POLÍTICA
Antes de Irak, Aznar suplicó al amigo americano: “Ayudadnos con nuestra opinión pública”
El Trío de las Azores lanzaba sin rubor embustes para justificar la guerra de Irak. Por aquellas fechas de marzo de 2003, George W. Bush, Tony Blair, José María Aznar y sus trompetistas neocon repetían constantemente el guión de las supuestas razones destinadas a atemorizar a los ciudadanos y convencerles -mediante el pavor- de que la invasión militar de Irak iba a ser una especie de curalotodo. Mezclaban el miedo del presente con la promesa de un futuro radiante.
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Intentaban amedrentar a las buenas gentes advirtiéndoles del cuento chino de las armas de destrucción masiva que estaban convencidos que poseía el maléfico Hussein y también de las estrechísimas relaciones entre el dictador irakí y el terrorífico Ben Laden (otra farsa monumental). Añadían además otras consideraciones -en este caso, positivas- respecto a un horizonte de mejora sustancial para el sangriento e inacabable conflicto entre Israel y los palestinos.
Rostro amable
¿De qué modo surgió esta evocación a la posible paz en Oriente Medio? Hay pruebas documentales que confirman hasta qué punto los Nuevos Señores de la Guerra manipularon el asunto con el fin de mostrar a la ciudadanía su rostro humano o -si se prefiere- amable. Incluyeron en el referido guión aspectos humanitarios, vagamente humanitarios, como el de una posible paz entre israelíes y palestinos o qué buenas son las sociedades libres.
“Un nuevo esquema de paz”
En las actas de las conservaciones que mantuvieron Aznar y Bush en el rancho de éste, en Craword (Tejas), dos semanas antes de que comenzara la barbarie armada, aparecen textos como los siguientes: Aznar: “Necesitamos que nos ayudéis con nuestra opinión pública”. Bush: “Haremos todo lo que podamos. El miércoles voy a hablar sobre la situación en Oriente Medio, proponiendo un nuevo esquema de paz que conoces y sobre las armas de destrucción masiva, de los beneficios de una sociedad libre, y situaré la historia de Irak en un contexto más amplio. Quizá os sirva”.
Palabras huecas
Transcurridos cinco años largos desde el inicio de la guerra de Irak, la opresión de los palestinos por parte del opresor Estado de Israel no sólo no ha retrocedido o mejorado, sino que ha empeorado todavía más y más. Aquello fueron palabras huecas que se las llevó el viento. El Trío de las Azores utilizó como cebo –para pescar incautos o cínicos que se sumaran al cortejo de la guerra- a la situación de violencia sin freno que viene caracterizando la relación de Israel con los palestinos.
Y menos ahora
Ni Bush ha hecho nada a favor de la paz en la zona ni tampoco lo ha hecho Blair, ya retirado, ni tampoco lo hizo Aznar mientras fue presidente del Gobierno y menos ahora. Aznar y, en general, el PP se alinean con Israel. El 23 de enero de 2007, Aznar publicó en diversos diarios italianos –como Il Messagero o Il Gazzettino– un artículo titulado Perchè sto dalla parte di Israelí, según informaba Francisco Calderón en la Red Solidaria contra la Ocupación.
¿Democracia en Israel?
En junio de 2008, en el blog del ministro Moratinos el director José Antonio Saavedra –alto cargo de la Junta de Andalucía- envió un comentario muy lúcido sobre la cuestión concernida. Podía leerse lo siguiente: “(…) Oigo a menudo a gente (como el Sr. Aznar) sobre la importancia de defender una democracia como Israel. ¿Puede considerarse democrático un país que mantiene retenidos a presos que han cumplido su condena, o asesina a sus enemigos, o extiende asentamientos para colonizar países limítrofes, o arrollan con bulldozers a los pacifistas, o dejan morir en ambulancias a los enfermos en puestos de control, o apuntan con fusiles a niños que van al colegio, o matan a niños que tiran piedras (…) o lanzan decenas de miles de bombas racimo sobre Líbano (…)”?
Desvergüenza
En estos días de consternación y de indignación por cuanto está aconteciendo en Gaza, como si los palestinos fueran peor que perros rabiosos y los israelíes, los salvadores de la democracia, conviene recordar esas otras mentiras del Trío de las Azores. Porque el infierno de Oriente Medio no es ciertamente una cuestión subjetiva de buenos y malos, sino de opresores y de oprimidos, que es peor y se puede objetivar. Y porque los tres máximos responsables políticos de la masacre irakí tuvieron la desvergüenza de mercadear con la sangre derramada en Oriente Medio para legitimar la sangre que se derramó y se sigue derramando en Irak.
Enric Sopena es director de El Plural