvos trajeron estos lodos. Lo ha descrito con todo lujo de detalles el Nobel de Economía Joseph E. Stiglitz en “The three trillion dólar war”. En este libro Stiglitz, en colaboración con Linda Bilmes, de la Universidad de Harvard, explican cómo una combinación de irresponsabilidad, fanatismo, ignorancia e insultante ausencia de estrategia, llevaron a Bush a embarcarse en la guerra de Irak. Un conflicto que, además de inmoral, ilegal e ilegítimo, ha destartalado las finanzas norteamericanas y tiene una más que directa relación con los acontecimientos que han llevado al mundo desarrollado a la recesión económica.

La factura neocon
Los costes de la guerra, la demanda de recursos para financiarla, el petróleo que lejos de bajar su precio se ha disparado, la inestabilidad planetaria provocada por una campaña antiterrorista errónea y desenfocada y la dejadez, junto a la incompetencia de los reguladores, para fiscalizar el sistema bancario norteamericano entregado a la enloquecida carrera de las sub prime, están en el origen de la crisis por el que pide explicaciones Rajoy. ¿A qué espera ZP para refrescarle la memoria a D. Mariano? Los fanáticos neocons nos han llevado al borde del precipicio.

“El caos económico actual, en parte relacionado con la invasión de Irak”, sostiene Stiglitz, Nobel de Economía 2001

POLÍTICA

 

La borrachera de Wall Street y la guerra de Bush…y de Aznar

La crisis económica es consecuencia de una borrachera de Wall Street, según dijera el otro día en tono jocoso el presidente de EEUU, Geoge W. Bush. “Ahora, Wall Street –puntualizó- está de resaca”. Parece la reflexión de Bush una broma de mal gusto, pero en cambio probablemente estemos ante una de las pocas veces que el actual inquilino de la Casa Blanca no ha dicho una sandez, aunque se ignora si la dijo deliberadamente o no. ¿Cabe calificar su observación de lúcida, sin que ello sirva de precedente?

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Esa borrachera simboliza con cierta exactitud los excesos del vigente sistema económico, basado en el denominado libre mercado, al que los gurús de turno han consagrado situándolo por encima del bien y del mal. O sea, como si el mercado, sinónimo del capitalismo, fuera la Divina Providencia que –para el catolicismo fundamentalista- regula las vidas de los humanos. Pero en el caso de Bush no debe olvidarse que hace cinco años, y con el apoyo entusiasta de Tony Blair y de José María Aznar, puso en marcha una maquinaria bélica para invadir militarmente Irak. Joseph E. Stiglitz, Premio Nobel de Economía el año 2001, y la profesora de la Universidad de Harvard Linda Bilmes han valorado los gastos de esa terrible aventura del imperialismo norteamericano.

Libro escandaloso
Hace poco, Stiglitz y Bilmes publicaron un libro escandaloso, no por sus errores, sino precisamente por sus aciertos. El libro se titula La guerra de los tres billones de dólares. Aquellos polvos trajeron estos lodos. En sus páginas los autores son rotundos: “Calculamos por lo bajo –afirman- el costo económico de la guerra para los Estados Unidos en tres billones de dólares y para el mundo otros tres billones de dólares…muy superiores a los calculados aproximadamente por el Gobierno de Bush antes de la guerra. El equipo de Bush no sólo engañó al mundo sobre los posibles costos de la guerra, sino que, además, ha intentado enturbiar los costos, mientras ésta seguía”.

Seguridad Social
Estamos en plena crisis económica a escala internacional, originada en EEUU y con Bush todavía de presidente. Repasemos otros datos significativos que aportan Stigiltz y Bilmes: “Por una sexta parte del costo de la guerra los Estados Unidos podrían dotarse de una base económica sólida para su sistema de seguridad social durante más de medio siglo, sin reducir las prestaciones ni aumentar las contribuciones”.

Rebaja de impuestos a los ricos
“Además –añaden-, el Gobierno de Bush redujo los impuestos a los ricos al tiempo que se lanzaba a la guerra, pese a tener un déficit presupuestario. A consecuencia de ello, ha tenido que recurrir a un exceso de gasto público –gran parte de él financiado desde el extranjero- para sufragar la guerra. Se trata de la primera guerra de la historia americana que no ha exigido ningún sacrificio a los ciudadanos mediante un aumento de los impuestos: al contrario se va a legar todo el costo a las generaciones futuras”.

El petróleo

¿Ha comenzado, desde hace más o menos un año, el legado de la guerra de Bush –en sus aspectos sobre todo económicos- a pasarnos factura? “El caos económico del presente –se puede leer en el libro mencionado- está relacionado en buena medida con la guerra de Irak”. Aunque nos prometieran entonces petróleo a precio muy accesible, si el régimen de Sadam Hussein caía derrotado, como así fue, lo cierto es que aquella maldita guerra es la causante de que el petróleo haya disparado actualmente sus precios a niveles estruendosos.

