El tristemente célebre Fabra le ha ofrecido a Rajoy todos los compromisarios de Castellón.

POLÍTICA

El tristemente célebre Fabra le ha ofrecido a Rajoy todos los compromisarios de Castellón

¡Qué vergüenza, don Mariano!

El viernes pasado hubo dos fotos muy significativas. La primera, la de Carlos Fabra, presidente de la Diputación de Castellón, arropando con otros altos cargos municipales -en el interior de Génova 13- a Mariano Rajoy. Mientras, en la calle, hooligans de FJL –don Federico para sus oyentes- se manifestaban contra su propio partido. Y la segunda foto, la de Esperanza Aguirre –por cierto, desencajada su faz-, acompañada del yerno de Fabra, el actual consejero de Sanidad del Gobierno autonómico de Madrid, Juan José Güemes.

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La foto de Güemes se produjo cuando visitaba con Aguirre el hospital Ramón y Cajal. Ambos -sobre todo la presidenta madrileña- fueron increpados y abroncados por sindicalistas de UGT y CCOO, como consecuencia del huracán privatizador –de efectos devastadores en orden al Estado del Bienestar- que viene impulsando el Gobierno presidido por Aguirre. “Especuladora”, “no a la privatización” y “mentirosa” fueron algunas de las acertadas lindezas que tuvo que escuchar la liberal lideresa.

Un valioso presente
Fabra fue a Madrid a rendir pleitesía y visualizar su apoyo al maltrecho presidente del Partido Popular. Y es que Fabra respalda a Rajoy. El tipo con más presunción de escándalos económicos que hay en la primera división de la política española –el tristemente célebre cacique de Castellón-, le llevó a Rajoy un valioso presente: los avales de todos los compromisarios de la provincia castellonense. Y hasta se permitió aconsejar a su teórico señorito que sería oportuno que en el Congreso de Valencia se facilitara la presentación de otras candidaturas. Tener coartadas acostumbra a ser conveniente.

Dos cartas a la vez
También lo es jugar con dos cartas a la vez, como hace Fabra a través de su yerno. Güemes pertenece a la “generación de Agag”, según los periodistas Carlos Ribagorda y Nacho Cardero en el libro Los PPijos publicado en marzo de 2004. Ahí describen las andanzas de los jóvenes amigos de Agag, agrupados en el entonces llamado clan de Becerril o La Polvera. De Güemes puede leerse: “Andrea Fabra es la hija mayor de Carlos Fabra, amigo íntimo de José María Aznar (…), y está casada con otro joven cachorro popular, Juan José Güemes. Todo queda en casa”.

Hace cuatro años, Güemes -apadrinado por Rato- ya era consejero del Gobierno Aguirre. Su mujer, Andrea Fabra, ha sido senadora y en los comicios del 9-M fue designada por su padre número 2 de la lista por Castellón. Ciertamente, todo queda en casa los blindajes son los blindajes.

Jueces que huyen
El 28 de febrero de este año, El País informó que “la Unión de Consumidores de España (UCE), que representa a la acusación popular en el caso Fabra ha presentado una queja ante el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) para que evite sucesivos cambios de jueces en el juzgado de 1ª Instancia de Nules, donde se instruyen las diligencias de investigación del presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra (…)”. Hasta siete jueces han huido, han salido en los últimos años por piernas, del juzgado de Nules (Castellón). ¿Por qué? En julio de 2005, la UCE ya formuló otra protesta al CGPJ. En vano.

Los intereses creados
Las dos fotos -de Fabra con Rajoy y de Güemes con Aguirre- proyectan una nítida imagen de la realidad más profunda de la derecha, más allá de la crisis que sacude al PP desde hace dos meses y medio ya. Aunque emerjan en la batalla dos planteamientos no coincidentes de cómo debe ser la derecha española, lo cierto es que importan más –pesan mucho más- los intereses creados, sea escrito esto con la venia de Jacinto Benavente, que las formulaciones ideológicas.

Tenebrosos asuntos
Por lo demás, la absoluta pasividad de la cúpula del PP –tanto la de Aznar como la de Rajoy- ante los tenebrosos asuntos que se acumulan en relación a Fabra no hace más que certificar su indiferencia frente a la corrupción, salvo cuando afectaba a los socialistas, claro. El caso Fabra no es único en las filas conservadoras, como es bien sabido. Y el CGPJ continúa en manos del PP un año y medio después del tiempo reglado.

Bandera y cartera
Enarbolan con fervor la bandera. Pero garantizan antes que nada su cartera. ¿Cómo llegó Aguirre a la presidencia del Gobierno de Madrid del que forma parte Güemes? ¿Por qué Fabra sigue siendo presidente de la Diputación de Castellón y continúa en su papel de cacique de esa provincia? ¡Qué vergüenza, don Mariano!

Enric Sopena es director de El Plural.

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