Los dedos de una mano
Regresemos a España. No sólo Aznar apoyó la guerra de Bush. A su lado, y salvo muy raras excepciones –que se podrían contar con los dedos de una mano-, estuvieron los ministros del Gobierno popular, los altos cargos del partido y cargos públicos en general. Algunos, como Rodrigo Rato, manifestaron su desacuerdo con la guerra, pero con la boca tan pequeña que nadie se enteró en los momentos decisivos de hace cinco años. Ruiz Gallardón, alcalde de Madrid y centrista reconocido, cerró filas con Aznar.

Lamentable
Los que hoy son oficialmente centristas, con Mariano Rajoy al frente, no se opusieron jamás a una guerra tan inmoral y tan injusta. Y los otros, por supuesto, aplaudían con fervor en los debates del Congreso de los Diputados y en los escasos programas de debate televisivo que había. Rajoy anda indignado ahora con Zapatero por la crisis. De nuevo se equivoca. Confunde a Zapatero con Bush y -al respecto de la crisis- ni se atreve a mentar a Aznar. Lamentable.

Enric Sopena es director de El Plural

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Esa borrachera simboliza con cierta exactitud los excesos del vigente sistema económico, basado en el denominado libre mercado, al que los gurús de turno han consagrado situándolo por encima del bien y del mal. O sea, como si el mercado, sinónimo del capitalismo, fuera la Divina Providencia que –para el catolicismo fundamentalista- regula las vidas de los humanos. Pero en el caso de Bush no debe olvidarse que hace cinco años, y con el apoyo entusiasta de Tony Blair y de José María Aznar, puso en marcha una maquinaria bélica para invadir militarmente Irak. Joseph E. Stiglitz, Premio Nobel de Economía el año 2001, y la profesora de la Universidad de Harvard Linda Bilmes han valorado los gastos de esa terrible aventura del imperialismo norteamericano.

Libro escandaloso
Hace poco, Stiglitz y Bilmes publicaron un libro escandaloso, no por sus errores, sino precisamente por sus aciertos. El libro se titula La guerra de los tres billones de dólares. Aquellos polvos trajeron estos lodos. En sus páginas los autores son rotundos: “Calculamos por lo bajo –afirman- el costo económico de la guerra para los Estados Unidos en tres billones de dólares y para el mundo otros tres billones de dólares…muy superiores a los calculados aproximadamente por el Gobierno de Bush antes de la guerra. El equipo de Bush no sólo engañó al mundo sobre los posibles costos de la guerra, sino que, además, ha intentado enturbiar los costos, mientras ésta seguía”.

Seguridad Social
Estamos en plena crisis económica a escala internacional, originada en EEUU y con Bush todavía de presidente. Repasemos otros datos significativos que aportan Stigiltz y Bilmes: “Por una sexta parte del costo de la guerra los Estados Unidos podrían dotarse de una base económica sólida para su sistema de seguridad social durante más de medio siglo, sin reducir las prestaciones ni aumentar las contribuciones”.

Rebaja de impuestos a los ricos
“Además –añaden-, el Gobierno de Bush redujo los impuestos a los ricos al tiempo que se lanzaba a la guerra, pese a tener un déficit presupuestario. A consecuencia de ello, ha tenido que recurrir a un exceso de gasto público –gran parte de él financiado desde el extranjero- para sufragar la guerra. Se trata de la primera guerra de la historia americana que no ha exigido ningún sacrificio a los ciudadanos mediante un aumento de los impuestos: al contrario se va a legar todo el costo a las generaciones futuras”.

El petróleo

¿Ha comenzado, desde hace más o menos un año, el legado de la guerra de Bush –en sus aspectos sobre todo económicos- a pasarnos factura? “El caos económico del presente –se puede leer en el libro mencionado- está relacionado en buena medida con la guerra de Irak”. Aunque nos prometieran entonces petróleo a precio muy accesible, si el régimen de Sadam Hussein caía derrotado, como así fue, lo cierto es que aquella maldita guerra es la causante de que el petróleo haya disparado actualmente sus precios a niveles estruendosos.

Los dedos de una mano
Regresemos a España. No sólo Aznar apoyó la guerra de Bush. A su lado, y salvo muy raras excepciones –que se podrían contar con los dedos de una mano-, estuvieron los ministros del Gobierno popular, los altos cargos del partido y cargos públicos en general. Algunos, como Rodrigo Rato, manifestaron su desacuerdo con la guerra, pero con la boca tan pequeña que nadie se enteró en los momentos decisivos de hace cinco años. Ruiz Gallardón, alcalde de Madrid y centrista reconocido, cerró filas con Aznar.

Lamentable
Los que hoy son oficialmente centristas, con Mariano Rajoy al frente, no se opusieron jamás a una guerra tan inmoral y tan injusta. Y los otros, por supuesto, aplaudían con fervor en los debates del Congreso de los Diputados y en los escasos programas de debate televisivo que había. Rajoy anda indignado ahora con Zapatero por la crisis. De nuevo se equivoca. Confunde a Zapatero con Bush y -al respecto de la crisis- ni se atreve a mentar a Aznar. Lamentable.

Enric Sopena es director de El Plural